Un nuevo paradigma de modelo comercial
Pablo Hernández, Profesor e Investigador de UBA, Director de Control AFSCA. Disertó el pasado miércoles, en las Jornadas de Producción Audiovisual, acerca de los procesos de formación de la TV alrededor de un modelo comercial desde el '51 hasta los '90.
-¿cuáles son las diferencias entre los distintos paradigmas de modelos comerciales desde el ‘51 a los ’90 y qué plantea el nuevo paradigma de modelo comercial?
- en principio lo que hay es una organización de origen del sistema argentino, que tiene que ver con este modelo que denominamos centralizado de cadena al estilo norteamericano que dice, concentración geográfica de producción y organización de cadena; eso significa la producción de Buenos Aires para toda la Argentina. Ese tipo de esquema tiene una explicación estrictamente económica que es la economía de la Radio-difusión que dice, un programa para toda la cadena porque conseguir un nuevo televidente es casi gratis, entonces esa lógica económica funciona perfectamente. Después, a ese ingrediente hay que agregarle otro de tipo más político-ideológico, que tiene que ver con quiénes fueron los licenciatarios de la televisión, sobre todo en la Argentina, durante qué período, es decir durante las dictaduras se entregaron la mayor cantidad de licencias y la posibilidad de ejercer un control ideológico-político-económico sobre los gobiernos ya sea en momentos de alianza o en momentos de confrontación como el actual por ejemplo. Entonces ese sistema de la televisión organizada a partir del golpe de estado del ’55, decimos que fue un sistema eficaz, porque contribuyó a generar un sentido común mediático, contribuyó a generar un tipo de ideología dominante a través de lo que hoy llamamos el gentismo; y cuando vienen momentos de tensión política con gobiernos que no están en sintonía con el sistema de intereses, se aplican claramente en el terreno de la política, como está pasando ahora. Entonces en ese sentido hay que reconocerle eficacia. Más allá de que el sistema privado comercial ha producido desde el punto de vista del entretenimiento de las mayorías, gran cantidad de eventos absolutamente entrañables y de destrezas de capacidades en el país, eso no está en discusión; lo que está en discusión es el límite que ha tenido este tipo de acuerdo histórico sobre la posibilidad de que haya más televisión diferente, etc. La ley de servicio de comunicación audiovisual lo que está planteando con clausuras como las clausuras antimonopolio, como las clausuras de producción propia, producción local, como la clausura de producción en cadena, es decir la desconexión de Buenos Aires es asumir, como en otros periodos históricos hubo en la Argentina, el desafío de producir mucho más contenido audiovisual. Y que haya mucha más pantalla para ver ese contenido. Nada más ni nada menos que eso que no es fácil. Ese es el espíritu de la nueva ley.
- La incógnita es ¿cómo hacer que esto sea autosustentable? El día de mañana, si alguna crisis por ejemplo, golpeara al estado argentino y este no pudiera seguir sosteniendo el proyecto ¿cómo se hace para quienes están en este proyecto puedan seguir manteniéndolo y siga siendo una propuesta y mantenerse en el mercado?
- Hay distintos tipo de sustentabilidad. Una tiene que ver son lo estrictamente público, yo creo que procesos como se han iniciado con la Tv Digital o como el canal encuentro, no debería detenerse; no veo un gobierno aunque sea de otro signo político que vaya a revertir se proceso, es muy difícil porque aparte yo creo que esta socialmente instalado. Hay otro tipo de sustentabilidad que tiene que ver con las organizaciones sin fines de lucro, que la nueva ley le abre a toda esa zona productiva posibilidades de tener pantalla; las asociaciones sin fines de lucro muchas veces se sostienen con el apoyo de sus integrantes, por ejemplo, del salario, entonces ahí hay un sistema de sustentabilidad propio de esas organizaciones. Y después esta la sustentabilidad estrictamente comercial, esa sustentabilidad ya existía en la Argentina, por ejemplo, todas la productoras de los cables asociadas a los canales de cable locales, las productoras asociadas a los eventos deportivos que tiene gran cantidad de público como el turismo carretera, la liga de básquet, etc.; todo eso existía en la Argentina hasta principio de los ’90, y además el cable que es un servicio de abono, es un servicio de ingreso directo de dinero, permitía financiar esas productoras. Pero fue arrasada por las cadenas, así como existía la producción local de canales locales antes de que entraran en cadena con Buenos Aires. Entonces lo que hay que hacer es recuperarlas y tratar de que adquiera una sustentabilidad propia que ya existe, fíjense lo que pasa con las radio, las FM, hay un montón de radios que nunca iban a existir y hace 25 años que existen y comen los que trabajan en esas radio, entonces, esa sustentabilidad existe por un lado. La incógnita, que no me queda claro de quién es, tiene que ver por ahí con el reacomodamiento del mercado publicitario y de los recursos disponibles. En ese caso los que más preguntas y miedo deben tener son los que han concentrado el mercado porque aparece un escenario de mayor competencia, y en ese sentido yo los comprendo, incluso comprendo que quieran voltear al gobierno. El productor independiente, o señal de cable o canal local que históricamente se sostuvo con los recursos de un mercado regional, local más pequeño pero sustentable, al contrario yo creo que deberían estar pensado en una perspectiva de reapertura de pantalla que se les había negado.
- Más allá de las presiones mediáticas de los grupos que no les conviene ni la nueva ley ni la TDA ¿hay alguna manera de operar tanto burocrática como judicialmente ante esta iniciativa y de este modo trabar o impedir que salga adelante este proyecto?
- La nueva ley plantea un sistema bastante riguroso en términos de pertenencia legal, es decir hay que estar inscripto como productora o hay que estar inscripto como señal de cable por supuesto que como licenciatarios, que además es una manera de seguir la cadena de valores y quién está produciendo, pero lo que se puede producir y lo que se puede vender a determinada pantalla, no tiene ninguna traba que no haya tenido en términos de un contrato comercial. Simplemente que cuando uno tenga cierta escala si va a estar registrado porque además es la única forma de controlar las cuotas de producción local, producción propia, música independiente, etc., pero en ese sentido no va a haber ninguna traba burocrática adicional de las que existen hoy.En cuanto a lo judicial, las asociaciones de difusoras argentinas que nuclea los principales canales privados, acaba de presentar medidas cautelares contra 40 artículos de la ley. Directamente quieren voltear la ley, lo que quisieron hacer siempre, entonces ahí hay un terreno de disputa que además es histórico en la Argentina. Seguramente habrá que ir combatiendo o aceptando cada una de esas instancias, dependiendo de lo que allí suceda. En principio yo creo que la estrategia que va a tener el gobierno en ese sentido es pedirle a la corte que se expida rápidamente sobre la totalidad de las impugnaciones a la ley porque sino las cautelares con jueces cercanos a los grupos principales pueden durar 50 años. Todos los días aparece un juez nuevo dispuesto a hacer eso. Entonces, ahí la corte va a tener una responsabilidad en el sentido de resolver todo junto las impugnaciones a la ley, de manera que pueda estar plenamente vigente. Pero además, hay iniciativa de política pública que no solamente tiene que ver con la ley como por ejemplo la Tv Digital, etc., fomentar contenidos, garantizar la producción audiovisual que no están limitadas a la vigencia de la ley. Todo eso tiene que estar junto, además los productores independientes tiene que tomar visibilidad, y tratar de que la ley se cumpla, por ejemplo que las productoras o los programas le compren los programas en vez de alquilarle los espacios, que además está prohibido, siempre estuvo prohibido y ahora más; entonces hay que revertir una lógica perversa que ha estado funcionando en el sistema hace mucho tiempo y que el que tiene una licencia de radiodifusión está obligado a emitir no alquilar su tiempo para vendérselo a la productora que tiene que pagar por el tiempo publicitario y por el estudio alquilado. Lo mismo sucede con la concentración monopólica, una cosa es impedir un monopolio y otra desarmarlo. Todo eso va a ser muy arduo. En 5, 10 años ojalá veamos un escenario audiovisual absolutamente distinto, mucho más plural, con mayor cantidad de emisores, más democrático. Analía Martin