“Vos que tenés labia, contame una historia...”

Así dice el tango de Mario Iaquinadi y Eladia Blázquez, pero también tiene que ver con un proyecto de la UNCUYO. ¿Quiénes fueron los “buenos” y los “malos” en la historia de Mendoza? ¿Se puede pensar la historia provincial como un simple reflejo de la nacional?

"Vos que tenés labia, contame una historia..."

Sociedad

Unidiversidad

Milagros Molina

Publicado el 09 DE MAYO DE 2014


Responder, cuestionar y trascender estos interrogantes es lo que se propone el equipo de investigación de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo “Élites, burocracias y sociedad civil: formas de selección y comportamiento de los grupos dirigentes de Mendoza, 1870-2010”.


“A la gente le gusta que le cuenten historias”, decía el historiador francés Georges Duby. Justamente esto es lo que hacen apasionadamente los/as miembros de este proyecto subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCUYO. “La historia es narrativa, por eso nosotros intentamos gestar una nueva manera de contar la historia de Mendoza”, sostiene Beatriz Bragoni, su directora.

 

¿De qué se trata esta nueva manera de contar la historia de Mendoza?

Producto de las experiencias del equipo en investigación y docencia, e incluso en divulgaciones anteriores en medios gráficos, decidimos publicar el libro Te contamos una historia de Mendoza, con ilustraciones de Gabriel Fernández, que editó la Ediunc y recibió el apoyo del Fondo provincial de Cultura.


Con esta experiencia nos dimos cuenta de que el tema comunicacional, es decir, la divulgación de nuestras investigaciones, es fundamental. El libro tuvo una repercusión maravillosa. Lo leyeron todo tipo de lectores, desde físicos, matemáticos, hasta médicos.


Esto se debe, desde nuestra perspectiva, a que la historia no sirve para saber solo qué pasó, sirve también para entender qué pasa en la actualidad. Es una concepción del pasado que no lo coloca más allá, lejos, fuera de nosotros, clausurado, sino que el pasado está en el presente y sirve para entenderlo.


¿Con esto quieren decir que hay continuidades del pasado en el presente?

No tiene tanto que ver con las continuidades en un sentido estático, es decir, como cosas que no se modifican, sino con la gravitación de lo vivido en el presente.


Entonces, ¿cuál sería para ustedes el sentido de la historia como disciplina?

La Historia es una disciplina científica que sirve para pensar lo social y su utilidad radica en eso: en que te da herramientas para interpretar el presente en que vivís.

Si bien estamos cerrando una primera etapa de esta nueva investigación, nuestros ciclos siempre están vinculados con el largo plazo.

El equipo está conformado fundamentalmente por historiadoras y sociólogas, pero también se nutre de gente preocupada por las Ciencias Sociales y las Humanidades que estudió diferentes carreras de grado.

En lo que todos/as estamos de acuerdo es en poner el énfasis en tres aspectos fundamentales: la mirada en el largo plazo (para entender el tiempo pasado y también el tiempo presente), atender a la dimensión empírica y, finalmente, entender que Mendoza es nuestro campo de verificación.


¿Cómo abordan esta dimensión empírica en sus investigaciones, tanto del tiempo pasado como de la Historia reciente?

Nosotros no buscamos hacer ensayos ni opinología, ni comentar libros de otros. Justamente por esto ponemos un fuerte énfasis en la dimensión empírica. Por ello analizamos fuentes documentales, estadísticas e incluso, cuando no está la evidencia empírica,  hacemos un gran esfuerzo por crearla.

En este sentido, nuestros últimos proyectos de investigación han estado orientados a analizar la relación entre las dirigencias provinciales y las burocracias estatales. Para ello estamos construyendo bases de datos en las que volcamos la información de quienes integraron las dirigencias en el largo plazo y su especialización burocrática; para ver cómo se van conformando las plantas o los elencos estatales.

Esto aún no está sistematizado. Es decir, lo que encontramos es la información de quiénes eran los empleados públicos y cuáles eran las exigencias profesionales que demandaban, pero no hay restituciones empíricas duras.


¿En este sentido es que ustedes hablan de “crear la evidencia empírica”?

Exactamente. Crear la evidencia es pensar cómo volcamos la información nominativa que tenemos de los actores para hacerla inteligible, establecer regularidades en los procesos de reclutamiento de los cuerpos burocráticos estatales y su grado de especialización o no.

El estudio del Estado no termina siendo solamente el análisis de cómo va cambiando el organigrama estatal y si se crea un ministerio o desaparece; sino que es un análisis a través del personal, es decir, de los propios actores. Esto, nosotros lo consideramos un giro metodológico y teórico muy importante en las Ciencias Sociales de los últimos treinta años.


¿En qué consiste este tercer aspecto que ustedes señalan, que es pensar a Mendoza como su campo de verificación?

Esto es que para nosotros no es un fin en sí mismo estudiar a Mendoza para conocer su entidad histórica o sus valores esenciales, sino que es como un laboratorio o un campo de experimentación, en el que ponemos a prueba nuestras hipótesis y –apoyados en una vasta bibliografía que lo sustenta– creemos que de esa manera podemos conocerla mejor. Esto, en función de que podemos precisar con mayor detalle las especificidades de la experiencia social, política, económica o cultural de Mendoza en relación con otras provincias o regiones.

 

Proyecto: “Elites, burocracias y sociedad civil: formas de selección y comportamiento de los grupos dirigentes de Mendoza, 1870-2010”.

Directora: Bragoni, Beatriz.

Integrantes: Mellado, María Virginia; Brachetta, María Teresa; Pelagatti, Oriana Inés; Olguín, Patricia Elizabeth; Garzón Rogé, Mariana; Fucili, Eliana Valeria; Caroglio, Ana Valeria; Daract, María Victoria.

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