Walter Cueto: Conclusiones sobre la reforma política en la UNCUYO
El catedrático sostuvo que las reformas políticas incluyen un sistema electoral pero lo trascienden. El especialista denuncia un proceso de analfabetismo funcional de la clase dirigente que va en aumento. Lo relaciona con las dificultades de revertir la crisis educativa.
La reforma del estatuto implica una práctica política a la que la comunidad universitaria no está acostumbrada. Incorpora una lógica que tendrá que ser evaluada con el tiempo. El desafío es saber si la universidad, con una democracia que implique elección directa de autoridades, es capaz de mejorar su objetivo central, que es el de generar conocimiento, dice el profesor universitario Walter Cueto.
La importancia de las reformas políticas puede plantearse desde la misma Filosofía Política, en la que no cabe la posibilidad de una sociedad sin cambios. Las reformas son una manera de expresar el cambio. “Hay un cambio incremental, que se expresa en una reforma, y un cambio dialectico, que se expresa en revoluciones, que es cuando cambia el sistema mismo. Así que en ese sentido, las reformas políticas, no puedo decir que sean buenas o malas, simplemente las reformas son las expresión de los cambios, necesarias a lo largo del tiempo”, agrega Cueto.
Las reformas políticas tienen que ver con los intereses de una sociedad, incluyendo los de su clase dirigente. En este panorama entra en juego la resistencia de los sectores que buscan mantener el status quo. Podría traducirse en un decir popular: “Como estamos, estamos bien”.
En general, la sociedad argentina no aparece como propensa al cambio. “Creo que es porque tiene una estructura de élite dirigente a la que, una vez que ha logrado manejar adecuadamente los mecanismos de elección, no le interesa producir ningún cambio. Al mismo tiempo, como sociedad somos contradictorios. Hay momentos en que parecemos sobresaltados y reclamando cambios, pero no encontramos formas de concretar esas consignas que parecían tan radicales”, señala el especialista. Esto se puede ejemplificar con el escenario sociopolítico de la Argentina del 2001 y la consigna de los sectores que coparon las calles al grito de: “Que se vayan todos”, ya que “se quedaron todos”, y los cambios se fueron realizando de a poco, con algunas estructuras feudales muy consolidadas.
El proceso de reforma en la UNCUYO
La Asamblea Universitaria trató y aprobó la reforma del Estatuto de la UNCUYO. Entre los temas más importantes que se aprobaron, sobresalen la elección directa de autoridades, la ampliación en la duración de los mandatos y una visión y misión de la Universidad más acordes a las necesidades de la época. Además, se modificaron las funciones de los consejos directivos y Consejo Superior.
“El impacto general de la comunidad universitaria fue muy bueno como sistema político. Los docentes expresaron el beneplácito de sentir por primera vez que estaban eligiendo a sus autoridades. La reforma, en principio, captó una inquietud básica, que es que la gente no se sentía representada por autoridades elegidas de manera indirecta. Esto ha sido un punto de avance. Tiene que transcurrir un tiempo importante para ir evaluando el comportamiento de este nuevo sistema”.
Las modificaciones al Estatuto Universitario se centraron en tres ejes fundamentales: la elección directa y por fórmula de las principales autoridades; la incorporación de la misión y visión que establece un nuevo Plan Estratégico aprobado a fines de 2012 y el cambio en la duración de mandatos de rector, decanos y consejeros. Incorpora el sistema D´Ont en el Consejo Directivo. ¿Esto qué supone? Salvo que exista algún liderazgo muy fuerte, en los consejos directivos no habrá mayorías. “Lo que es para la mentalidad y cultura de los argentinos un tremendo desafío, porque tenemos que poner en práctica cosas que verbalizamos siempre engañosamente. Siempre hablamos del consenso, la discusión y la importancia de acuerdos. El que gobierna no quiere que le pongan obstáculos a las decisiones que toma. Esta falta de mayoría en los consejos directivos va a traer conflictos en los acuerdos y las negociaciones que se llevarán adelante dentro de las unidades académicas”.
La primera de las modificaciones propuestas fue la elección directa ponderada y por fórmula de las autoridades universitarias. Anteriormente, la comunidad universitaria votaba representantes que elegían rector, vicerrector, decano y vicedecano por separado. El cambio en la forma de elegir propone la elección directa ponderada, que implica que cada miembro de la comunidad universitaria vota para elegir al rector y al decano de su unidad académica y que el voto emitido será ponderado por claustro y por facultad.
En esta ocasión los estudiantes tienen un punto a favor. “Los chicos tienen una tradición de transversalidad, de horizontalidad. Desde hace mucho tiempo se organizan en centros y en la Federación Universitaria. Esto les ayudó a amigarse entre facultades. Esto no existe en docentes ni en graduados. Sin lenguaje común es difícil articular organizaciones y, en realidad, no hay lenguajes en común”, señala Cueto, quien es también el responsable de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
El segundo de los ejes de la reforma es la inclusión de la visión y misión del Plan Estratégico 2021, que están encaminadas a profundizar el cambio de paradigma que la UNCUYO viene realizando desde hace una década, acorde a las necesidades y demandas sociales. El tercero y último de los ejes es un cambio en la duración de los mandatos de rector, decano y consejeros, lo que implica incorporar un año más de gestión en todos los cargos electivos y mantener la posibilidad de una sola reelección.
“Es que, en la
medida en que se ha instalado el voto directo, se comienza a imponer otra forma de democracia. Ya no se privilegian los perfiles académicos. Hoy hay lugares ocupados por gente con relevancia en
la política electoral y me parece que esto irá in crescendo, de la misma manera
en que ha ocurrido en el país. El desafío es si la universidad, con una democracia que implique elección
directa de autoridades, será capaz de mejorar el objetivo central que tiene:
generar conocimiento. No hay que hablar de fortalezas y debilidades de la
reforma universitaria, hay certezas de que estamos mejor y hay interrogantes
sobre si con este sistema seremos una mejor universidad”, concluye Cueto.
¿Amenazas o desafíos?
En la ciencia política contemporánea, las últimas teorías hablan de los procesos de cartelización del sistema de partido. Es decir, los partidos políticos hoy se muestran como verdaderos carteles donde coinciden en intereses específicos con distintos grupos de poder. Esa cartelización les ayuda a compartir el poder, a turnarse en los lugares de gobierno, a negociar políticas, presupuestos, leyes. ¿Esto puede ocurrir en la universidad pública? Cueto responde: “Sí, sin duda. Hay procesos de cartelización”. ¿Puede venir un empresario y pedirle a la universidad determinados perfiles de profesionales? “Sí, sin duda. Y también pasa en la provincia”, sostiene firme el especialista.
Como la mayoría de las reformas, con el tiempo se desgasta. “A veces termina pasando lo que no se quería
que pasara. Por ejemplo, con las primarias, abiertas, simultáneas y
obligatorias (PASO) van a ser por un buen tiempo, un buen mecanismo hasta que nuestra
clase dirigente encuentre el mecanismo de engañarla. Con la Universidad pasa
algo similar. Esta primera elección de la universidad fue fantástica,
seguramente la próxima también lo va a ser. Habrá que ver luego cómo se sigue.
Esto también es parte de la reforma política, porque un proceso de reforma no solo
tiene que ver con lo electoral sino con las políticas sustantivas que hacen que
se mejore nuestro estado de bienestar.
Como sociedad no logramos mejorar nuestros derechos, de nada vale que mejoremos
el sistema electoral”, agrega.
Relación con la provincia: responsabilidades compartidas
“Instituciones como la universidad atienden aspectos como
el de su reforma política, pero no logra dar en el clavo con la reforma
educativa. Desde la universidad creemos
que el sistema educativo provincial no funciona, mientras que la provincia cree
que la universidad no hace todos los
esfuerzos para atender las demandas de los chicos que salen del sistema. En
realidad no nos ponemos de acuerdo. Los
que estamos cometiendo el error de acción, de diagnóstico y de política somos tanto la universidad como la provincia. Si la provincia no atina a mejorar la
condición de nuestros estudiantes, la universidad deberá salir a contener esa
masa de estudiantes que llegan con escasas competencias básicas”, completa el
profesor, pintando el panorama de responsabilidades en la calidad educativa de
los estudiantes mendocinos.
Walter Cueto
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