Transición energética: hasta qué punto usaremos combustibles fósiles
El cambio climático es uno de los mayores retos de nuestra era. Especialistas del Conicet recomiendan realizar una transición entre los recursos energéticos que tenemos a disposición con el fin de crear un enfoque más equilibrado.
Foto: ilustrativa
Uno de los mayores retos de nuestra era es la necesidad de combatir el calentamiento global. Para ello, es esencial entender que resulta imprescindible realizar una reconversión hacia nuevas variantes energéticas limpias, pero con la complejidad de no dejar de lado el derecho al acceso a la energía, para gozar de calidad de vida y de un mayor desarrollo económico.
Los avances tecnológicos relacionados con las energías limpias –parques eólicos, solares, generación de hidrógeno verde, por citar algunas– conducen invariablemente a pensar que hay que dejar de utilizar combustibles fósiles y que todo se debe apuntar a las energías renovables. Las conclusiones de la COP26, más allá de sus limitaciones, son una muestra de lo que se viene.
Hoy, la realidad marca que hay muchos más matices por resolver, ya que los cambios deben ser paulatinos, con el fin de crear un enfoque más equilibrado.
“No es sencilla una transición desde un esquema tradicional (combustibles fósiles) a uno nuevo, que demandará muchos cambios en la infraestructura y en su desarrollo. Este cambio a las denominadas ‘energías renovables’ (eólica o solar), en cuanto a los costos, tiene sus problemas, puesto que los precios de los combustibles fósiles son más bajos que los costos asociados de la transformación de las energías renovables en energía eléctrica”, afirmó a Unidiversidad Jorge Núñez McLeod, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Ingeniería en la UNCUYO.
“Al día de hoy, las energías renovables son más caras. Por ende, se está trabajando en hacer más eficientes los procesos de transformación de energía para que los precios bajen lo suficiente como para que no haya la necesidad de tanto subsidio, y así lograr un descenso en los costos de producción”, aclaró McLeod.
Se debe recurrir a inversiones e infraestructura para disminuir el consumo de combustibles fósiles, pero no eliminarlo abruptamente. En vez de desarrollar un programa únicamente "no fósil", se puede optar por un enfoque más pragmático, que anime a todos y todas a usar un amplio espectro de los recursos que tienen a su disposición (es decir, eficiencia energética, energías renovables y uso sostenible de combustibles fósiles).
Con este mismo lineamiento, Fabiana Gennari, ingeniera química, docente del Instituto Balseiro e investigadora del Conicet, destacó que se deben buscar estrategias para reducir las emisiones de dióxido de carbono, pero también hay que entender que las energías renovables y limpias necesitan fuertes inversiones de los sectores estatal y privado.
“Para realizar cambios profundos en nuestra matriz energética, lo que se necesita principalmente son inversiones e infraestructura. Se requieren análisis y estudios para observar las distintas alternativas y establecer objetivos concretos. De esta manera, se busca definir en qué se va a utilizar esta energía, a cuántas viviendas o industrias va a estar destinada, según qué condiciones de almacenamiento, etcétera”, afirmó.
“La idea es avanzar hacia una matriz energética en la cual se nivelen los precios entre la energía tradicional y las energías renovables. De hecho, para 2030, a nivel internacional, los costos de la producción de la energía eléctrica con base en paneles fotovoltaicos van a disminuir lo suficiente (debido a los nuevos avances tecnológicos) para que se acerque a los valores que tiene el gas. Igualmente, es importante aclarar que, para esa fecha, el precio del gas habrá subido debido al faltante que se va a producir para esos años”, continuó el ingeniero.
“Es imprescindible comprender que los costos de la energía en 10 años van a ser más caros para los y las habitantes de todo el planeta. Las familias van a tener que destinar mayores presupuestos y mayor cantidad de dinero para pagar la energía que se está consumiendo hoy”, remarcó.
En un informe elaborado por Naciones Unidas, denominado El papel de los combustibles fósiles en un sistema energético sostenible, se destaca que los combustibles fósiles comprenden el 80 % de la demanda actual de energía primaria a nivel mundial y el sistema energético es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO₂. Sin embargo, las energías renovables no se pueden usar de manera uniforme en todo el sistema energético para sustituir el uso de combustibles fósiles, principalmente por la variación en la capacidad de los diferentes subsectores energéticos para pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables. “Es necesario entender que inyectar las energías renovables, directamente como generadoras de energía eléctrica, al tendido interconectado produce dificultades que se deben resolver. Por esta razón, no es tan fácil que todas estén conectadas, ya que se necesita ‘amortiguar’ la discontinuidad que hay entre la producción y la demanda para no tener exceso de energía circulando”, finalizó Gennari.
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