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La organización científica Sea Around Us publicó un informe en el que determinó que la humanidad atrapa 32 millones de toneladas sin comunicárselo a las Naciones Unidas.
La sobrepesca, una práctica riesgosa para la sustentabilidad de la acuicultura (foto tomada de Pixabay).
Unidiversidad / Fuentes: El País, Clarín, SputnikNews
Publicado el 12 DE FEBRERO DE 2016
La humanidad está saqueando los océanos. Las poblaciones de peces “explotadas a un nivel biológicamente insostenible” –como las de merluza, lenguado y salmonete de roca del Mediterráneo– se dispararon desde un porcentaje del 10 % en 1974 hasta tocar techo en 2008 con el 33 %, para disminuir posteriormente hasta el 29 %, según el último informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pero estas cifras, ya alarmantes, están muy infraestimadas, según informó la organización científica Sea Around Us.
Los investigadores calculan que los pescadores capturan al año 109 millones de toneladas de peces, 30 % más de lo que se declara. En 2010, último año reflejado en el estudio, la humanidad extrajo 32 millones de toneladas de peces sin comunicar su desaparición, una cantidad mayor que el peso de todos los ciudadanos de Estados Unidos, según ilustran los científicos.
“Si seguimos sobrepescando, habrá menos pescado en el futuro. Actualmente, el déficit de peces en la Unión Europea se compensa con las capturas en otros lugares, como África. Pero, una vez que se agoten, ¿de dónde sacaremos los peces?”, se lamenta el biólogo francés Daniel Pauly, autor principal del estudio, que se publicó en la revista Nature Communications.
El trabajo, obra de un centenar de investigadores de más de 50 instituciones, revisó los datos oficiales suministrados por más de 200 países a la FAO y los comparó con las informaciones de otras fuentes científicas, de expertos locales y de estadísticas de la industria. El desfasaje detectado corresponde, principalmente, a que los países suelen limitarse a registrar la pesca industrial y omiten los resultados de las modalidades más artesanales, de la pesca ilegal y los descartes realizados en alta mar.
Raúl García, responsable de Pesquerías de WWF, recuerda que unos 60 millones de personas trabajan en el sector mundial de la pesca y la acuicultura. La mayor parte de los pescadores emplea técnicas artesanales. "Que se pesque 30 % más de lo que se declara no me sorprende, me cuadra con nuestra experiencia. Solo la pesca ilegal, con barcos sin bandera o sin licencia, representa entre el 7 % y el 10 %", afirma. Sin embargo, García es cauto a la hora de interpretar los resultados de Sea Around Us. "Daniel Pauly es el pope mundial en la reconstrucción de capturas, pero hay que tener en cuenta que son estimaciones y los errores se pueden multiplicar", advierte.
¿Y en Argentina?
Nuestro mar sostiene miles de especies de fitoplancton, de invertebrados y más de 600 de vertebrados. Más de 20 mil puestos de trabajo dependen de esta actividad económica, que en 2014 registró el desembarque de más de 785 mil toneladas de recursos pesqueros, de los cuales 33 % corresponden a la merluza, 21 % al calamar y 16 % al langostino, según publicó Clarín en octubre de 2015.
“Nuestro mar afronta amenazas significativas por la pesca excesiva y la captura incidental de aves, mamíferos y reptiles marinos, que afectan tanto su abundancia como la estructura y funcionalidad de este ecosistema. También se suman impactos localizados por turismo masivo, contaminación, efluentes, desarrollos costeros, tránsito marítimo, y la actividad actual y potencial de la industria del petróleo y el gas”, advirtió en esa publicación Guillermo Cañete, coordinador del Programa Marino de Vida Silvestre.
Otro síntoma de la sobrepesca en Argentina es la presencia de animales migrantes en latitudes que no deberían estar. En junio de 2015, unos 40 pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), muchos de ellos en mal estado de salud, fueron recuperados en el litoral del estado brasileño de Sao Paulo, una circunstancia que no se producía con tanta intensidad desde 2008, según publicó SputnikNews.
Originarios de colonias ubicadas a 5000 kilómetros de distancia en la Patagonia argentina, los pingüinos habrían llegado a las costas brasileñas como parte de su migración invernal, aprovechando la corriente de las Malvinas. Sin embargo, el precario estado de salud de estos y su presencia en la costa desató las alarmas entre los biólogos brasileños. En el artículo mencionado, la coordinadora del Instituto Gremar de Sao Paulo, Andréa Maranho, denunció la situación de sobrepesca en las aguas de Argentina, Uruguay y sur de Brasil como explicación para la llegada masiva de pingüinos a las costas del litoral paulista.
Corto de la Fundación MarViva para concientizar sobre la sobrepesca
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