Lo que sería uno de los emprendimientos culturales, educativos y de inserción social más grandes de Mendoza y que Francisco Pérez pensó en realizar en el departamento de Alfredo Cornejo, hoy se erige como muestra de una gestión que no pudo terminar de concretarse. Si una obra de infraestructura se puede considerar “paquista” propiamente dicha –además de la cuestionadísima Villa Olímpica–, esa es la biblioteca que estaba construyéndose en el Pozo de Godoy Cruz, el basural a cielo abierto que la gestión del gobernador saliente Francisco Pérez (FpV) intentó erradicar y la que llevaría su impronta y su rúbrica, al igual que la de su mujer, Celina Sánchez.

En el discurso de apertura de sesiones ordinarias 2014, frente a la Asamblea Legislativa, Pérez se comprometió a construir esta monumental obra, que alcanzaría los 726 m2 cubiertos, y contaría, además de las salas para almacenaje y consulta de libros, con otras que hicieran las veces de SUM, aulas de capacitación, ludoteca, espacios de recreación y cantina.

Y de hecho cumplió. En parte. Porque la biblioteca comenzó a levantarse y de a poco, las doscientas familias que aún hoy viven de la clasificación de deshechos de construcción –en mayor medida, de los escombros– vieron emerger de la nada las paredes de lo que sería un edificio emblema de la educación, surgido en un territorio ganado a la basura.

Sin embargo, el sueño se congeló, como se congeló la construcción. Después de que el FpV perdiera las elecciones provinciales, promediando el 2015, y con el 40 % de la obra gruesa terminada, el edificio se incorporó a la lista de promesas no concretadas del exmandatario provincial.
 

El destino del edificio

¿Qué pasará ahora con el edificio, en qué se convertirá? Para despejar esta duda, Unidiversidad dialogó con el recientemente electo intendente radical de Godoy Cruz, Tadeo García Zalazar, quien asumirá mañana miércoles 10 y confirmó que la construcción continuará, pero con otros fines. 

La idea, según manifestó el nuevo jefe comunal, es terminarlo, para que no se pierda lo ya realizado, pero “darle un destino más acorde a las necesidades el lugar”, según expresó García Zalazar. Todo indica que lo que se hará es un centro de capacitación para el trabajo, además de darle utilidad al  Salón de Usos Múltiples, imprescindible para la realización de actividades comunitarias.

En cuanto a quién se hará cargo presupuestariamente de la concreción del proyecto, todavía no hay precisiones, pero puede que esta tarea sea delegada al municipio. Así, quedaría zanjada una disputa de vieja data sobre la autoría de la reconversión de la matriz productiva de la zona. Es que mientras desde la Secretaría de Gobierno del departamento –con el funcionario Humberto Mingorance a la cabeza– aseguraban que esta tarea había sido realizada en su mayor porcentaje por la comuna de Cornejo, Pérez se empeñaba en mostrarlo como un logro cuasi personal.

Lo cierto es que hoy, y a medio construir, el edificio de lo que sería la biblioteca más grande de la provincia, luce como una metáfora de una gestión que se quedó por el camino.
 

Qué fue lo que se concretó

Lo que Pérez pergeñó como un modelo de reconversión y de reinserción laboral para jefes y jefas de 300 familias que tenían como fuente de trabajo la clasificación y posterior comercialización de los deshechos que encontraban en el basural, no pudo terminar de realizarse. Pero sí se inauguraron, en 2014, el Salón de Usos Múltiples (SUM) y un playón deportivo. Lo demás quedará a criterio del nuevo gobierno.