Trabajadores tercerizados del hospital Castro Rendon, en Neuquén, se encontraban realizando una protesta en una de las lavanderías de la institución cuando las fuerzas policiales locales irrumpieron en el lugar bajo orden de desalojo. Alrededor de las 15 los efectivos policiales se concentraron en la zona y atacaron a los manifestantes nucleados en ATE con gases lacrimógenos y balas de goma.

En pocos minutos el centro de la ciudad neuquina se transformó en un escenario de guerra, cuando los trabajadores se vieron obligados a replegarse hasta la guardia del hospital y comenzaron a arrojar piedras, incrementando la fuerza represiva de la policía.

El conflicto arrastra ya una semana de protestas ininterrumpidas, desde que los trabajadores tercerizados que prestan servicios de limpieza, maestranza y seguridad en los hospitales decidieron accionar un paro para que la provincia revise el convenio colectivo de trabajo que los ampara.

ATE Salud reportó heridos por los disparos de balas de goma. “Estábamos manifestándonos frente a uno de los lavaderos que están en conflicto, fueron a desalojarlos con la policía y raíz de esto se dio una situación de represión. Vamos a seguir resistiendo. Intentamos que haya una mediación, pero no hubo posibilidades”, señaló al diario Río Negro el secretario general de ATE, Carlos Quintriqueo. También aseguró que esperan la intervención de algún funcionario político para destrabar el conflicto.

Por el momento se tiene constancia de cinco personas con heridas graves, según reportes de ATE. Al parecer, cuatro personas sufrieron heridas por balas de goma disparadas desde corta distancia. El tercero habría sido violentado con una munición de plomo en uno de sus pies y es el único que permanece internado y a la espera de más estudios para determinar la naturaleza de su estado.

La orden de desalojo fue dispuesta esta tarde el fiscal jefe Pablo Vignaroli. El pedido, dijeron fuentes locales, había sido realizado por el abogado de la Subsecretaría de Salud de la provincia. Según este último la medida era necesaria y urgente ya que una de las consecuencias del paro era la imposibilidad de cambiar la ropa de blanco del hospital, lo que ponía en riesgo a todos los pacientes internados.

Gustavo Pereyra, subsecretario de Seguridad, justificó el desalojo y argumentó que era la única forma de garantizar que “la ropa de blanco, los materiales y medicamentos lleguen al hospital”. “La salud pública está por encima de cualquier conflicto”, subrayó.