“Teníamos miedo. Veíamos que los que pensaban como ellos eran secuestrados. Los ford falcon, sin patente, con forajidos adentro, circulaban lentamente para ver cuándo entraban a empellones para llevarse a chicos con libros bajo el brazo porque eran los pensantes. Las maestras venían llorando porque veían cosas atroces en la calle, incluso niños abandonados, ´haga lo que quiera o llévelos a la Casa Cuna´. Los ayudábamos en esa ilegalidad que tenían manifiesta en las calles y diagonales de La Plata. Volvían llorando porque se enteraban de que un compañero no volvió o fue asesinado. El miedo nos hacía decirles ´no hagan, no piensen, hagan lo que hicimos nosotros`. Laura, mi hija mayor me decía ´no está mal mamá, pero lo que ustedes hicieron no sirvió para nada, los remiendos no sirven, hay que cambiar de raíz las cosas´. Hasta que llegó el día que el hijo o la hija no volvió, no llamó, no escribió. Ahí empieza para nosotras una segunda vida, que es la vida de buscar. La búsqueda de nuestros hijos y nietos cambia un pasado para continuar en un presente. Hace 35 años que estamos buscándolos, en unidad, trabajando en grupo, consolidando los caminos y abriendo espacios. Dejamos todo, nos jubilamos, nuestros maridos se hicieron cargo de lo que dejábamos, la casa, otros hijos”.

Las oraciones vueltas a hilvanar una y otra vez a lo largo de décadas repercutieron en lo profundo de los sentimientos de quienes desbordaban el teatro Universidad. Las palabras que reconstruyen historia, en voz de Estela Barnes de Carlotto y explican ´los sueños arriba´, producen respeto y admiración, también proyección y política, testimonio y práctica. Laura es su hija, secuestrada y desaparecida, madre de Guido, nacido en cautiverio y apropiado. Estela lleva adelante una lucha con Abuelas de Plaza de Mayo que ha logrado recuperar la identidad de más de 108 personas que fueron secuestradas con sus padres y madres o que nacieron durante el cautiverio de ellas.

La charla de Carlotto junto a referentes relacionados con los derechos humanos precedió a la exhibición, por primera vez en la Ciudad de Mendoza, de Verdades verdaderas. Vida de Estela. La película de Nicolás Gil Lavedra fue realizada en 2011 y protagonizada por Susú Pecoraro. Para la protagonista real “podrían ponerle Vida de Juana, o Vida de María, de cualquiera de nosotras. Sería lo mismo porque todas las familias hemos vivido los mismos momentos de angustia. Es una película sin golpes bajos ni contradicciones, incita a entender qué nos pasó a los que buscábamos a nuestros hijos y nietos, la lucha institucional que no dejó de crecer. El final muestra a nietos recuperados, que están bien, que pueden sonreír, que muestran un rostro y es el rostro de la libertad”.

De memoria

Por la tarde, acompañada de Buscarita Roa, otra abuela militante, Estela de Carlotto ofreció una conferencia de prensa. Media hora le alcanzó para responder lúcida y consecuentemente a su trayectoria y a la lucha incesante de las Abuelas. Fue abordada respecto a la tenacidad y el compromiso, la importancia del rol del Estado en los últimos años, la historia y la realidad política:

“La UNCuyo nos mima, nos tiene en su corazón. Para mí es un orgullo, una Universidad que es del pueblo, que no es elitista, que quiere lugar para todos. El doctorado que me han otorgado se lo transfiero a mis compañeras. Cuando a una mamá le sacan un hijo se convierte en leona y sale, sale para siempre. Hay otras además de Madres y Abuelas, están Susana Trimarco y muchas mujeres más, anónimas. Salimos a luchar, una lucha de paz, de clamor y construcción. Queremos dejarles a los jóvenes un país sin riesgos, un país del nunca más”.

“Recuperamos a 108 nietos, faltan 400, no descansaremos hasta ver el logro completo, es una búsqueda y un trabajo enorme. Mientras existan dudas, familiares que aún busquen a sus seres queridos, continuaremos. Quienes tenemos la búsqueda doble, de nietos e hijos, vivimos un período nuevo y alentador. No estamos solas, el Estado nos acompaña y necesitamos de la sociedad. Nos da mucho ánimo a las Abuelas saber que estamos en el buen camino. Nuestro país es el único de Latinoamérica que juzga los crímenes, con leyes comunes, sin tribunales especiales. Argentina es admirada por su trabajo sobre la memoria y la justicia. No desmerezcamos este triunfo. Es enorme la cantidad de juicios en trámite en todo el país, como enorme fue la cantidad de centros clandestinos. Hay que tener paciencia, nosotras la tuvimos por más de 35 años. Hay cosas pendientes pero hoy en democracia no es el gobierno el que produce las inequidades. Sin embargo falta mejorar sobre vivienda, trabajo, educación, salud”.

“No hago política partidaria, hago política de derechos humanos. La continuidad de esa política se garantiza con el voto popular. La oposición tiene a la prensa corporativa a su favor, entonces el discurso es unánime, se impuso la palabra ´límite´ como orden y la aceptan. De joven fui ´anti´ y me equivoqué. Fui idiota útil para la prensa que me hizo pensar como ellos querían. Después me enseñaron a pensar mi hija Laura y sus compañeros: la antinomia no sirve para nada. Si algo no nos gusta hay que decirlo y ofrecer otra cosa. No como la oposición. Yo acompaño la gestión, no el partido político. No me opongo a nada de lo que hace la presidenta, son cosas buenas para el país. Lo que hay que analizar es el porqué de esa antinomia feroz que critica todo, para la cual nada sirve ni está bien. Vemos los frutos de la gestión, vamos para adelante. Para alguien como De la Sota la sanción es no volverlo a elegir nunca más. El voto es la sanción. Este señor se hizo el bueno, yo lo ví en la Casa de Gobierno sonreír y sonreírme, entonces hay que saber quién es quién".