Videoclubes, un negocio que resiste el avance del streaming

Ni la piratería ni las plataformas online pusieron en jaque a los vendedores de películas en Mendoza. Tres historias de subsistencia a base de la pasión por el cine.

Videoclubes, un negocio que resiste el avance del streaming

Foto ilustrativa publicada por antena3.com

Sociedad

Unidiversidad

Santiago Serrano

Publicado el 09 DE AGOSTO DE 2019

Si bien no los encontrás en cada esquina de cada barrio -como sucedía allá por la década del 90-, en la actualidad los videoclubes subsisten de una manera distinta, tal vez más ligados a la informalidad. El paso del tiempo, el avance de las tecnologías, las nuevas plataformas de streaming y, sobre todo, la piratería dieron un golpe fulminante a este negocio, por lo que las cosas comenzaron a cambiar rotundamente.

De hecho, tal y como los conocimos desde su creación, los videoclubes dejaron de existir. En el pasado, las películas se alquilaban y se devolvían en tiempo y forma, si no, se pagaba un recargo. Además, para los cinéfilos existían cuponeras- por lo general contenían 10 cupones- y se pagaba menos que lo habitual.

El negocio era tan grande, que varios estaban divididos por pasillos y cada uno de ellos contenía un género distinto. También había góndolas con golosinas, helados y pochoclo para acompañar las películas.

Incluso, en esa época llegó a Mendoza una de las empresas de ventas de películas más importante del mundo: Blockbuster, que reunía todas las características nombradas con anterioridad pero con la excentricidad que caracteriza a los comercios estadounidenses. Era un boom, no se podía ni entrar de la cantidad de gente. Todos querían alquilar una “peli”, en el camino de vuelta a casa.

A pesar de ello, en el año 2010 cerró sus puertas, aunque el declive ya se venía notando desde hacía un par de años antes. El golpe final lo dio la aparición de plataformas como Netflix o HBO Go.

Algo había que cambiar para subsistir. Algunos lo hicieron, otros desaparecieron. La primera modificación fue la desaparición del alquiler de CD’s, para darle paso a la venta online y telefónica.  

Y entre todos estos cambios, algunos pocos videoclubes mendocinos siguen en pie, aunque tomaron distintos caminos para seguir vigentes. Algunos desdoblaron el rubro, mientras que otros dejaron la venta al público para vender a través de encargos.

Por eso, desde Unidiversidad hablamos con algunos de “los sobrevivientes” y nos contaron cómo hicieron para poder mantenerse en el negocio.

El que diversificó

El videoclub “Estilo”, ubicado en la calle Moldes, siempre fue una referencia para todos los vecinos de Dorrego. La zona donde está ubicado es muy conocida y tiene varios negocios alrededor, lo que le atrae aún más clientela.

Sin embargo, la compleja situación económica no le fue esquiva y sus dueños debieron utilizar otra estrategia para mantener con vida a “uno de los videos más tradicionales” de la provincia.

“En los más de 10 años que llevamos abiertos al público, nunca nos había costado tanto mantenernos en el mercado. No llegamos nunca a tener pérdidas, pero muchas veces no sacamos un peso de ganancia”, explicó uno de sus dueños. 

Por ello, otro de sus dueños contó: “Esta situación nos llevó a buscar una alternativa y decidimos desdoblar el rubro. Pensamos en muchas cosas, como agregar más golosinas o irnos para el lado de la ropa. Pero al final, y luego de hacer un estudio de mercado, nos inclinamos por tener un video/dietética”, agregó.

Y agregó: "Muchas personas que vienen por una película, terminan comprando algo de la dietética para verlas, como por ejemplo tutucas o frutos secos”.

El negocio dejó de exhibir las películas en caja para ofrecerlas en carpetas. Dejó de alquilar para vender. Y el resto, tiene que ver con la herboristería.

(El ingreso del Videoclub "Estilo", ubicado en una de las zonas más lindas de Dorrego. Foto: Facebook)

Menú a la carta

Con la desaparición de los espacios físicos, internet y las redes abrieron las puertas para los que quisieron continuar en el negocio. Este es el caso de Federico, que después de 13 años decidió cerrar su local para comenzar a vender las películas a través de Facebook, WhatsApp y páginas web.

“Al videoclub lo tuvimos casi 13 años y en abril de 2018 cerramos la venta al público. El motivo principal de esta decisión fue económica y por dedicarle mayor tiempo a otras actividades”, explicó.

En ese sentido, el joven que tuvo el negocio en la Quinta Sección de Ciudad contó que “la cantidad de pedidos” que siguieron recibiendo por parte de los clientes luego de haber cerrado, los llevó a continuar la venta “pero a través del negocio web”.

“Tenemos página web y hacemos promociones, pero lo que más nos funciona es la venta a través de Facebook y WhatsApp. A través de estas plataformas, los clientes nos hacen pedidos y  coordinamos un punto de entrega”, recalcó Federico.

Por otra parte, Federico destacó: “Las ventas en internet y el aggiornamiento a las nuevas tecnologías todavía les cuesta a muchos mendocinos. Varios eligen ir al videoclub porque les gusta la atención que les brinda el dueño o simplemente porque les agrada que les cuenten de qué se tratan ciertas películas y no tener que elegir al azar entre una incalculable cantidad de oferta”.

Para comprobar su teoría, Unidiversidad consultó a uno de los habituales clientes de los videoclubes de Mendoza: “A mí me gusta ir al video porque me explican de qué se tratan las últimas novedades y en base a eso decido. Yo entiendo que existe Netflix, donde tenés todas las películas del mundo juntas, pero la verdad que no me llama. De esta manera salgo de mi casa, me compro algo para comer y vuelvo con ganas de ver la peli”.

El más tradicional

Por último, encontramos unas de las excepciones a la regla. Un videoclub que se mantuvo como tal y sigue siendo furor en Maipú.

Marcelo, su dueño, nos atendió en la casa de películas y nos contó cómo hizo para continuar un negocio que lleva más de 15 años abierto al público.

“Hemos tenido la suerte de que nos vaya bien en un rubro que casi no existe en la provincia. A la gente de la zona le gusta mucho venir a alquilar películas y, pese al avance tecnológico, nunca dejó de hacerlo”.

“Tuvimos nuestros inconvenientes y hubo meses muy complicados, pero le buscamos la vuelta y acá seguimos. Al local le agregamos venta de ropa- con temática de cine-, golosinas y distintos accesorios, como llaveros y posters. Eso fue lo que nos mantuvo con vida”.

(El videoclub Renacer fue uno de los pocos que mantuvo su formato original en la provincia. Foto: gentileza del dueño del local)

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