El futsal es un deporte que tiene a Mendoza en lo más alto del país, y no es para menos. Es que la provincia tiene a jugadores como Renzo Grasso, que llevan la bandera mendocina a todas partes del mundo. Desde hace tiempo juega en el Futsal Marigliano y también supo jugar en la Premier League de India con figuras como Ronaldinho. Sin embargo, el hambre de gloria continúa. A poco de un nuevo mundial, podría concretar su segunda participación con la albiceleste en la máxima cita de este deporte.

¿Qué significado le das a este tetracampeonato conseguido con la selección mendocina?

La verdad que fue un logro bastante difícil de conseguir, cuatro torneos consecutivos creo que demuestran lo que Mendoza es a nivel nacional en este deporte. Creo que este último torneo fue bastante duro, por eso la alegría y la felicidad de todos.

¿Qué tiene Mendoza, que siempre se destaca en futsal, en comparación con las otras provincias?

Tiene estructuras, tiene muchos clubes, muchos chicos federados, creo que son ya más de 5000 chicos los que practican este deporte. A pesar de que nuestro deporte es amateur, creo que cada uno de los chicos que están en la selección y los que no están, que compartieron el proceso, y están en sus clubes, entrenan como profesionales. Creo que esa es la gran diferencia, el salto de calidad que tiene Mendoza.

¿Qué te aportó como jugador el desempeñarte como profesional en esta disciplina?

Vivirlo de otra manera, vivir de esto. Compartir con personas de otras nacionalidades, levantarte y tener que entrenar y viajar. En Mendoza entrenamos como profesionales, pero a veces no podés dar el cien porque cada uno tiene su trabajo, cada uno estudia y por ahí siempre llegás cansado a entrenar o a los partidos.

¿Tu primera etapa en el exterior fue difícil o se facilitó por la compañía de algunos compatriotas de la provincia?

El primer año que me fui, tenía 19 años y fue bastante complicado por el tema de que no sabía el idioma. Me fui solo, pero fueron experiencias nuevas que me han hecho crecer como deportista y como persona, más que nada. Pero a lo largo del tiempo fueron viajando bastantes compañeros y eso me facilitó las cosas un montón, y ya llevo tres años jugando en Italia, lo que me ha permitido asentarme un poco.

¿Qué diferencia sentís entre jugar con la camiseta de Cementista y la del club que representás en Europa?

Las diferencias son abismales. En Cementista juego por la pasión, por defender el club que me ha dado todo. Es un club de barrio, no hay plata de por medio ni nada, todos los chicos entrenan y defienden la camiseta por pasión y por honor. En Europa es distinto, cuando empieza a haber plata de por medio, cambia la cosa.

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