“Violencia vicaria”: cuando a través de los hijos e hijas el varón busca dañar a la mujer
Se trata de un tipo de violencia de género donde no solo es afectada la mujer. En diálogo con una abogada y una psicóloga, Unidiversidad se acercó a las formas de denunciar legalmente esta violencia y a las consecuencias que tiene en niños, niñas y adolescentes.
Foto: El País
En la última década, muchas violencias machistas han ido ganando lugar en materia legal y han encontrando palabras para ser nombradas e identificadas. Así, la Ley 26485 de Protección Integral a las Mujeres, reconoce una serie de derechos y cuidados en todos los ámbitos donde las mujeres llevamos a cabo nuestras relaciones interpersonales.
Aún así, algunas violencias siguen sin estar reconocidas y mencionadas como tal. Por esa razón, resulta más difícil señalarlas para su posterior accionar. Esta limitación, por ejemplo, la encontramos en casos de “violencia vicaria”: un tipo de violencia donde los hijas e hijas son utilizadas como medio -por parte de los varones- para provocar algún daño en la mujer y madre de esos niños y niñas. Al término lo tomó la psicóloga argentina y especialista en violencia de género, Sonia Vaccaro. “Tomé el término vicario como adjetivo: 'que cumple las funciones de otra persona o lo sustituye'. Es una violencia desplazada. A quien se quiere dañar es a la madre y se utiliza a hijas o hijos para ellos. Es una violencia sobre las chicas y chicos y contra la madre”, indicó a La Nación.
La expresión máxima de esta violencia es el “femicidio vinculado”, es decir, cuando los niños o niñas son asesinadas a manos del varón con el fin de causar un daño a la mujer. De hecho, en nuestro país, en lo que va del 2022, se registran 37 femicidios vinculados (31%) y 9 intentos.
¿Se puede denunciar este tipo de violencia?
España es uno de los pocos países donde la violencia vicaria está detallada y sancionada legalmente. En lo que respecta a América Latina, México viene siendo uno de los países vanguardias en el reconocimiento de esta violencia. Incluso, el 25 de noviembre del 2021 -Día por la Erradicación de las Violencias hacia las Mujeres- la consigna “No más violencia vicaria”, las acompañó en las calles. En este momento, se encuentra en debate en la Cámara de Diputados para ser tipificada en la ley mexicana que protege a las mujeres.
Ahora bien, en nuestro país existe la agrupación M.A.M.I que acompaña a mujeres que están atravesando esta violencia. En una nota reciente de Feminacida, integrantes de la asociación explicaron que no alcanza con las Leyes de Protección Integral y de Protección contra la Violencia Familiar. Por ese motivo, se encuentran actualmente elaborando un proyecto de ley para ser presentado en el Congreso.
Si bien aún no se reconoce y nombra como tal en Argentina, lo cierto es que contamos con herramientas para hacer frente a situaciones en las que la violencia vicaria está en juego. En ese sentido, en diálogo con Unidiversidad, Antonella Marino, abogada e integrante del área de niñez y adolescencia de Xumek, explicó que el “Ministerio Público Fiscal inicia la causa y luego deriva al juzgado de familia por si hay que tomar alguna medida de protección de derechos respecto a los niños, niñas o adolescentes involucrados”.
En ese contexto, agregó que si las víctimas cuentan con alguna medidas de protección -por ejemplo, agresores con prohibición de acercamiento-, se conserva el derecho de recibir la cuota alimentaria correspondiente. “Generalmente, se hace a través del método de retención directa -embargo sueldo del progenitor- y depósito en una cuenta de usuras pupilares -cuenta judicial- a nombre de los y las hijas. Si es en efectivo, se puede realizar la entrega a través de alguna persona intermediaria para no violar la medida. Generalmente se sostienen y se imponen con la misma medida, todo depende del caso concreto en que se encuentre la mujer”, amplió la abogada.
Consecuencias en niños y niñas
Para comprender los daños en las infancias, este medio dialogó con la practicante de psicoanálisis y psicóloga en el centro de salud mental infanto juvenil N.°6, Natalia Brassesco. Para abordar este tema tan complejo, la mujer primero nos advirtió que los casos no son iguales y que, además, depende de las edades que tengan los y las menores. Las herramientas que tiene un niño o niña no son las mismas que puede tener un o una adolescente.
“Para el niño es una situación muy amenazante”, señaló. En ese sentido, una de las consecuencias de ese maltrato puede ser “un daño, una ruptura en el vínculo que va en diferentes grados”. Puede suceder que no quieran ver o no quieran ir a la casa del padre, ejemplificó la psicóloga. Destacó que depende de los recursos que tengan las infancias para hacer frente a esa situación. Es decir, ante preguntas como “dónde está tu mamá?” o “¿qué está haciendo tu mamá?”, los niños pueden ir manejándose de acuerdo a los recursos que tengan: no contestar o decir “no sé” o decir “en eso no me meto”, continuó Brassesco y mencionó que son elementos que se van trabajando en un espacio terapéutico.
Mientras los y las niñas quizás no terminan de comprender totalmente la situación y la viven de manera “amenazante, angustiante y ambivalente”, en la adolescencia “se va pudiendo pensar y reconocer” con mayor claridad esa problemática.
¿Es recomendable que las infancias estén cerca de su padre en este marco? La terapeuta nos dijo que es necesario comprender cada situación en su totalidad para pensar una respuesta. De este modo, hay que tener en cuenta cuáles son las herramientas que tiene el o la menor y en qué situación se encuentra. “Si está pasándola muy mal y está sufriendo, hay que intervenir ahí e intentar otro tipo de vínculo o contacto con el padre en el que medie otra persona”, reflexionó Brassesco. Ilustró con aquellos casos en los que hay prohibición de acercamiento hacia la madre, donde median tíos, tías, abuelos y abuelas.
El lado “b” de esta situación, si el niño o niña se aleja de su padre, es que “los niños quedan muy pegados a la madre”. Entonces, si se trata de una “situación intermedia, se pueden pensar alternativas intermedias”, sostuvo la psicóloga. Además, ahí también radica la importancia del espacio terapéutico: “La terapia funciona como separador: 'esto pasa con tu papá, esto pasa con tu mamá y no tiene que ver con vos'”.
El rol de las escuelas
La escuela es una de las instituciones donde niños, niñas y adolescentes pasan más tiempo, establecen relaciones interpersonales y se juegan una serie de conductas importantes. Por esa razón, le consultamos a Brassesco qué papel desempeñan los colegios cuando las infancias están siendo maltratadas en el seno de su familia. La profesional de la salud mental explicó que -en términos generales- las escuelas conocen cuando hay alguna situación de este carácter y que, incluso, muchos casos son derivados desde ahí.
Lo recomendable, tanto para equipos directivos como para docentes, es que hablen con el niño o niña a solas y expresarles que, si hay algo que necesiten conversar o contar, pueden hacerlo con ellas o con quien se sientan cómodos o cómodas para hacerlo. “Por supuesto, sin caer en cierta presión o en revictimización: no hacer que el niño cuente cosas, sino ofrecerle una escucha. Ofrecer escucha es un montón”, aclaró Brassesco.
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