Trabajadoras y trabajadores despedidos por algoritmos, una práctica cada vez más común

Empresas tecnológicas confían en programas que deciden, con base en la productividad, qué empleados y empleadas sirven y cuáles no. Una empresa en Rusia despidió a 150 trabajadores en agosto, mientras que la estadounidense Amazon lo viene aplicando desde hace años.

Ilustración: Vecteezy / Nafron Chediroki

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Publicado el 22 DE OCTUBRE DE 2021

Hace poco se supo que la empresa rusa Xsolla despidió a 150 personas basándose en datos recolectados por un algoritmo informático. Se trata de un proceso que comienza a verse en empresas que trabajan en sectores relacionados con la tecnología y que no se descarta que llegue a otros rubros. El caso ocurrido en Rusia se suma al de Amazon, que comenzó a hacerlo en 2017.

Un día de agosto, a las y los trabajadores de Xsolla les llegó un mail del CEO y fundador de la compañía, Alexander Agapitov, en el que les comunicaba que el equipo de Big Data de la empresa había analizado sus actividades en distintas redes sociales durante el horario de trabajo y había concluido que eran “empleados no comprometidos e improductivos”, por lo que quedaban desvinculados del empleo. Agapitov se apresuró a declarar a Forbes Rusia que no estaba del todo de acuerdo con el veredicto de la máquina, pero se veía obligado a acatarlo debido a los protocolos internos consensuados con su junta de accionistas. Incluso se ofreció a ayudar a los trabajadores despedidos a encontrar nuevos trabajos lo antes posible porque, en su opinión, la mayoría de ellos son “buenos profesionales”.

El teletrabajo se impuso a los empujones, pero hay quienes no lo quieren soltar

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Las redes sociales que analizó el algoritmo de Xsolla fueron utilizadas por los empleados despedidos mientras hacían teletrabajo. Según el correo en el que comunicaba el despido, eran Jira, Confluence, Gmail, chats, tableros y documentos. “En otras palabras –dice el mail enviado a cada trabajador echadov, no estuvieron siempre presentes en el lugar de trabajo cuando trabajaron remotamente”.

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El correo de Agapitov a sus empleados reza también: “Muchos de ustedes pueden estar shockeados, pero creo sinceramente que Xsolla no es para ustedes”, y termina listando los nombres de todas las personas que fueron despedidas.

El antecedente de Amazon

El de Xsolla es un ejemplo de una práctica que se repite: el de una empresa moderna y de vocación disruptiva que está incorporando la inteligencia artificial a su proceso de toma de decisiones. Lo que resulta relativamente novedoso es que las funciones que ha asumido la máquina en esta ocasión son nada menos que las de la dirección general de operaciones, las divisiones de recursos humanos y de gestión del talento.

Existe al menos un precedente. Entre 2017 y 2018, Amazon, que suele estar a la vanguardia en este tipo de innovaciones, ya fue noticia por su tendencia a despedir a su personal basándose en criterios informáticos.

Hasta 300 empleados de la compañía liderada por Jeff Bezos fueron despedidos entre agosto de 2017 y septiembre de 2018 por “falta de productividad”. Los hechos ocurrieron en un almacén de la localidad de Baltimore, donde la firma tiene 2500 empleados, o sea que se involucró el 10 % de la plantilla. En el caso más reciente de Xsolla, se despidió con este método a 150 de un total de 450, una proporción aun más alta.

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Amazon mide individual y automáticamente la productividad de cada trabajador con base en el número de paquetes que confeccionan cada hora, según una investigación del portal The Verge. El programa, en caso de detectar empleados de baja productividad, “genera automáticamente advertencias e incluso procesa automáticamente despidos sin la intervención de los supervisores”, de acuerdo a la investigación llevada a cabo por este medio.

Fabián Nevado, experto en derecho laboral y asesor del Sindicat de Periodistes de Catalunya (SPC), dijo a El País: “Resulta impresentable, desde un punto de vista moral, que te despida un algoritmo aplicando criterios generales que no atiendan a tus circunstancias personales y, sobre todo, que ningún ser humano se tome la molestia de comunicártelo en persona, con un mínimo de respeto y empatía”.

Fuente: El País, Chequeado y La Vanguardia