Un grito nacional que llegó a Latinoamérica

La Reforma Universitaria que se gestó en la Universidad Nacional de Córdoba en 1918 tuvo su correlato en otras casas de estudio del continente. La gesta estudiantil marcó el camino de la mayoría de los líderes civiles de toda la región.

Un grito nacional que llegó a Latinoamérica

FOTO: Archivo de la Biblioteca Gral. San Martín, lucha de los colegios de la UNCuyo ante las políticas del menemismo, 1997.

Sociedad

#28 - Lo que la Reforma nos dejó

Edición U

Unidiversidad / Rodrigo Armiento

Publicado el 25 DE MAYO DE 2018

“Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. El Manifiesto Liminar de la Federación Universitaria de Córdoba es claro: el movimiento reformista estudiantil de 1918 estaba destinado a cruzar las fronteras y a hacerse escuchar en toda Latinoamérica. Y lo logró. No sólo eso, sino que se instaló en todo el continente e incluso llegó a Europa, por lo que se anticipó medio siglo al Mayo Francés (1968) y marcó un antes y un después en la historia de la educación superior.

La universidad más antigua del país fue el lugar propicio para que se desatara este acontecimiento histórico debido al legado de una ideología colonial y eclesiástica que sobre ella pesaba aún en pleno siglo XX. Sus principales reclamos, especialmente la autonomía universitaria y el cogobierno estudiantil, fueron tomados por la mayoría de los líderes latinoamericanos y se adaptaron a las necesidades coyunturales específicas de cada lugar. En Perú, por ejemplo, sobresalió Víctor Raúl Haya de La Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), quien junto a José Carlos Mariátegui, uno de los intelectuales más influyentes de la época, no sólo en Perú sino en toda la región, impulsó la reforma en su país. En Cuba se destacó la figura del político e intelectual Julio Antonio Mella, también impulsor de una reforma universitaria cuyos vestigios permanecerían a través del tiempo para expresarse finalmente en la Revolución Cubana. En México, el reclamo estudiantil fue tomado en tiempos de revolución social y hacia 1931 se realizaría el Primer Congreso Iberoamericano de Estudiantes.

“Hay que destacar el hecho de que la Reforma Universitaria fue un movimiento muy importante y significativo de política universitaria que se generó en la propia América Latina. Es como invertir el sentido de las cosas, ya que siempre parece que los acontecimientos nos vienen desde afuera”, señaló Dante Ramaglia, doctor en Filosofía por la UNCUYO, investigador del CONICET y docente especialista en Estudios Latinoamericanos. “No fue un proceso uniforme. Si bien fue un reclamo por parte de los estudiantes que se dio en el medio universitario, se articuló posteriormente en cada país con distintas luchas sociales”, dijo Ramaglia. A la larga, muchos de los estudiantes que participaron del movimiento alcanzaron posiciones políticas y fue así como algunas de las aspiraciones reformistas acompañaron otros procesos ya fuera de los claustros.

Durante la Tercera Cumbre Académica América Latina y Caribe-Unión Europea, realizada el pasado abril en la UNC, el rector de la Universidad Nacional de Avellaneda, Jorge Calzoni, afirmó que la Reforma Universitaria fue un cambio sustancial que estuvo contemplado incluso por las constituciones de los países de Latinoamérica. Aseguró que, cuando se aborda el tema de la educación superior, aparecen elementos de la reforma de distintas maneras. En Cuba, por ejemplo, existe el Ministerio de Educación Superior, mientras que en Argentina, según opinó, sólo hay un Ministerio de Educación que privilegia a las universidades por sobre la escuela media y básica.  

Desde una mirada actual, Ramaglia opinó que aquella conquista de derechos se debe defender y que existen algunos elementos que deben ser revisados debido a su vigencia. “Nociones como la de la autonomía sirvieron en su momento para dar una independencia a la universidad para generar un propio gobierno. Hoy tendría que ser revisado desde el punto de vista de la intervención de lo público y lo privado en la educación. La democratización de la universidad es un valor que yo creo que debemos mantener en el presente para que no se vuelva una institución jerárquica”, concluyó el investigador.

 

Lo que la Reforma nos dejó

En 1918, la Asamblea Universitaria sienta con una huelga general las bases que revolucionaron el rol social de la universidad pública. Cien años después su legado toma nuevos caminos.