Uva, uva, uva... hacete un vino para mí
A través de esta entrevista a la doctora Alba Marta Ortiz recorremos los temas nodales de su investigación inscripta en el programa Nutrición responsable y educación para el consumo financiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado.
A través de las historias clínicas, la investigadora está obteniendo datos estadísticos para poder sistematizar los efectos concretos del alcoholismo como enfermedad. Foto web.
¿Es verdad que el vino hace bien al corazón? ¿Se puede remplazar el vaso de vino diario por seis juntos el fin de semana o por una bebida más fuerte? ¿Está más “legitimado” beber que fumar socialmente? Son algunas de las preguntas que irá desentrañando la investigadora a lo largo de esta nota.
¿Qué proyectos integran el Programa de Investigación?
El programa de investigación está conformado por proyectos pertenecientes a tres facultades de la UNCuyo: Medicina, Ciencias Aplicadas a la Industria y Ciencias Agrarias.
La Facultad de Medicina tiene dos proyectos: uno está relacionado con productos regionales, sobre todo de una hierba que se llama matico y cómo ésta influye en una serie de reacciones en el sistema inmunológico. Este grupo tiene muchas publicaciones porque se descubrió que esta sustancia contenida en el matico tienen una serie de efectos importantes sobre el organismo. Además, tiene que ver con recuperar un conocimiento muy antiguo, cuando la gente se hacía té con esta hierba.
Este equipo -junto con el de la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria- le está dando mucha importancia al análisis de productos regionales.
El tomate procesado, por ejemplo, tiene una sustancia que es muy buena para prevenir el cáncer de próstata, el licopeno.
También trabajan con vino. Ellos están en este momento tratando de obtener los productos beneficiosos del vino; para ser usados como antioxidantes para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Acá en la Facultad de Medicina, si bien también tomamos el tema del vino, lo enfocamos desde dos aspectos: por un lado, los efectos beneficiosos que tiene para algunas enfermedades cardiovasculares por los antioxidantes que contiene. Por el otro, la problemática del alcohol que no solo se da por el vino, sino por las otras bebidas alcohólicas (la cerveza, el fernet, entre otras).
Es decir ¿también abordan la problemática del consumo del alcohol?
Sí, claro. A nosotros la Universidad nos becó para ir a una reunión en Francia coordinada por una organización internacional de la vid y el vino; y allí había una formación muy buena en cómo educar a los jóvenes en el consumo de alcohol.
Eso nos motivó a pensar cómo nosotros en la Universidad tenemos que hacer un rastreo de cuál es el conocimiento que los jóvenes tienen de su nutrición en general y, especialmente, cuánto y qué tipos de bebidas consumen.
En este sentido, se ha trabajado en dos líneas: una es encuestar a estudiantes en una serie de aspectos relacionados con la alimentación y consumo de alcohol. La otra, es estudiar el fenómeno de alcoholismo que ya existe.
Esta última línea se está realizando en el Hospital El Sauce, a través de las historias clínicas de pacientes con diagnóstico de alcoholismo.
Por medio del análisis de estos documentos se están estudiando todas las situaciones que los llevaron a dicha enfermedad: la edad, las causas que motivaron la enfermedad, el tipo de bebida que consumían, el tratamiento que reciben durante la internación, la adherencia que tienen esos pacientes al mismo, las recaídas.
Así, a través de las historias clínicas, estamos obteniendo datos estadísticos para poder sistematizar los efectos concretos del alcoholismo como enfermedad.
¿Puede ser que sea más aceptado socialmente el consumo de alcohol que de tabaco?
Sí, con el tabaco quizás se ha tomado más conciencia. Hay como un rechazo más generalizado a los fumadores, que se tienen que ir afuera, pero el alcohol es quizás más aceptado socialmente y no hay conciencia de los daños que hace.
Es importante que se difunda que el alcoholismo es un problema de salud bastante grave –además- por las consecuencias que tiene en la sociedad.
También hay una serie de enfermedades que están vinculadas con el consumo de alcohol y/o su potencia. Por ejemplo, su consumo puede predisponer al cáncer o a la diabetes.
Respecto a los efectos beneficiosos del vino en el organismo ¿Cuánta sería la cantidad recomendada diariamente? ¿Se puede reemplazar este consumo diario por una cantidad mayor los fines de semana?
Está estudiado que el consumo de medio a un vaso de vino por día junto con las comidas, puede ser beneficioso por los contenidos antioxidantes que son lo polifenoles que contiene el vino, sobre los efectos posibles cardiovasculares. Sin embargo, el consumo elevado de alcohol tiene muchos riegos para la salud.
En lo que respecta al consumo de alcohol, que es lo que hacen generalmente los jóvenes que toman un solo día –el sábado por ejemplo- para estar más alegres y consumen bebidas de alta graduación alcohólica, no es bueno. Este tipo de bebidas son perjudiciales por su alto contenido en alcohol.
En este sentido, desde nuestro proyecto nos pareció importante darle este doble enfoque.
Por otro lado, estamos trabajando en la elaboración de una encuesta para realizarla a los estudiantes de la Universidad Nacional de Cuyo.
Este instrumento nos ha resultado bastante complejo de elaborar, porque queremos abordar varios aspectos, pero sobre todo el consumo de alcohol en los jóvenes: tipos de bebidas, frecuencia de consumo, motivaciones (emocionales, sociales). La idea es por lo menos entrevistar alrededor de 400 estudiantes,
El otro elemento fuerte que abordamos con nuestra investigación es la nutrición. Si bien en los medios ya hay mucha información al respecto, creemos que es muy importante difundir más: qué tipo de alimentos son saludables, y cuáles no. Es muy importante eliminar el tipo de comida “chatarra” que es muy salada –tiene un alto contenido de sodio- que nos puede llevar a la hipertensión yel exceso de grasa que nos puede llevar a la obesidad
Entonces nosotros nos preguntamos: nuestros estudiantes ¿tienen realmente conciencia de estos perjuicios? ¿Saben cuál es la composición química de lo que consumen? ¿Consumen vitaminas, proteínas, fibras, con las comidas o no? Cuando compran un alimento ¿toman conciencia de la composición de ese alimento que aparece en la etiqueta? ¿Saben los porcentajes diarios recomendados de cada uno de los ingredientes? En síntesis, ¿tienen un consumo responsable y saludable, tanto en la alimentación como en las bebidas gaseosas y alcohólicas?
A nosotros nos parece que no, por eso nos gustaría hacer una especie de campaña a través de guías, folletos, seminarios -como productos finales de este programa- para promover la nutrición segura y el consumo responsable de alcohol en los jóvenes estudiantes, con el objeto de prevenir futuras patologías.
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