El gobernador Rodolfo Suarez recibió a los representantes de los diferentes credos en la Casa de Gobierno y acordaron volver a las celebraciones religiosas presenciales, con un máximo de 30 personas. Las iglesias, templos y diferentes lugares de culto podrán realizar celebraciones comunitarias de acuerdo con una larga lista de consideraciones.
Los lugares de culto pueden permanecer abiertos, independientemente de las celebraciones, para que los feligreses y miembros puedan concurrir para requerir asistencia espiritual, preferentemente con acuerdo previo con el ministro de culto, y realizar oraciones individuales, atendiendo a las disposiciones sanitarias vigentes y tomando los recaudos necesarios de distancia e higiene.
En ninguno de los casos la cantidad de asistentes al templo o lugar de culto podrá exceder el equivalente al 25 % del factor ocupacional, con una cantidad máxima de 30 personas de manera simultánea.
El horario de inicio de las celebraciones podrá estar dentro del rango de 8 a 20, no pudiendo extenderse la finalización más allá de las 21.
La cantidad de fieles en los eventos programados no podrá superar el equivalente al 25 % del factor ocupacional, con una cantidad máxima de 30 personas en la nave o sala del templo. Los ministros u oficiantes, más las personas que recibirán a los fieles y se ocuparán de la limpieza, mantendrán siempre la distancia mínima de separación de 2 metros.
Se dispondrá, en cuanto sea posible, de una puerta para el ingreso y otra puerta diferente para el egreso de las personas, de modo de crear un circuito para evitar entrecruzamientos.
Se evitará también la aglomeración de personas en la puerta de los templos antes del inicio y a la finalización de cada celebración.
En la puerta de ingreso, habrá al menos una persona que controlará el número de ingresantes de acuerdo con la capacidad autorizada, y les colocará alcohol en gel o solución de agua con alcohol al 70 % a los ingresantes que vaya autorizando.
Los fieles deberán concurrir y utilizar adecuadamente el cubreboca durante todo el tiempo que resulte posible.
Se deberá respetar la distancia mínima de dos metros entre las personas. El núcleo familiar conviviente podrá hacerlo en conjunto y respetando la separación mínima de 2 metros del resto de las personas asistentes.
Cada templo, mientras permanezca abierto, contará con al menos una persona que se encargue de la limpieza y desinfección del lugar.
En el caso de que en el templo o lugar de culto existan fuentes, no se pondrá agua bendita en ellas.
Se prescindirá de toda manifestación que implique contacto físico, durante las celebraciones y en todo momento.
En el caso de la Iglesia Católica, la Sagrada Eucaristía se dará en la mano.
Se deberán colocar a la entrada y la salida trapos de piso mojados con agua con lavandina, que se renovarán al finalizar cada celebración para desinfectar el calzado de los asistentes.
Una vez cerrado el templo, se procederá a su desinfección con los productos aconsejados por los especialistas.
Se procederá a la ventilación del templo después de cada celebración. A tal fin, las celebraciones deberán tener, al menos, un intervalo de media hora entre la finalización de una y el comienzo de la siguiente.
Se implementarán recomendaciones con diferentes señalizaciones en el suelo y en los bancos para hacer respetar las normas de distanciamiento social y las recomendaciones de higiene.
En las paredes y las puertas se colocarán recomendaciones de higiene y recordatorios de que no está permitido tocar ni manipular objetos, superficies e imágenes.