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05 DE NOVIEMBRE DE 2024
Con esta consigna e inscripto en una larga tradición de lucha, surgió el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Movimiento social y político en el que confluyen distintas organizaciones, mayoritariamente de trabajadores desocupados.
Orchani repasa el trabajo de base realizado por Frente Popular Darío Santillán. Fotos web.
La Masacre de Avellaneda (2002), al igual que la rebelión del 19 y 20 de diciembre de 2001, además de provocar una indignación generalizada, marcó a fuego una nueva generación militante, para quienes los ejemplos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán proyectaron un compromiso de lucha e intransigencia contra las injusticias.
A 10 años de la represión que intentó acallar las luchas populares y se cobró las vidas de estos jóvenes militantes; conversamos con Federico Orchani, vocero del Frente Popular Darío Santillán, para conocer más de cerca esta organización que sigue reclamando justicia y a través de sus emprendimientos productivos -bachilleratos populares, cooperativas de trabajo, talleres de jóvenes y de género-; construyendo poder popular.
Tradiciones de lucha
Sus antecedentes más inmediatos se encuentran en la segunda mitad de los ´90 en la batalla contra el neoliberalismo, que forjan las fuertes luchas del 2001-2002 y se consolidan organizativa e ideológicamente en los años posteriores.
Sin embargo, una mirada histórica nos permite encontrar vasos comunicantes entre esta organización y las generaciones del ´60 y ´70, influenciadas por la figura del Che Guevara y la Revolución Cubana, los procesos anticoloniales en África, la experiencia china, la guerra de Vietnam y el Mayo Francés. A nivel nacional, las referencias más fuertes son la experiencia anarcosindicalista de principios del siglo XX, la pueblada del 17 de octubre del ´45 y la “resistencia peronista” (1955-1969), las rebeliones inauguradas por el Cordobazo (1969-1973), las coordinadoras interfabriles de base (1974-1975) y las luchas de resistencia contra la dictadura (1976-1983).
De hecho, esta rica experiencia de lucha de la clase obrera en Argentina explica en parte por qué, a pesar del duro golpe que significó la dictadura, pudieron construirse movimientos territoriales urbanos que se organizaron frente a la realidad de los despidos masivos y exclusión de los/las trabajadores/as que se transformaban en desocupados/as. Esa es la base de los llamados movimientos piqueteros, que están, a su vez, en la base del Frente Popular Darío Santillán.
¿En qué momento deciden llamarse Movimiento Frente Popular Darío Santillán?
Ahí ya son otras las circunstancias que atraviesa el país. Es otro el contexto, de hecho hay un cambio de Gobierno: el gobierno de Eduardo Duhalde, debido a las consecuencias de la represión que ordenó tuvo que llamar a elecciones por adelantado y es ahí donde comienza la era de Kirchner.
Bueno, recordemos que Néstor Kirchner gana con un 22% de los votos y esto da cuenta del clima social de la época. Todavía los ecos del 2001 estaban muy presentes y esto era más que evidente.
El Frente nace en un contexto donde se produce un retroceso de las luchas del campo popular, de los sectores más dinámicos en aquel momento, sobre todo del movimiento piquetero, que junto a las fábricas recuperadas, la lucha de los estudiantes universitarios, las asambleas, habían sido –junto a un incipiente Movimiento Campesino- los sectores más combativos a fines de los ’90 y principios del 2000.
En el 2004, que es el año que nace el Frente, nosotros veníamos ya de una crisis interna de la organización, en la que un sector empezó a plantear una relación con el Gobierno distinta.
La Anibal Verón tenía entre sus principios la independencia política del Estado, de los partidos, de las iglesias, de los sindicatos. O sea, un movimiento social y político que siempre se construyó de forma independiente, a través de la democracia de base, de la toma de decisiones en forma asamblearia, con delegados y representaciones pero desde la independencia política. Entonces, hay un sector de la organización que se va y el frente es una respuesta a ese proceso, digamos.
Además, nosotros ya desde fines de los ’90 y principios del 2000 siempre tuvimos la iniciativa de pensarnos con organizaciones y compañeros/as que venían de distintas experiencias organizativas. Siempre hubo una vocación política por juntar a las militancias, por cruzar los trabajos de base. Y ese es uno de los elementos que dan origen al Frente.
El hecho de ponerle Darío Santillán es un homenaje a la militancia de Darío. Hay toda una gráfica que refleja su vida… el ejemplo de Darío tratando de frenar las balas que habían asesinado a Maxi.
Darío aparece como “símbolo de esa época”, como lo describe Zito Lema, y es de alguna forma lo que nosotros/as quisimos transmitir; porque en el acto en que da su vida por un compañero sintetiza los valores humanos y la conciencia política de las jóvenes generaciones que, desde un compromiso concreto con las reivindicaciones más urgentes de nuestro pueblo, luchan con vocación de impulsar cambios revolucionarios.
¿Cómo se entronca la lucha del FPDS con el resto de los Movimientos Sociales Latinoamericanos? ¿Qué referentes tiene?
Yendo desde atrás hacia delante, incluso como disparador de la chatura que fueron los ’90, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México es una referencia ineludible de rebeldía. Es una forma de pensar la política y el poder desde otro lugar.
El Movimiento Sin Tierra de Brasil (MST), también es una referencia muy fuerte. De hecho, hoy junto al MST y Movimientos Sociales de Venezuela, de Cuba, impulsamos el ALBA de Movimientos Sociales, que es un espacio que ha condensado experiencias y articulaciones que se vienen haciendo desde abajo, desde hace muchos años. La formación política, de género, de jóvenes y sobre todo la lucha de masas, en las calles, son experiencias que ilustran cómo vamos empujando las transformaciones.
Yo creo que nosotros hemos aprendido un poco de todos los países latinoamericanos porque hay procesos muy parecidos. Procesos como los que vivió Argentina en el 2001 también se dieron en Ecuador, de resistencias al neoliberalismo muy fuerte.
La lucha de los/as compañeros/as en Colombia, sobre todo por las características en que se presenta el capital en cada lugar. A veces es un neoliberalismo más crudo, en otros como en Brasil –similar a Argentina- existen rasgos neoliberales que combinan un desarrollo industrial con inclusión social pero con muy poca redistribución de la riqueza.
Cada Movimiento Social, cada organización popular, un poco es el reflejo de la realidad que vive, pero nosotros y nosotras sobre todo aprendimos mucho de nuestra historia y de la historia de lucha de los ’50, ’60 y ’70, también de principios de siglo y de todos los compañeros y compañeras que han ido enriqueciendo una tradición. Esto es así porque nosotros no inventamos la construcción de poder popular, no inventamos la autonomía, no inventamos el trabajo de base y eso es importante retomarlo de nuestra historia, aunque cada uno le da el contenido e impulso que puede llegar a lograr.
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