Con un estadio a capacidad máxima, dio inicio el clásico sudamericano de voley. Desde el comienzo, Brasil mostró intensidad y dinamismo en cada jugada y, aunque Argentina logró remontar un 8-2 y meterse en juego, eso no le bastó para ganar el set. Brasil logró llevarse el primero por 25 a 19.

Ya en el segundo tiempo, Argentina se alzó con un 25-21  jugando mejor desde el principio, con un excelente trabajo en equipo que influyó para que Brasil se desestabilizara y cometiera más errores, sobre todo en el saque.

En el tercer set, similar al anterior, Brasil no logró superar el bloqueo argentino y continuó equivocándose en el saque. Con mucha concentración y una aguerrida defensa del líbero Fernández, Argentina impidió que Brasil pudiera rearmarse y se quedó con el set por 25-22.

A esta altura del partido, todo el estadio soñaba con un triunfo. Ver a este equipo comprometido con la camiseta incentivó al público, que comenzó con sus cánticos a alentar a nuestra selección de manera casi ininterrumpida.

Desde el principio del cuarto set, el equipo argentino estuvo encendido en ataque, con una muy buena distribución de juego por parte de De Cecco y la colaboración de sus compañeros, que no lo defraudaron, como fue el caso de Bruno, Toro, Crer y Solé, que supieron aprovechar todas las oportunidades y cerraron el partido con un 25-19 que quedará en el recuerdo de todos los amantes del vóley.

Durante casi una hora, los hinchas se quedaron a saborear este triunfo con sus jugadores y cuerpo técnico que, amablemente, se prestaron para tomarse fotos y saludar a quienes durante 120 minutos habían estado alentando al equipo. No cabe duda de que Velasco y su plantel hicieron bien las cosas.