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01 DE NOVIEMBRE DE 2024
La banda platense presentó su último trabajo discográfico en el Auditorio Ángel Bustelo.
Cobertura para Radio U, Daniel Postizzi
Publicado el 18 DE SEPTIEMBRE DE 2023
Parecía increíble, pero, con una puntualidad pocas veces vista, treinta minutos antes de la hora señalada para que comenzara la presentación de Estelares, el público mendocino comenzó a poblar el Ángel Bustelo. Seguidores y seguidoras parecían tener ansiedad por no llegar tarde, impaciencia por lo que vendría. En el ambiente se respiraba cierta tensión y hasta incertidumbre (sobre todo cuando, pasadas las 21, Manuel Moretti y los suyos no subían al escenario). Había una razón: la última vez que la banda pisó la provincia fue antes de la pandemia. Encierro, cuidados extremos, aislamiento y dos discos habían pasado bajo el puente.
Finalmente, los primeros acordes de las "Doce Chicharras" empezaron a sonar y el público dio muestras del amor a una relación que sigue intacta a pesar del paso de los años. Estelares mostró con orgullo las canciones de su nuevo disco y, sin temor, decidió desenvolver los primeros temas aunque ninguno de ellos fuera un corte difusión.
Un mar de soles rojos se estrenaba en Mendoza para calentar un auditorio colmado y dar paso a un repertorio repleto de clásicos: "Trémulas canciones", "Melancolía" (aquella letra que nació para ser tango rioplatense y se convirtió en uno de los hits pop-folk de la banda), "Rimbaud" y "Ella dijo", entre otras.
De aquel grupo nacido al calor del Nuevo Rock Argentino queda muy poco y mucho a la vez. Probablemente, de Sistema nervioso (2006) a esta parte, su sonido y sus composiciones han mutado, han mejorado; han nacido, enloquecido y envejecido bien. El domingo, gris por la noche –qué mejor y más reflexivo momento para su presentación–, su líder dejó entrever que los años no vienen solos y, al hacer acuse de recibo de una extensa gira nacional que continuará en tierras españolas, brindó “con el mejor Malbec del mundo”.
Es que Estelares, a pesar de sus hits radiales, no es un grupo "del momento" (quizás nunca lo fue). Sus canciones llenas de amores y desamores no la hacen una banda romántica de golpe bajo y fácil. Cortan la dulzura con "Ríos de lava" e historias de adicciones que han dejado "Alas rotas" entre amoríos de "Un show", el "Miedo" a la incertidumbre y la angustia de reconocerse "Loco" y perdedor. Estelares les habla a sus canciones con una nostalgia dolorosa, mas no culposa. Sus letras van de la lucidez y la esperanza al desconsuelo y el vacío sin escalas, y su público lo sabe.
Con un repertorio sentido, pensado y, al parecer, consensuado con quienes no se disputan la bandera del fanatismo groupie, fueron destilando necesarias dosis de canciones “que se saben todos” alternadas con algunos temas perdidos, recuerdos de su Universidad Nacional de La Plata, pequeños tesoros escondidos como “América”.
En sintonía con su historia, la banda que cultiva la nostalgia de no saberse novedad y de amar a Jean Cocteau acompaña con maestría el paso del tiempo. Musicalmente conectados, sincronizados e inoxidables, Estelares volvió a Mendoza para confirmar que sus letras y acordes son parte de la noble estrategia –tanguera y, a la vez, rockanrolera– de dejar el corazón sobre todo.
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