Y mientras tanto, el sol se muere

La AFA vive una de las peores crisis de su historia, con dirigentes que no tienen rumbo. Incertidumbre por quién será el nuevo DT de la Selección.

Y mientras tanto, el sol se muere

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Publicado el 09 DE JULIO DE 2016

Por Luca Torrez

El martes al mediodía sonó el último portazo de AFA. Lo dio Gerardo Martino con la presentación de su renuncia. Una de las aparentes causas fue el inconveniente para armar la lista de jugadores que participan en los Juegos Olímpicos. A esto se suman las dificultades internas que tiene la institución máxima del fútbol argentino.

Ni siquiera no haber cobrado sus últimos siete meses de contrato fue la razón máxima. Así se fue quien apenas declaró, después de la final perdida de la Copa, que iba a seguir porque el próximo compromiso de la selección eran los Olímpicos.

Pero no predijo o no se dio cuenta de que acá no iba a tener el respaldo necesario de los clubes argentinos. La renuncia presentó una reacción extraña en todos. Quienes no lo querían deben haber apretado el puño por lo bajo, como máximo, pero la sensación de no saber quién tiene la capacidad de elegir al próximo director técnico es caótica.

Lo que fue la monarquía del “Rey” Don Julio Humberto Grondona con 35 años en la cúspide del futbol argentino –y mundial– es hoy una anarquía absoluta.  El no haber tenido un carácter democrático le dejó un vacío enorme, que no pueden llenar, ni siquiera tapar, sus “nietos políticos”.

Y así va hoy esta anarquía absoluta, infundiendo miedo y terror en quienes son próximos a ella. La renuncia de Messi no hay que tomarla sólo por el lado deportivo de no haber podido lograrlo en tres finales consecutivas, y para hacerlo no hay que ir mucho más atrás: el 24 de junio (dos días antes de la final) criticó la falta de organización de AFA. Desde su renuncia, ningún jugador del último grupo salió a declarar.

Los futbolistas que no forman parte y podrían hacerlo, tampoco se muestran interesados en jugar en su selección. Los dirigentes que juegan a “yo” y después a “también yo” expresan que tienen que hacer un mea culpa sin darse cuenta de que siguen meando afuera del tarro.

Julio Olarticochea será el entrenador de la selección que viajará a los Juegos Olímpicos de Río. El buzo le cayó al Vasco casi por descarte, ya que es el único entrenador con contrato que tiene AFA (técnico sub-20), así como si fuese una anarquía en la cual quien está más próximo a lo que tiene que hacer, lo hará. Y ahí estará Olarticochea para salvar otra vez a Argentina, como cuando lo hizo por los cuartos de final del Mundial 86 con la “nuca de Dios”.

¿Quién será el técnico que pueda cargar a su espalda tamaña forma de gobierno? Pues el nuevo técnico tendrá que lidiar con una AFA sin fechas definidas de elección entre sus días de trabajo.

Simeone parece ser hoy el indicado para el puesto. Su presente lo avala: es uno de los técnicos top del mundo y pudo llevar al Atlético Madrid –su Atlético de Madrid– a la máxima escena del fútbol mundial. Le devolvió la identidad combativa y ganadora, la misma con la que él jugó para ganar el título de la temporada 95/96 y le sirvió para convertirse en símbolo del club.  

Es por esto sobre todo que lo veo como el más adecuado. La selección necesita de un técnico que le imprima una identidad. Un técnico que logre reflejarse en los hinchas, y así lograr el respaldo necesario para poder tomar las decisiones que se deben tomar y, de esta manera, que con el grupo de jugadores que pueda contar logre articular el mejor equipo posible sin anular ninguna de las virtudes de sus jugadores y tratando de potenciar al máximo sus cualidades –tomo como concepto lo que dijo Goycochea cuando se le consultó sobre el Cholo como técnico de la Selección–.

Sin embargo, los nombres de los técnicos posibles seguirán flotando en la nebulosa de esta anarquía hasta que alguien ponga el grito en el cielo con ganas de poner las cosas en su lugar. ¿A qué esperamos? ¿Un enviado del cielo? ¿Un salvador? Diego Maradona llegará el lunes para formar parte de la Comisión Normalizadora.

Aún así, no esperemos esta vez de Diego que la agarre en la mitad de la cancha y deje a todos tirados en el piso. No es lo mismo. ¿Un extraterrestre? ¿Al mejor del mundo? Ni siquiera con Messi nos bastó para cortar con la sequía de títulos. El problema no se solucionará desde afuera, pues el problema es interno.

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