Cuáles son las violencias que anidan en las escuelas
La especialista Magdalena Tosoni señala la diferencia entre los tipos de violencia que se viven en el ámbito escolar y la relación con la autoridad pedagógica.
Es frecuente escuchar a docentes quejarse del comportamiento de los niños (“se pegan, se patean y se insultan”) y de las actitudes desafiantes y agresiones verbales de los padres. Por otro lado, en los medios de comunicación aparecen noticias sobre agresiones físicas de padres o alumnos hacia los profesores. Por lo general, estas situaciones se agrupan bajo el título “Violencia en las escuelas”. La Resolución N.° 0635/14 de la Dirección General de Escuelas (Gobierno de Mendoza) establece una guía de procedimientos para situaciones emergentes. En ella incluye como situaciones de violencia la amenaza y el ejercicio de la fuerza física por parte de padres, alumnos y docentes. Además incorpora prácticas que generan rechazo en el ámbito escolar (acoso entre pares, discriminación, que los padres no retiren a los niños a la salida de la escuela), problemáticas consideradas inmorales o delitos (abuso sexual, trata de personas) y realidades vividas como violentas (maltrato, trabajo infantil, suicidio y drogadicción).
En investigaciones sociológicas recientes se habla de violencias (en plural) en las escuelas y se distinguen, por un lado, situaciones que evidencian “malos tratos”, tales como burlas, insultos, exclusiones, hostigamiento entre alumnos y docentes y, por otro, situaciones de “violencia propiamente dicha”, que implican amenazas de daño físico y lastimaduras (Observatorio de la violencia en las escuelas, 2010). Asimismo se considera que el trabajo infantil, la violencia intrafamiliar, la trata de personas y la drogadicción son problemáticas específicas más allá de sus manifestaciones en el ámbito educativo.
En relación con los “malos tratos”, Míguez señala que estos surgen en la institución escolar porque coexisten grupos sociales diferenciados por la edad y por la clase social. En las escuelas localizadas en barrios pobres, conviven docentes pertenecientes a sectores medios y alumnos de sectores populares. Estas desigualdades sociales se expresan como diferentes formas de actuar e interpretar la realidad; así, los docentes perciben un uso excesivo de la fuerza por parte de los alumnos mientras estos consideran las medidas disciplinarias como arbitrarias. El cruce de interpretaciones da lugar a una dinámica inestable entre la cultura del alumnado y el modelo educativo convencional propiciado por los docentes (Míguez 2008, 19).
En relación con la “violencia propiamente dicha”, Noel observa que esta emerge en situaciones vividas como conflictivas por alumnos, padres y docentes. En estos momentos hay una “escalada” de comportamientos explosivos, con los que los agentes buscan imponer unilateralmente su voluntad. Estos intentos de someter a otros se vinculan a la imposibilidad de consensuar relaciones de autoridad. Los alumnos o padres desafían al docente, lo insultan o agreden físicamente, disputando quién tiene la última palabra en la institución (Noel 2009, 45). Las situaciones de “violencia propiamente dicha” muestran que la autoridad pedagógica no es algo establecido, sino que se construye y reconstruye día a día.
El objetivo de estas delimitaciones conceptuales es contribuir a la comprensión de las diferentes problemáticas que tienen lugar en la cotidianeidad escolar y orientar su resolución.
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Magdalena Tosoni, Doctora en Ciencias Sociales. Profesora Adjunta de Sociología de la Educación en Facultad de Educación Elemental y Especial, UNCuyo.
Referencias:
Míguez, D. (2008). Violencias y conflictos en las escuelas. Buenos Aires: Paidós.
Noel, G. (2009). Violencia en las escuelas. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Observatorio de la Violencia en las Escuelas (2010). Sobre la violencia en las escuelas. Una mirada desde los alumnos. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Fuente: Edición UNCUYO
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