El retiro de la historieta policial de Sanyú "El Inspector Justo y otras historias" de las bibliotecas escolares de la provincia, ¿fue una medida atinada o una censura inaceptable? Para Ana María Vega, comunicadora y orientadora en educación sexual, hubo una incorrecta evaluación de materiales literarios producto de una mirada más afincada en la creencia que en el conocimiento.
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as reacciones fueron en general de rechazo y cuestionamiento a la aptitud del material que hizo llegar el Ministerio de Educación de la Nación en el marco del Plan Nacional de Entrega de Libros. La razón es bien conocida: toda la tormenta la desataron unas letras de Peter Capussotto y unos dibujos con sexo explícito de Sanyú que algunos profesores consideraron inadecuados y pornográficos. Luego, interpusieron denuncias contra el accionar de la cartera educativa responsable de haber realizado una previa evaluación de la calidad de esos materiales. Y se pudo saber que el Ministerio de Educación de la Nación no hizo distingos entre lo que es “para adultos” y lo que es “para adolescentes”; tampoco lo que es para el "aula", ya que el Plan no consiste en el aporte de manuales educativos sino en editar libros para que sean consultados en la biblioteca.El planteo crítico inicial encontró aval en las autoridades de la Dirección General de Escuelas, que optaron por retirar dichos libros bajo el argumento de que son "grotescos". Pero la polémica aún no se cerró. Hay voces de artistas y editores que hablan de censura y una pregunta sobrevolando en el aire: ¿y si esa primera reacción de los docentes fuese una sobreactuación? ¿Acaso los adolescentes no se encuentran a diario con materiales y mensajes que responden a las más variadas lógicas, no necesariamente acordes a una “finalidad educativa” ni “para adolescentes”? Dicho de otro modo: que una historieta contenga imágenes sexuales, ¿significa que deja de tener una finalidad creativo-literaria, como es el caso de "El Inspector Justo y otras historias"?
Ana María Vega, comunicadora y especialista en temas de salud, además de pionera en la formación de educadores sexuales, conoce bien el ámbito escolar de nivel secundario, donde se produjo la polémica de la historieta. Una de las características esenciales que suele poner en tela de juicio es la actitud y el nivel de compromiso de los educadores al entender que, si falla por no estar preparado para intervenir en las situaciones que le plantean los adolescentes, o carece de recursos actitudinales, psicológicos y emocionales, realiza una tarea de docencia a medias.Y en relación al sexo, este tema de los no preparados no es un dato menor. Es su conclusión al cabo de los últimos años que la mayoría de los docentes se autoexcluyen de la formación que ofrecen la Nación y la Provincia, lo cual tiene que ver con el predominio de la sexosofía (o sea, las creencias y principios que son válidos para cada uno aun en contraposición con el conocimiento científico) o el problema del analfabetismo sexual.
“Esto de retirar un material literario de una escuela como si fuera pornografía y decir que estará guardado bajo siete llaves es un claro ejemplo de respuesta desde la sexosofía”, dice Ana María Vega, quien en el curso del conflicto a través de los medios de comunicación observó que la actitud del director Osvaldo Calvente es un también un claro ejemplo de docente que se encasilla en su rol tradicional. “A esos docentes uno les consulta por la posibilidad de que puedan asumir que están frente a personas que se están formando integralmente, que este tipo de polémicas pueden transformarse en oportunidades pedagógicas, y las respuestas son generalmente frases como que a la escuela se viene a estudiar, que todo consiste en ir y dar una materia y no involucrarse en nada más, y que la educación sexual es una pérdida de tiempo, o sea, un modelo de escuela que ya es arcaico.
¿Cómo interpretó la polémica? ¿Es el problema de los temas tabú como el sexo, la ignorancia, el temor, lo que en definitiva lleva a cuestionar unos materiales entregados en el marco de un Plan de Entrega de Libros?
En mi opinión, es una oportunidad pedagógica perdida. Porque para aprovecharla hay que salir del encasillamiento, cosa que no ocurrió. Claro, el problema, muchos lo dicen, es que los docentes no están capacitados para afrontar lo que los chicos necesitan, pero con eso no hacemos nada. Hay que revertir la situación, ya la escuela no está al servicio de tabúes o creencias propias del establecimiento donde uno esté, hay otro enfoque de educación integral y aunque haya docentes no formados para ese modelo, existen herramientas para capacitarse. Uno puede hablar desde la sexosofía o desde la sexología, es una cuestión de elección.
¿Ha sido bien evaluada la calidad de estos materiales? Yo creo que no. Está claro que son literarios, no se corresponden con una materia específica. Son libros para ser consultados en la biblioteca, o sea que si el docente lo propone, puede dar acceso o no a que el adolescente tome contacto con ellos, y desde ya cabe la posibilidad de que un alumno con más inquietudes literarias se lo pueda llevar a su casa en calidad de préstamo. No es cierto que se trate de pornografía. Si supieran de educación sexual entenderían que hay una gran diferencia entre la pornografía y la literatura erótica contenida en una historieta.
Otra cosa, más allá de qué se hace con estos libros, lo que no se entiende es la actitud de esconderlos tratándose de historietas de los años 80, ya nuestro país pasó por etapas oscuras donde había que esconder los libros, incluso se quemaban. Está bien, son para adultos, pero ahora estamos con adolescentes que están en contacto con cosas que se salen de todo encasillamiento y la cuestión es: ¿no tenemos que preparar a los adolescentes para esta realidad?
¿Y entonces, cuál sería la conclusión?
Entiendo que el problema es que la mayoría habla desde su sexosofía, de ahí las ansiedades, las angustias y los miedos que, insisto, pueden transformarse en oportunidades pedagógicas, en la medida en que existan respuestas comprensivas de qué es lo que pasa, qué se puede abordar lateralmente con los chicos. E insisto con salir del encasillamiento, a veces es cuestión de comodidad en el educador. Muchas veces le planteo a los docentes en los talleres qué herramienta pedagógica usarían y les pongo sobre la mesa publicidades de revistas como Cosmopolitan y notas educativas del tipo de las que publica la revista Muy Interesante. Lo que noto es que muchos eligen abordar la nota de Muy Interesante porque es la que les está dando la información precisa, científica y entonces, como docentes, no hay hacer nada más que darla. Pero lo que está mostrando la publicidad de Cosmopolitan es el modelo de mujer que en realidad se exprime y circula, es por tanto un material que nos permite abordar toda la problemática de género, el tema de la autoestima; es decir, muchísimos aspectos que darán lugar a un debate. Pero claro, eso supone que el docente se ponga a trabajar y tenga claro a dónde quiere conducir ese debate, qué busca problematizar. Creo que en eso consiste el trabajo educativo, en definitiva, en poner a los chicos en situación de pensar qué pasa con la violencia, las violaciones, las drogas, y extraer de ahí conclusiones válidas.
¿Qué es lo más se lamenta de una oportunidad perdida?
Que se pierda de vista lo esencial, que es que existe toda una oferta de cursos desde la Nación y también desde la Provincia, también desde el Programa de Salud Sexual, y por supuesto desde el Programa Nacional de Educación Sexual, que apunta a una formación integral y se puede aplicar desde el nivel inicial hasta la Universidad. Que todo eso contiene una gran riqueza y ofrece muchas respuestas inteligentes a los miedos sobre sexualidad. Todos los que pasan por allí salen con una visión más comprometida de lo que es la docencia, entienden que no pasa por ir dar una materia y no involucrarse en nada más. Está bien, es entendible que se sientan sobrecargados de trabajo, pero si no revisan este aspecto de querer involucrarse, están ejerciendo con insuficiencia su trabajo.