Zoe Arditi tiene 13 años, juega al sóftbol en la UNCUYO y ya está en las selecciones de Mendoza y Argentina
Con récords sorprendentes, esta jugadora viste la camiseta de la Universidad en todas las categorías y fue convocada para el equipo nacional U-15. Su dedicación y pasión la llevaron a destacarse en un deporte poco conocido en el país. Sueña con llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
Zoe juega sóftbol en todas las categorías de la UNCUYO, incluso en la de mayores. Foto gentileza UNCUYO Sóftbol
Tiene solo 13 años y ya juega sóftbol en todas las categorías de la UNCUYO, incluso en la de mayores. La historia de Zoe Arditi es fascinante, porque también integra la selección mendocina de cadetes y recientemente fue convocada para formar parte del combinado nacional U-15. Su experiencia no pasa inadvertida; primero, porque juega a un deporte poco conocido en Argentina; segundo, porque es la primera jugadora de la Universidad que representa al país en el sóftbol femenino.
Sus inicios en el sóftbol se remontan al año 2020, cuando un amigo la invitó a conocer la disciplina. Según cuenta, fue un deporte nuevo para ella, no lo conocía. Sin embargo, un solo entrenamiento fue suficiente para que decidiera quedarse y representar a la UNCUYO. “Es el club de mi vida y siento un gran amor”, contó.
El equipo de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), Los Duendes del Parque, fue fundado en 1971 y es más conocido como la “U”. Es el representante de la institución y el único miembro fundador activo de la Federación Mendocina de Sóftbol y Béisbol. A su vez, en Mendoza existen siete equipos que participan en el torneo local en las distintas categorías, tanto masculina como femenina (mayores, cadetes e infantiles). Al igual que Zoe, los miembros del equipo juegan y entrenan en el estadio de sóftbol ubicado en las adyacencias del Club UNCUYO, donde se forman las distintas categorías.
El equipo infantil UNCUYO. Foto: gentileza UNCUYO Sóftbol
Miguel Escobar, coordinador de sóftbol y entrenador de Zoe desde sus inicios, contó que, en una lista de 140 jugadoras del país, hay tres mendocinas, Zoe entre ellas. Dentro de la convocatoria, salió seleccionada en la posición de cátcher como miembro del equipo A, que representó a la Argentina en el Suramericano U-15 de Sóftbol. Además, destacó que en la historia del sóftbol de Argentina, Mendoza nunca había tenido hasta ahora representantes en las divisiones sub-15.
Zoe es una jugadora que, como tantas otras, logró integrar el seleccionado nacional de una disciplina no tan popular en el país. El sóftbol nació en Chicago (Estados Unidos) en 1880 como una nueva versión del béisbol y se estableció en Argentina en la década de los 60, en Paraná (Entre Ríos), donde es un deporte popular.
La rutina de la jugadora se divide entre la escuela, las clases de inglés y los entrenamientos, según palabras de su madre, que la acompaña en todo momento. “Ama y vive el sóftbol”, dijo. Y explicó que Zoe negocia cualquier cosa, menos faltar a las prácticas. Sus fines de semana son movidos, ya que representa a las tres categorías de la UNCUYO y a la selección mendocina femenina, lo que la lleva a jugar hasta cuatro partidos en un mismo día. Para ella, este itinerario no representa ningún problema.
Equipo primera femenino UNCUYO (Zoe, abajo a la izquierda). Foto: gentileza UNCUYO Sóftbol
Cada partido es distinto. Dentro de la cancha, hay tensión, nervios y presión; sin embargo, fuera de ella, la visión es otra. Es un deporte familiar, cuya pasión se transmite de generación en generación: lo jugaban los abuelos y ahora también lo hacen padres, madres, hijas e hijos. Perciben cada encuentro como una fiesta, como un magno evento, escuchan música, hay hinchadas y cánticos que, con su misticismo, impulsan a los equipos, jugadoras y jugadores.
Dentro del diamante, nombre que se le da a la cancha, el partido se vive como una guerra: las indicaciones, las señas, las jugadas extraordinarias despiertan los ánimos de protagonistas y espectadores. Cada lanzamiento, batazo, atrapada, barrida o robo de base puede aumentar el aura de un partido.
En Argentina, el sóftbol no es el deporte más popular; de hecho, está muy lejos de serlo. A pesar de ello, existen quienes lo estiman, siguen y adoran, como Zoe, que sueña con seguir creciendo en el equipo femenino de la UNCUYO y en la selección mendocina, y afianzarse en el equipo nacional para llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
Zoe en la selección argentina. Foto: gentileza UNCUYO Sóftbol
El logro de Zoe es un hito para la UNCUYO. Ella es parte de la evolución del club, de un proceso de cambio, según palabras del entrenador Escobar. "El principal desarrollo se ha dado de la mano del constante cambio generacional, donde, más que un cambio en torno a la edad, se da un cambio en relación con la experiencia con el juego”, agregó.
Para el entrenador, el éxito de Zoe es motivo de orgullo, ya que la joven lleva solo cuatro años jugando e inició su formación en el club de la Universidad. En estos momentos, la considera como un ejemplo para las jugadoras que aspiran a llegar a ese nivel y adentrarse en el mundo del sóftbol.
Diferencias entre béisbol y sóftbol
A simple vista, ambas disciplinas parecen iguales. Las dos requieren el uso de un guante y una pelota, se juegan en un terreno en forma de diamante y tienen el mismo propósito, que es anotar carreras. Sin embargo, existen elementos que las diferencian. ¿Cuáles son?
La diferencia más notable se observa en la pelota: la de sóftbol es significativamente más grande que la pelota de béisbol. En lo que corresponde al lanzamiento, en el sóftbol la pelota se lanza por debajo del hombro, mientras que en el béisbol se lanza por encima de la cabeza.
Con relación al bate, en el sóftbol no puede medir más de 34 pulgadas y normalmente está hecho de compuesto de aluminio. En el béisbol, por su parte, el bate es un poco más grande y está hecho de madera.
Otra diferencia importante es el tamaño del campo. En el béisbol, la distancia entre las bases es de 90 pies, mientras que en el sóftbol es de 60 pies. Por otro lado, en el béisbol, el pítcher lanza desde un montículo en pendiente, en tanto que, en el sóftbol, los pítchers lanzan desde un círculo plano. La duración del juego en el béisbol es de 9 innings, mientras que en el sóftbol se juegan 7 innings.
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