Transformando la realidad desde el Barrio Flores Sur
Dieciseis profesionales y cien jóvenes enfrentan las carencias del piedemonte mendocino. La intención es la de superar el asistencialismo para que los jóvenes se conviertan en actores de cambio en la construcción de su propia realidad.
Publicado el 19 DE MAYO DE 2011
Un grupo de docentes y profesionales trabaja para reemplazar el paradigma
del asistencialismo por el de la participación y el compromiso de los
jóvenes en la construcción de una nueva realidad social.
El Centro de Adolescentes San José ayuda desde hace quince años a transformar la realidad adversa de más de cien jóvenes del Barrio Flores Sur y Oeste, en el piedemonte mendocino.
Con una clara conciencia social, un equipo de profesionales y docentes se encuentra abocado a la tarea de brindarles a los adolescentes de la zona, el acompañamiento necesario para su vida cotidiana. Además, ofrece apoyo escolar y organiza actividades deportivas y recreativas.
Las tareas que realizan giran sobre el eje de la participación. La intención es la de superar el asistencialismo para que los jóvenes se conviertan en actores de cambio en la construcción de su propia realidad. Este nuevo paradigma es el que impulsó la aprobación de la Ley de Protección de Derechos Niñas, Niños y Adolescentes, que en Mendoza recién se puso en marcha en 2008.
Dieciséis personas trabajan en la institución realizando tareas con distintos grados de complejidad, que van desde el apoyo escolar hasta la atención de casos de chicos con problemas de adicciones que se encuentran fuera del sistema educativo.
Marina Astudillo, quién trabaja en el centro desde 1993, es una las docentes que se ocupa de la problemática de los adolescentes y trabaja con ellos día a día, ayudándolos a organizarse para superar las dificultades que enfrentan.
La acompañan además, Paula González (estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNCuyo)[ver video], Gustavo González (apoyo escolar), Sebastián Fozzatti (operador social), Pablo Jara, Armando Astudillo, Dana Quiroga y Diego Masrur (profesores de deportes), Cecilia Sánchez (licenciada en Niñez, Adolescencia y Familia), Rubén Andino (profesor en apoyo escolar), Natalia Alcaraz (auxiliar de apoyo escolar), Norma Araya (cocinera) y Rodolfo Moreno (mantenimiento).
Dana salió del programa y hoy es un ejemplo de superación personal dentro del barrio: vivía en el barrio Flores Sur cuando en el 2000, comenzó a asistir a las clases de apoyo escolar que se brindan en el centro comunitario. Una vez concluidos los estudios secundarios, ingresó en el profesorado de educación física y hoy es una de las principales colaboradoras de este programa.
“Para mí es la oportunidad de devolver la ayuda que me dieron”, comenta. “En la actualidad, el barrio sufre muchas situaciones de calle, hay madres solteras, menores abandonados y sin documentos, por lo que hay que trabajar para que puedan tener una oportunidad de superarse”.
Dana Quiroga, basada en su propia experiencia, hoy se sirve de su profesión para que “a través del deporte los adolescentes empiecen a movilizarse y de este modo logren más autonomía”.
La filosofía con la que trabaja la institución, que es la defensa de los derechos de los jóvenes, fue clave para alcanzar un premio de veinte mil pesos, otorgado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para la financiación de proyectos deportivos y recreativos.
Las iniciativas fueron elaboradas por un grupo de catorce chicas y chicos que analizó la situación y encontró en las actividades deportivas una forma de superar sus dificultades. Para lograr este fin, el desafío fue no sólo el de fomentar la participación de los jóvenes, sino también el de involucrar a sus padres y hermanos.
“Lo que se hizo fue pasar a una dimensión más comunitaria de organización, en la que todos tuvieron que hacerse cargo de la situación y trabajar juntos para superarla”, enfatizó Marina Astudillo, una de las adultas que colaboró con la presentación y supervisión durante la puesta en marcha.
La organización depende del Centro Comunitario y Educativo San José, perteneciente a los Hermanos Murialdinos. Cuenta también con la colaboración del programa del Servicio Educativo de Origen Social, de la Dirección General de Escuelas, la Municipalidad de Capital y la DINAF.
El Centro Comunitario abrió sus puertas en 1989, y se ocupa desde entonces de brindar apoyo escolar y un complemento alimentario a ciento veinte niñas y niños de los barrios Flores Sur y Oeste, Olivares, Santa Rita y San Martín.
Horacio Yacante Cicunc Contenidos - Responsable Marcelo Sivera
El Centro de Adolescentes San José ayuda desde hace quince años a transformar la realidad adversa de más de cien jóvenes del Barrio Flores Sur y Oeste, en el piedemonte mendocino.
Con una clara conciencia social, un equipo de profesionales y docentes se encuentra abocado a la tarea de brindarles a los adolescentes de la zona, el acompañamiento necesario para su vida cotidiana. Además, ofrece apoyo escolar y organiza actividades deportivas y recreativas.
Las tareas que realizan giran sobre el eje de la participación. La intención es la de superar el asistencialismo para que los jóvenes se conviertan en actores de cambio en la construcción de su propia realidad. Este nuevo paradigma es el que impulsó la aprobación de la Ley de Protección de Derechos Niñas, Niños y Adolescentes, que en Mendoza recién se puso en marcha en 2008.
Dieciséis personas trabajan en la institución realizando tareas con distintos grados de complejidad, que van desde el apoyo escolar hasta la atención de casos de chicos con problemas de adicciones que se encuentran fuera del sistema educativo.
Marina Astudillo, quién trabaja en el centro desde 1993, es una las docentes que se ocupa de la problemática de los adolescentes y trabaja con ellos día a día, ayudándolos a organizarse para superar las dificultades que enfrentan.
La acompañan además, Paula González (estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNCuyo)[ver video], Gustavo González (apoyo escolar), Sebastián Fozzatti (operador social), Pablo Jara, Armando Astudillo, Dana Quiroga y Diego Masrur (profesores de deportes), Cecilia Sánchez (licenciada en Niñez, Adolescencia y Familia), Rubén Andino (profesor en apoyo escolar), Natalia Alcaraz (auxiliar de apoyo escolar), Norma Araya (cocinera) y Rodolfo Moreno (mantenimiento).
Dana salió del programa y hoy es un ejemplo de superación personal dentro del barrio: vivía en el barrio Flores Sur cuando en el 2000, comenzó a asistir a las clases de apoyo escolar que se brindan en el centro comunitario. Una vez concluidos los estudios secundarios, ingresó en el profesorado de educación física y hoy es una de las principales colaboradoras de este programa.
“Para mí es la oportunidad de devolver la ayuda que me dieron”, comenta. “En la actualidad, el barrio sufre muchas situaciones de calle, hay madres solteras, menores abandonados y sin documentos, por lo que hay que trabajar para que puedan tener una oportunidad de superarse”.
Dana Quiroga, basada en su propia experiencia, hoy se sirve de su profesión para que “a través del deporte los adolescentes empiecen a movilizarse y de este modo logren más autonomía”.
La filosofía con la que trabaja la institución, que es la defensa de los derechos de los jóvenes, fue clave para alcanzar un premio de veinte mil pesos, otorgado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para la financiación de proyectos deportivos y recreativos.
Las iniciativas fueron elaboradas por un grupo de catorce chicas y chicos que analizó la situación y encontró en las actividades deportivas una forma de superar sus dificultades. Para lograr este fin, el desafío fue no sólo el de fomentar la participación de los jóvenes, sino también el de involucrar a sus padres y hermanos.
“Lo que se hizo fue pasar a una dimensión más comunitaria de organización, en la que todos tuvieron que hacerse cargo de la situación y trabajar juntos para superarla”, enfatizó Marina Astudillo, una de las adultas que colaboró con la presentación y supervisión durante la puesta en marcha.
La organización depende del Centro Comunitario y Educativo San José, perteneciente a los Hermanos Murialdinos. Cuenta también con la colaboración del programa del Servicio Educativo de Origen Social, de la Dirección General de Escuelas, la Municipalidad de Capital y la DINAF.
El Centro Comunitario abrió sus puertas en 1989, y se ocupa desde entonces de brindar apoyo escolar y un complemento alimentario a ciento veinte niñas y niños de los barrios Flores Sur y Oeste, Olivares, Santa Rita y San Martín.
Horacio Yacante Cicunc Contenidos - Responsable Marcelo Sivera