“Tramar la tesis”: los afectos son la llave para destrabar ese camino de dudas
Recientemente, un grupo de investigadores e investigadoras publicaron el libro titulado “Tramar la tesis”. Unidiversidad dialogó con dos de sus impulsores para indagar en las tareas que supone elaborar una tesis, donde el círculo de contención es vital para avanzar.
La tarea de escribir una tesis y por qué los afectos son importantes. Foto: Cottonbro/pexels.com
Elaborar una tesis es un camino que pareciera estar atravesado por momentos de inseguridades y dudas a cada paso. Sin embargo, también, se trata de un desarrollo movilizador que viene acompañado de sentimientos como la alegría y la emoción. Además, conlleva mucha concentración y disciplina, por lo que supone momentos de introspección y soledad. Ahora bien, ¿quiere eso decir que debemos aislarnos cuando nos encontramos en proceso de tesis? ¿Es posible encontrar todas las respuestas o despejar dudas únicamente en el encuentro con manuales teóricos? ¿Qué puntos de fuga podemos imaginarnos?
En este marco, hay respuestas que buscan una alternativa a los manuales de metodología, donde los afectos, la solidaridad y el acompañamiento entre pares son algunos de los ejes. Este hilo conductor hilvana al libro “Tramar la tesis”, presentado recientemente en la Feria del Libro de Mendoza. Es un "afecto" con nombre y apellido, ya que movilizó la construcción del libro, Sebastián Touza. Además de ser un académico, investigador y docente destacado de la UNCUYO, acompañó y marcó los recorridos de algunas personas que dieron forma al libro; por eso, al principio, es posible leer: “A la memoria de Sebastián Touza”.
“Tramar la tesis” es una producción en la que un grupo de investigadores e investigadoras en Ciencias Sociales articulan sus trabajos con los lazos afectivos que fueron forjando a lo largo de los años. En el libro, de descarga gratuita, es posible identificar la integralidad que implica el tramado de una tesis. Con el fin de conocer la decisión de las y los autores de poner el acento en lo afectivo e indagar en aquellas inquietudes comunes que puedan tener las personas al momento de encarar una tesis, Unidiversidad dialogó con Fernando Mas y Anabella Abarzúa Cutroni, dos de las voces que dan forma al libro.
(¿Qué implica escribir una tesis? Foto: freepik)
La tarea de encarar una tesis
“La tarea, en sí, es bastante solitaria”, aseguró Anabella Abarzúa Cutroni, politóloga, egresada de la UNCUYO y doctora en Ciencias Sociales. Ella nos contó que siempre sostiene que “la tarea cotidiana es leer y escribir, más allá de lo que digan los manuales de metodología de cómo hacerlo”. Agregó que hacerse preguntas, a veces, genera inseguridades al no encontrarle respuestas. Pero sostuvo: “Una buena pregunta es una que no se responde de un día para el otro y que abre camino, posibilidades, que te impulsa a seguir adelante”.
En coincidencia, Fernando Mas, quien tiene dos licenciaturas -en Administración y Comercialización- y un doctorado en Ciencias Sociales, indicó que la soledad muchas veces es necesaria. “Necesitás concentración, eso inevitablemente va a suceder” y “la soledad en determinados momentos puede ser fructífera”, fueron algunas de sus afirmaciones. No obstante, destacó que la escritura de una tesis puede llevar a una serie de obsesiones a las cuales hay que “fijarle bordes”. “Cuando se piensa mucho se pena, no verse acompañado o acompañada en ese proceso lo hace mucho más solitario”, afirmó.
En ese primer intercambio con Fernando Mas se asoma de qué manera identifican lo afectivo en “Tramar la tesis” como algo elemental. Mas destacó los intercambios de lectura entre pares, las conversaciones que habilitan disparadores creativos y los límites que un otro puede fijarte: “Te estás yendo de mambo con esto”. De esa manera, una cualidad que tiene el tramado de una tesis, desde la óptica de Mas, se relaciona con “el borde que te fija el otro a las obsesiones y, al mismo tiempo, el acompañamiento que puede dar”.
También, la angustia emerge en muchas ocasiones al momento de escribir una tesis. Abarzúa Cutroni así lo identifica, pero destacó que la finalización de ella también es la apertura a otras posibilidades. “Cuando uno salta esa barrera se da cuenta que ese logro era uno más de un montón que puede haber en un camino”. Aun así, resaltó que no debe naturalizarse la angustia y, de hecho, la problematizó. Aseguró que la creatividad debe ser el impulso en la escritura: “El motor tiene que ser la curiosidad y no el miedo o el tener que cumplir con una formalidad”.
En Abarzúa Cutroni también es posible escuchar la articulación de la escritura académica con lo afectivo y la contención entre pares. “El que está metido en la investigación y está emperrado con algo, como digo en mí capítulo, te va a entender y va a empatizar de otra manera. Va a saber decirte: “Che, pará la pelota porque te estás yendo de mambo” o “tranqui, ¡vas bien!””.
Además de la complicidad y entendimiento entre pares, la investigadora resaltó cómo el vínculo que construyeron entre las personas que escribieron el libro fue distinto a los preestablecidos e imaginados. “El sistema lo que te enseña es que los pares son con los que tenés que competir por un espacio, por una beca, por ser el que más sabe de algo, por la autoridad científica diría Bourdieu. En el libro nos dimos cuenta de que no, con nuestros pares habíamos establecido otro tipo de vínculo: no competitivo, afectivo, de amor”.
(¿Es posible identificar límites entre escritura académica y vida íntima? Foto: freepik)
¿Qué límites se le pueden poner a la tarea de investigar?
Tanto Abarzúa Cutroni como Mas hablaron de la tarea de quien investiga en términos de “obsesión”. De hecho, Abarzúa Cutroni lo describió casi como un “requisito del campo”. Ahora bien, tal obsesión puede trae como consecuencia una pérdida de las fronteras entre vida académica y vida íntima: ¿las hay?, ¿es posible identificarlas?, ¿se puede limitarlas?
En su capítulo, Mas desarrolla la noción de “racionalidad de empresas” como un modo neoliberal de habitar el mundo. ¿Esos límites difusos tienen algo que ver con esa racionalidad? Según su opinión, el sistema científico académico tanto nacional como del mundo, “está muy atravesado por la lógica neoliberal-productivista”. Para ilustrar, mencionó la colección de artículos, ponencias y congresos para ser reproducidos en las instituciones científicas y el empuje a la competencia entre distintas jurisdicciones. Siguiendo a Mas, se privilegia así a la métrica y numérica “dejando de lado lo cualitativo”.
Ahora bien, volviendo a lo que se construye subjetivamente desde abajo; en donde el impulso y el deseo de investigar un determinado tema ponen en movimiento la creatividad, ¿qué sucede con los límites difusos de vida académica e íntima? “Me parece que es bastante inherente al trabajo académico y a la escritura de una tesis, la idea puede emerger en cualquier momento”, opinó Mas.
Desde su punto de vista, “sería como tratar de establecer un espacio paralelo que realmente no existe”. Para comprenderlo, indicó que una idea puede surgir viendo una película o una serie y citó a Weber: “Él decía que una idea podía aparecer fumándote un cigarro en el sofá”. Aunque, advirtió: “Lo que no está bueno es cuando eso se desborda y se vuelve un pensamiento compulsivo que está más atravesado por la demanda que por el deseo. Vos ahí escribís en el plano de la demanda y no del deseo, contamina el espacio de la vida cotidiana, del potencial, de la fuerza creadora”.
Por su parte, Abarzúa Cutroni comentó que ,en la medida que empezamos a aproximarnos en la investigación -a través de la tesis o luego en una maestría o doctorado-, los tiempos y límites se experimentan de otra manera. Explicó que en su caso -y seguramente en muchos otros- cuando se accede a una beca doctoral “primero está la ilusión de 'esto no es un trabajo, me están pagando por estudiar'”, por lo tanto, “si a mí me dan ganas porque estoy obsesionada con un texto y es sábado a la noche y lo quiero terminar, me quedo en mi casa leyendo”. “Después, uno se da cuenta que eso es desgastante”, reflexionó.
En ese sentido, sostuvo que el descanso es necesario para comprender un texto y que la obsesión investigativa no tiene que convertirse en un atomizador de las relaciones. “Para leer bien un texto, tenés que dormir, descansar. No permitir que esa soledad a la que te va impulsando el trabajo conspire con tus vínculos personales, pareja, familiares, amigos”.
Autores y autoras del libro
Fernando Francisco Mas
Natalia Rizzo
Beatriz Soria
Victoria Martínez Espínola
Anabella Abarzúa Cutroni
Emiliano Jacky Rosell
Robin Larsimont
Eric Moench
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