Desde las primeras horas de este 1 de septiembre comenzó en los siete puntos de partida previstos la llamada Toma de Caracas, la megaprotesta convocada por la Unidad Democrática que exige avances en el proceso revocatorio contra el presidente venezolano Nicolás Maduro. Miles de personas se asoman a las calles tras una noche y una madrugada plagada de incidentes. Los túneles estuvieron atrancados durante horas y los accesos presentan embotellamientos provocados por la policía. Varias estaciones de Metro están cerradas.

El presidente Nicolás Maduro, ha catalogado esta concentración, según retoma RFI, como un foco de violencia cuya intención final, según él, podría ser un golpe de Estado.

“Hemos capturado a varios cabecillas de planes para poner bombas para buscar muertes en las calles de Caracas. Así lo he denunciado y así lo denuncio nuevamente”, sostuvo Maduro.

Mientras tanto, los cuerpos de seguridad han ejecutado órdenes de detención y allanamiento contra diferentes figuras de la oposición.

También el gobierno venezolano ha impedido el ingreso al país de al menos 10 periodistas internacionales, representantes de Le Monde, Al Jazeera, Cadena Caracol o el Miami Herald, entre otros.

Qué quiere la MUD

La coalición opositora convocó a la multitudinaria manifestación pacífica para exigir que el Consejo Nacional Electoral (CNE) active el siguiente paso para el referendo revocatorio al presidente Nicolás Maduro.

La MUD busca que el referendo se haga antes del 10 de enero porque si Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha, será sustituido por su vicepresidente. Según la firma Venebarómetro, 64% de los electores votaría por revocarlo.

"Estamos luchando por algo acorde con la Constitución, nadie quiere una explosión social. Las amenazas buscan paralizar. El gobierno le tiene terror a la movilización pacífica", aseguró el ex candidato presidencial opositor Henrique Capriles .

Obstáculos revolucionarios

Desoyendo los llamados internacionales de la OEA, Amnistía Internacional e incluso de Unasur, el chavismo no sólo blindó la capital, sino que durante las horas previas inventó mil y una maneras, con violencia incluida, para que los "protestantes" no pudieran avanzar en dirección a Caracas:

El túnel de la Cabrera, que permite acceder a la ciudad desde la autopista central, se convirtió en un tapón durante horas. Cientos de personas fueron reprimidas con gases lacrimógenos y los colectivos radicales revolucionarios dispararon contra un autobús de manifestantes.

Además se han registrado, según detalla La Nación, 37 detenciones en las últimas horas, a las que hay que sumar las de dos alcaldes de Primero Justicia, el partido de Capriles, en el estado Guárico.

Nicolás Maduro en tanto consideró la marcha como subversiva y acusó a sus organizadores de buscar un "golpe de estado terrorista" contra su gobierno. El oficialismo también ha contraprogramado una manifestación para hoy, para la que cuenta con centenares de empleados públicos obligados a asistir.