Un viaje geológico por la Ruta 40 ideado por la UNCUYO y Malargüe

Miradores encantados, cascadas de agua cristalina, cárcavas de piedra marcadas por el paso del tiempo y gran cantidad de fósiles marinos son algunas de las propuestas que se busca ampliar a través del uso de carteles con códigos QR.

Un viaje geológico por la Ruta 40 ideado por la UNCUYO y Malargüe

Foto: Prensa UNCUYO

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Prensa UNCUYO

Publicado el 23 DE AGOSTO DE 2021

El cuerpo docente y estudiantil de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCUYO junto a la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Malargüe desarrollaron el proyecto “La geología de la ruta 40, un aporte de la FCEyN para Malargüe”. La iniciativa, que contó con el financiamiento de esa unidad académica a través de la convocatoria “Jorge A. Sabato”, busca enriquecer la experiencia de viaje y ampliar el conocimiento geológico e histórico de la zona.

Para el proyecto, se eligieron ocho sitios destacados en los 210 kilómetros de la Ruta 40 sobre el departamento de Mendoza. Sin embargo, la propuesta no se quedó en la recopilación de información sino que se diseñó la implementación de carteles interactivos para que turistas, a través del uso de código QR, puedan enriquecer su experiencia y ampliar su conocimiento geológico e histórico de cada sitio, contó Gabriela Guerra, estudiante de la carrera de geología de la Facultad.

Esta nueva forma de encarar el viaje por la ruta 40 es un reconocimiento a la complejidad que implica disfrutar cada kilómetro sabiendo que su belleza no se agota en su aspecto visual, sino que se agiganta cuando se puede mirar la historia de un planeta a través del paisaje. Así quien se lanza a recorrerla sabe que le aguarda una aventura inexorable. Porque su fama no viene solo por cruzar la Argentina desde Santa Cruz hasta Jujuy, sino que además cada sitio cuenta una historia de lo que fue, pero también de lo que será nuestro suelo.

El viaje comienza en el cruce del río Malargüe, el principal afluente de la Laguna de Llancanelo; la siguiente parada es la denominada “Cuesta del Chiuido” la cima del recorrido por la 40. “Allí se pueden observar las maravillosas vistas panorámicas que ofrece la cuesta, descubriendo a su paso miradores encantados, cascadas de agua cristalina, cárcavas de piedra marcadas por el paso del tiempo y gran cantidad de fósiles marinos”, señaló Marcelo Rivarola, director de Turismo de Malargüe.



Siguiendo el camino se llega a Bardas Blancas un lugar en el que puede observarse “un manadero natural de petróleo. Lo que deja ver que estas tierras no solo son importantes por su valor geológico y turístico sino también por su potencial económico” relató Diego Cattaneo, docente y coordinador del proyecto. Avanzando sobre la emblemática ruta llegamos al Geoparque Llano Blanco, un portal para viajar al pasado remoto, la tierra nos regala fósiles continentales, marinos y el renombrado bosque petrificado, uno los lugares con mayor valor paleontológico y geológico.

El sol va cayendo sobre el horizonte malargüino y el viaje se detiene en “La pasarela” allí el Río Grande se encajona en un cañón de basalto negro y comienza el territorio de la Reserva Natural de La Payunia, la zona más densa y variada de volcanes del mundo.

El segundo día de recorrido arranca en el Infiernillo una cuesta hecha de una gran colada de lava basáltica. El siguiente sitio es el Parque de Huellas, una zona poblada de huellas de dinosaurios de 70 millones de años de antigüedad. El final del viaje se sitúa en uno de los lugares más emblemáticos de Malargüe: Los castillos de Pincheira, “una formación natural producida por sedimentación de antiguas erupciones volcánicas, la erosión del agua y viento”, mencionó Diego Cattaneo.