Thanatosdrakon Amaru: el pterosaurio más grande de Sudamérica
El descubrimiento, liderado por el investigador de la UNCUYO y de Conicet Leonardo Ortiz David, brinda información novedosa sobre la evolución de estos vertebrados voladores que alcanzaron 9 metros de envergadura y convivieron con los dinosaurios durante el Cretácico.
Foto: Prensa Ciencias Exactas
El mundo tiene la posibilidad de conocer una nueva especie de reptil volador. Mendoza fue escenario del hallazgo del pterosaurio más grande de Sudamérica que el equipo paleontológico, responsable del descubrimiento, ha llamado Thanatosdrakon amaru.
Los huesos fósiles de Thanatosdrakon se encontraron en afloramientos ubicados en el sur provincial, en un yacimiento próximo al Río Colorado, en rocas de fines del Período Cretácico, cuya antigüedad se estima en 86 millones de años. Los restos fósiles fueron hallados y preservados en un procedimiento de rescate efectuado durante la realización de obras civiles. Se pone así de manifiesto la importancia de las acciones de protección patrimonial durante la ejecución de obras en sitios con alto potencial paleontológico.
Los restos fósiles, que se encuentran excepcionalmente preservados, pertenecen al esqueleto axial (vértebras) y al esqueleto apendicular (huesos de los miembros anteriores y posteriores) de dos ejemplares.
El equipo responsable del descubrimiento estuvo a cargo del doctor Bernardo González Riga, director del Laboratorio y Museo de Dinosaurios de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UNCUYO. Por su parte, las tareas propias de excavación y extracción del ejemplar fueron coordinadas por el doctor Leonardo Ortiz David, coordinador general del Laboratorio y Museo de Dinosaurios de la FCEN y becario posdoctoral del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (CONICET-UNCUYO).
El estudio científico
El trabajo se desprende de los estudios realizados entre 2014 y 2019 por Leonardo Ortiz David durante el desarrollo de su tesis doctoral como becario del CONICET. Sus análisis, tanto en aspectos evolutivos como paleoecológicos, permitieron identificar que Thanatosdrakon es una de las especies voladoras más grandes del mundo. Los coautores de la publicación y directores de su tesis doctoral, fueron el doctor González Riga, especialista en dinosaurios y tafonomía, y el doctor Alexander Kellner (Director del Museo Nacional de Río de Janeiro, Brasil) especialista en pterosaurios.
“Los pterosaurios (reptiles voladores) fueron un grupo muy singular de animales que vivieron desde el Triásico hasta el Cretácico y representan los primeros vertebrados que adquirieron la capacidad de volar activamente. Generalmente suelen confundirse con los dinosaurios, grupo cercanamente emparentado”, expresó Ortiz.
Tras años de investigación, el equipo pudo determinar que los restos estudiados corresponden a una nueva especie de pterosaurio debido a que los huesos presentan características singulares nunca antes vistas en otros pterosaurios del mundo. Análisis filogenéticos permitieron definir que Thanatosdrakon pertenece al clado Azhdarchidae, un grupo de pterosaurios del Cretácico Superior del cual forma parte el famoso Quetzalcoatlus, el pterosaurio más grande del mundo.
Un aspecto que se destaca en Thanatosdrakon es el tamaño de sus huesos, los cuales evidencian que se trata de un espécimen gigante; de hecho, es el pterosaurio más grande de Sudamérica y uno de los más grandes del mundo. El espécimen de mayor tamaño presenta una envergadura de aproximadamente 9 metros y el espécimen de menor tamaño, una de aproximadamente 7 metros.
“Otro aspecto relevante es el estado de preservación de los restos fósiles, ya que es inusual hallar numerosos huesos de pterosaurios de gran tamaño y en buen estado de conservación. Este aspecto es crucial, ya que Thanatosdrakon preserva elementos nunca antes descubiertos en otros azhdárquidos gigantes”, explicó Ortiz. Esto posibilitó realizar interpretaciones sobre la anatomía de estos animales, los cuales destacan por ser los vertebrados más grandes que alguna vez volaron en la Tierra.
Por su parte, Bernardo González Riga destacó los estudios tafonómicos y sedimentológicos que se realizaron, los cuales permitieron conocer el ambiente donde vivieron estos animales y cómo se preservaron. Además, resaltó el rol del CONICET y de las universidades nacionales, dado que: “favorecen el desarrollo de vocaciones científicas y la formación de jóvenes investigadores que realizan importantes estudios de relevancia internacional, tal como es el caso de Ortiz David”. En esa línea, manifestó que es importante “vincular sinérgicamente investigación, docencia, socialización de la ciencia y formación de recursos humanos, aspectos que dan proyección social y valor científico a los bienes paleontológicos de nuestro país”.
En los últimos años, el Equipo del Laboratorio y Museo de Dinosaurios (FCEN-UNCUYO) ha realizado increíbles descubrimientos que han captado la atención de investigadores de todo el mundo, como por ejemplo Notocolossus, uno de los dinosaurios más grandes del mundo, o las huellas de dinosaurios excepcionalmente preservadas denominadas Teratopodus. El Equipo de Investigación desarrolla diversas líneas de trabajo focalizadas en el estudio de dinosaurios saurópodos, terópodos, reptiles voladores, huellas de dinosaurios y procedimientos técnicos de preparación y conservación del patrimonio paleontológico.
Fuente: Prensa Ciencias Exactas
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