“¿Y ahora qué pasa, eh?”, un viaje por el 'manso punk' mendocino
Dialogamos con los Kinder Videla Mengele, primera banda del género en Mendoza. También se sumaron al intercambio propuestas nuevas, desde la confluencia musical con Tomi Bastías hasta la escena disidente con Las Ex.
Fuente: pixabay.com
El punk rock es un género musical que históricamente ha suscitado debates por cantar y componer canciones críticas a lo socialmente instituido, lo culturalmente establecido. En nuestro país, esos acordes disidentes empezaron a sonar unos años antes del regreso a la democracia, en los inicios de los años 80.
Varios grupos comenzaron a formarse a partir de la influencia de bandas norteamericanas e inglesas como The Ramones, Sex Pistosl y The Clash, entre otras. En este marco, una banda de punk rock que explotó a lo largo y ancho del país fueron los consagrados Los Violadores, que asumieron una clara posición antidictadura, demostrada en temas como “Represión”.
En este contexto, Mendoza contó con sus figuras locales y el punk rock copó los lugares del underground. Una banda que se convirtió en una referente de la provincia fue Kinder Videla Mengele. Conformada como tal en el año 1987, continúa tocando y se encuentra produciendo su tercer material, según explicó a Unidiversidad el baterista de la banda, Julio Murillo.
En ocasiones, el Mito Murillo –vocalista de la banda– ha advertido que el nombre lejos está de ser “nazi” –como se lo ha intentado calificar– . Por el contrario, esa identidad la escogieron por entenderse a sí mismos como “hijos del horror”, haciendo referencia al pasado reciente al momento de su conformación: la última dictadura cívico-militar.
En este sentido, Julio Murillo explicó: “Veníamos de una pesada dictadura de persecución, secuestro, terrorismo de Estado” y, cuando regresó la democracia, todavía “había mucho quilombo”. “A mis 15 o 16 años, me llevaban mucho”, contó sobre la actitud de la policía, por lo que comenzaron a juntarse en casas, a debatir y a escuchar música, en una suerte de “militancia”, declaró.
En lo que respecta al nombre, el baterista compartió que en un principio se llamaban solamente Kinder Mengele, “basado en el horror de los nazis, en el horror que cometieron y del que todavía quedan secuelas”. Pero cuando el Mito se incorpora como vocalista, la banda suma Videla, “por el nazi de acá”. “Imaginate a esas personas dirigiendo un jardín de infantes", soltó el batero.
Recordó que uno de los mejores recitales que dieron fue en el Barrio San Martín, en el marco de la inauguración de la Biblioteca Rodolfo Walsh. “Fue increíble, la gente no entendía nada. Fue un show muy grande y por ahí había gente que se identificaba. Mucha gente se soltó y nos empezaron a contar sus experiencias”.
Sobre sus influencias musicales, Murillo compartió: “Absorbimos de todo y eso está bueno. No discriminamos la música para nada”. Por esa razón, detalló, escuchan también rock de los 60 y rock nacional, mientras que, del punk, “Dr. Feelgood, los Pistols, los Clash, los Violadores, los Laxantes” funcionaron como referentes. Sobre la actualidad, reconoció: “Estamos influenciados por la música andina”.
Destacó también el lugar del “Negro” Guerra, guitarrista de los Kinder Videla Mengele, a la hora de componer canciones. “Gracias a él –que es un libro, ha estudiado música clásica–, la cabeza se nos abrió un montón”. De hecho, en una oportunidad, compartió con ellos música infantil alemana del siglo XVII y de ahí salió un tema, contó.
Fuente: Gobierno de Mendoza
En escena
Julio Murillo se refirió a la escena actual: “Lo bueno es que hoy en día la gente se reúne, tienen otra mirada y hace cosas más positivas, con una autogestión un poquito más trabajada”. Destacó también el lugar del feminismo: “Para mí, sinceramente, el movimiento feminista es lo más punk que he visto en mi vida”.
Unidiversidad dialogó con Camil Guevara, guitarrista de Las Ex, una banda local de conformación disidente –lesbianas y personas no binarias–. Guevara explicó que eligen el punk como “lienzo para escribir o crear canciones por esa fuerza, esa definición y esa impronta de denuncia" que, consideran, siempre ha tenido ese género”. “Desde ese lugar nos paramos y nos apropiamos, con nuestras propias demandas, intereses e inquietudes”, defendió.
Guevara aclaró que nunca el punk ni ningún otro género definieron a la banda. En su lugar, utilizan el punk como una herramienta de denuncia para transmitir mensajes, “la crítica a este sistema heteronormado, patriarcal y machista, y también las ganas de encontrar un lugar de dispersión, de diversión”. Indicó que no habitan la escena punk, sino que apuestan a otra escena: “De las pibas, de les pibis, esa escena de los nuevos valores de la música, de los nuevos valores sociales, de las nuevas luchas y de las conquistas que vamos teniendo”.
Por esa razón, hoy participan de movidas muy diversas: “Hoy podemos ir a un festival de pibas, pibis, un festival disidente con propuestas que son muy diferentes: punk, cumbia, reggaeton, rock”. Esa riqueza musical, explicó Guevara, aporta mucho y también se puede encontrar en sus mismas influencias. “Tocamos con un montón de influencias del pop, del rock, de un montón de géneros que intentamos que queden plasmados ahí, porque la música es para disfrutar, es para explorar y no prohibirse nada”.
Fuente: Rioja 3.0
No tan fácil
Para el punk subirse a un escenario a tocar siempre ha sido difícil. El mismo baterista de los Kinder Videla Mengele recordó que les costaba encontrar toques, ya que “mucho a los dueños no les gustaba”. “Por la época del menemismo creo que cambió un poquito, ya éramos conocidos, pero seguían esa persecución y la mala difusión sobre nosotros. Se nos prohibieron muchas cosas por medio de la Dirección de Cultura”.
Así como a la histórica banda mendocina, a las bandas punks de conformación reciente también les cuesta encontrar lugares donde tocar. Por esta razón, como explicó Pablo Llanos –comunicador de Primitivo Sub-Real–, el ambiente under incursiona en lugares clandestinos y autogestionados. De todas formas, hay lugares que habilitan el espacio para tocar, como Ramona Bar, la Casona o el club Isaelita –con ciertas condiciones este último–.
“Va por una cuestión de la misma esencia que hace que se sientan más cómodos en ese ambiente, donde no hay que lidiar con ciertas cuestiones municipales o tratos. El Estado municipal pone condiciones que hacen que al público del mismo ambiente punk no le guste”. “Tomarse una birra tranquilo” en eventos de cultura a veces no es sencillo, explicó Llanos. También por eso, la propia apuesta punk es la de mantener una posición políticamente independiente: “Se trata de no depender de la propuesta cultural del Estado y que salga de uno mismo”, explicó.
No obstante, consideró importante que las bandas punk no queden en “subirse a tocar y nada más”. Ejemplificó refiriéndose a Las Ex: “Hay un equipo detrás, todo un staff. Se nota, y eso hace crecer a la banda. Creo que a eso tiene que apuntar también el punk”.
Por otra parte, consideró que el cambio en el perfil del público no significa despegarse de una posición crítica. “Antes, el que iba a ver bandas punk iba a eso y nada más. Hoy en día, te los cruzás en otros toques”. Ilustró refiriéndose al movimiento feminista: "No se trata de estar en contra del sistema porque quiero, sino que hay fundamentos”.
Fuente: Primitivo Sub-Real
Punk 2021
Unidiversidad dialogó también con Tomi Bastías, un músico mendocino de 24 años que toca desde hace cinco. Sobre el punk, el joven consideró que siempre ha sido un género rebelde, disconforme y enojado con el sistema. Por esa razón, consideró: “Creo que escribimos canciones porque el mundo no es un lugar lindo del todo”.
Bastías explicó que escribe mucho sobre él y sobre “los flashes de la vida misma”. “Siento que no soy parte de nada, y eso está bueno. Yo le escribo a mi vida, a lo que me pasa, por ahí escribo cosas de fantasía. No escribo mucho contra el gobierno o contra cosas de las que ya se sabe que no estoy ni ahí, es corta”.
Según explicó, recoge música que lo hace bailar, que es fuerte y rápida. Al mismo tiempo, en algunos de sus temas se puede encontrar una mezcla entre punk y trap: “Escucho un montón de todo. Por eso la incursión de géneros, aunque la base siempre está en el punk rock”.
Consideró que este estilo musical irrumpe en la escena mendocina, aunque es un ambiente chico y que, por esa razón, “no hay un circuito under unificado del todo”, sino que “hay pequeños grupos de bandas”. Agregó que el hecho de que no haya lugares para tocar y se elijan casas para hacerlo “siempre va a ser un acto de rebeldía”.
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