Una dosis diferente de refuerzo aumenta la inmunidad contra ómicron en personas mayores

Así lo determinó un estudio del Conicet. Especialistas analizaron durante dos años la respuesta inmune de 124 personas, con un promedio de 79 años de edad.

Una dosis diferente de refuerzo aumenta la inmunidad contra ómicron en personas mayores

El grupo de Conicet que realizó la investigación que se extendió por dos años. Foto: Télam

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Publicado el 29 DE JUNIO DE 2022

Una dosis de vacuna heteróloga (diferente) de refuerzo aumentó de manera significativa la inmunidad contra la COVID-19 en personas mayores, y notablemente contra la variante ómicron, según un estudio liderado por especialistas del Conicet y publicado en la revista internacional The Lancet Infectious Diseases. El estudio revela que una dosis de refuerzo heteróloga aumenta de manera muy significativa el nivel de anticuerpos contra el coronavirus en adultas y adultos mayores que recibieron previamente dos dosis de Sinopharm, según un comunicado del Conicet.

El trabajo, liderado por especialistas del Conicet en colaboración con profesionales de PAMI, comenzó hace casi dos años y analizó la respuesta inmune en un grupo de 124 personas que participaron en forma voluntaria, con un promedio de edad de 79 años, y que recibieron dos dosis de Sinopharm y refuerzos con distintas vacunas.

“El nuevo estudio muestra lo valioso de la articulación lograda durante la pandemia entre investigadores del Conicet y sectores de salud”, indica Andrea Gamarnik, líder del trabajo e investigadora superior del organismo en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (Iibba, Conicet Fundación Instituto Leloir). “La información obtenida en esta investigación es de utilidad para la toma de decisiones concernientes a los esquemas de vacunación en nuestro país, como así también en otras partes del mundo donde se emplea la vacuna Sinopharm. Nuestro estudio aporta evidencia científica útil para la toma de decisiones por parte de las autoridades sanitarias de nuestro país y resalta la importancia de promover la aplicación de dosis de refuerzos para evitar nuevas olas de la pandemia”, concluye Gamarnik.

La investigadora superior de Conicet en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas, Andrea Gamarnik, lideró el trabajo

 

Nivel de anticuerpos

En la investigación, se definió el nivel de anticuerpos y su capacidad para neutralizar a ómicron y a la variante original de Wuhan (B.1) tras analizar muestras de sangre a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas dos dosis de Sinopharm. En un segundo paso, los y las voluntarias se dividieron en tres grupos que recibieron una dosis de refuerzo diferente: AstraZeneca (basada en adenovirus), Sputnik V (vacuna basada en adenovirus) y Pfizer-BioNTech (vacuna basada en ARN mensajero). Se les midió la cantidad de anticuerpos, así como su actividad neutralizante a los 21 y 90 días.

“La aplicación de una dosis heteróloga de refuerzo elevó los niveles de anticuerpos IgG más de 350 veces y la seropositividad, es decir, la presencia de anticuerpos específicos, se detectó en el 100 % de la cohorte, respuesta que se mantuvo 90 días después del refuerzo”, indica Gamarnik, que lideró el desarrollo de Covidar, el primer test serológico argentino que sirve para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus y fue aprobado por la Anmat. Además, en cada grupo, el refuerzo aumentó notablemente la capacidad de los anticuerpos para neutralizar a la variante ómicron.

“Antes del refuerzo, el 23 % de las personas mostraron la presencia de anticuerpos neutralizantes contra la variante original de Wuhan, pero solo el 8 % de la población contaba con anticuerpos neutralizantes contra ómicron, variante que circula en este momento en Argentina y en gran parte del mundo. Tras el refuerzo, el 100 % de participantes mostraron inhibición de la infección contra la variante de Wuhan y entre el 73 y el 90 %, contra la infección para la variante ómicron”, destaca Gamarnik.

En el estudio, se analizaron muestras de sangre de 124 personas de 79 años. Foto Télam

 

Diferencias entre vacunas

Las vacunas contra el virus que causa la COVID-19 que se basan en virus inactivados (Sinopharm y Sinovac) son de las más utilizadas en el mundo. Sin embargo, en contraste con las basadas en adenovirus (AstraZeneca, Sputnik V y Cansino) o en ARN mensajero (Pfizer y Moderna), se dispone de poca información sobre la respuesta inmune inducida por las vacunas a virus inactivados. Además, hay escasos datos sobre la conveniencia de aplicar refuerzos heterólogos combinando vacunas basadas en distintas tecnologías para lograr una mejor respuesta contra ómicron y otras variantes del nuevo coronavirus.

El trabajo conjunto comenzó antes del inicio del programa de vacunación masiva en Argentina. Con el fin de realizar estudios de vigilancia epidemiológica en geriátricos, se firmó un convenio de cooperación entre la Fundación Instituto Leloir (FIL) y el PAMI, para lo cual se construyó un nuevo laboratorio dirigido por Andrés Rossi, científico del CONICET en el Iibba, agregó.

 

El grupo más afectado
 

"Nuestra investigación está dirigida a un grupo poblacional, adultos mayores, que sin dudas es el que ha sufrido las mayores tasas de morbilidad severa y mortalidad a lo largo de la pandemia”, dice Jorge Geffner, coautor del estudio e investigador superior del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (Inbirs, Conicet-UBA).

Según Geffner, las observaciones realizadas muestran que la administración de terceras dosis heterólogas, de diferentes plataformas (vectores adenovirales y ARN mensajero), “inducen una fuerte respuesta inmunológica frente a diferentes variantes de SARS-CoV-2, incluyendo Ómicron, y se revelan, por lo tanto, como una estrategia adecuada de vacunación para los adultos mayores”.

La primera autoría del trabajo es compartida por Santiago Oviedo Rouco, Pamela Rodríguez y Esteban Miglietta, del Iibba; de la misma institución, también participaron María Mora González López Ledesma, Carla Pascuale, Diego Ojeda, Lautaro Sánchez y Andrés Rossi. También son autores del estudio Augusto Varese, Bianca Mazzitelli y Ana Ceballos, del Inbirs; y Eduardo Pérez y Pablo Rall, del INSSJP-PAMI, precisó el comunicado. La investigación contó con el apoyo del Conicet, de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Fuente: Télam

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