Antes que nada, pensemos en todo lo que el verano significa en nuestra cultura occidental. No es una estación del año elegida al azar, para nada. Es la estación del año más esperada por los niños y adolescentes. No hay que ir a la escuela, no hay que estudiar, no hay actividades extra escolares… no hay nada más que hacer que disfrutar de los amigos, los días libres y las cálidas noches estrelladas. Ahora, ambientémonos en los '80. No hay smartphones ni computadoras, sólo imaginación para crear grandes aventuras.

Esta es la propuesta nostálgica de “Verano del 84” (Summer of 84, 2018), dirigida por RKSS, un grupo de directores canadienses conformado por Anouk Whissell, François Simard y Yoann - Karl Whissell. Sus siglas provienen del nombre inicial Roadkill Superstar, algo así como una muy famosa carretera de la muerte (ponele), debido a que sus películas se caracterizan por tener un toque sangriento y terrorífico. Sí, ahora es cuando te digo que no todo es tan perfecto en esta historia, porque en el medio pasan cosas demasiado extrañas y espantosas.

Retrocedamos en el tiempo. Nos situamos en Oregon, al noroeste de los Estados Unidos. En los suburbios de un pequeño pueblo llamado Ipswich, un grupo de cuatro adolescentes un tanto friquis disfruta de los días estivales andando en bicicleta por las calles, jugando a las escondidas y debatiendo sobre su despertar sexual, hasta que uno de ellos, Davey, un obsesivo consumidor de historias sobrenaturales, planta la semilla de la intranquilidad cuando decide investigar una serie de misteriosas desapariciones de chicos que sacuden y entristecen a toda la localidad. El joven sospecha que su propio vecino, un querido y respetado oficial de policía, podría ser en realidad el causante de esos males. Tras lograr el apoyo de sus amigos, juntos emprenderán la peligrosa misión de conseguir pruebas para justificar tal hipótesis.

La película, presentada en el Festival de Sundance, el más importante del cine independiente, retoma algunos elementos de los clásicos de terror, misterio y aventuras, como las grandiosas obras de Stephen King y Alfred Hitchcock, es decir, "It" y "La Ventana Indiscreta" respectivamente, y logra reordenarlos para construir una narración atrapante, con un desenlace totalmente escalofriante e inesperado.

Quizás lo más logrado del film sea su propuesta estética, puesto que realmente parece que estamos desempolvando un viejo VHS. La música de Le Matos no es un detalle menor, ella logra atrapar el espíritu ochentoso y lo conjuga con el suspenso que la trama necesita. Además, RKSS no pierde una sola oportunidad para lanzar guiños a la cultura pop, al mejor estilo "Stranger Things", y eso es algo que se disfruta mucho.