Tabula rasa: una propuesta que parecía inviable, pero que terminó modificando el tablero político rumbo al balotaje
Tras los resultados de la elección general, Javier Milei dijo que estaba dispuesto "a barajar y dar de nuevo". Pese a sus agresiones, convocó a referentes de Juntos por el Cambio para enfrentar a Sergio Massa. Patricia Bullrich (fuera de carrera) aceptó y brindó su apoyo al libertario. Esta decisión quebró el escenario conocido dentro de la oposición.
Fuente: Imagen generada por IA, publicada por la cuenta de X @EsqueletoPosteo
“Estoy dispuesto a hacer tabula rasa con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”, fue la frase que soltó Javier Milei, candidato por la Libertad Avanza (LLA), luego de que se conocieran los resultados que lo ubicaban en segundo lugar rumbo al balotaje para elegir al próximo presidente de la Argentina. En primer lugar quedó Sergio Massa, de Unión por la Patria. La segunda vuelta será el 19 de noviembre y el libertario habilitó un difícil juego de seducción para quedarse con el voto de Juntos por el Cambio, la fuerza política que quedó tercera, y a la que Milei se cansó de fustigar.
Mientras Milei convocaba abiertamente a los referentes de JxC para aliarse y así llegar a la Casa Rosada, por la cabeza de millones de personas que lo estaban mirando en ese momento se cruzaba la imagen del libertario llamando, durante los debates presidenciales, “montonera asesina” a Patricia Bullrich, la candidata que quedó fuera de carrera. ¿Es posible arrimar posiciones políticas luego de tamaña agresión? La respuesta es que sí.
Hay tabula rasa. O, al menos, así lo dio a entender Bullrich, que encabezó una conferencia de prensa 72 horas después de la elección para anunciarle al país que apoyaba a Milei en el balotaje, que se habían "perdonado mutuamente" durante una cena privada. El mendocino Luis Petri, excompañero de fórmula de Bullrich, estuvo a su lado, avalando la decisión política que sorprendió a gran parte del arco político nacional.
La noción de tabula rasa que propuso Milei viene, justamente, de John Locke, el llamado padre del liberalismo. “Locke decía que el hombre tenía en su mente una tabula rasa que carecía de conocimientos y estaba totalmente vacía. Y que esos conocimientos se lograban por medio de las experiencias, de las vivencias, del aprendizaje que tenía el ser humano a lo largo de su vida”, detalló la politóloga Débora Gez .
“Está planteando hacer un borrón y cuenta nueva, y lograr en estos días que quedan la mayor cantidad de adhesión”, agregó Gez, quien codirige la licenciatura de Ciencia Política y Administración Pública en la UNCUYO.
Entonces, esta pizarra en blanco, este aparente lienzo sin bocetar que planteó Milei, mandó al freezer las descalificaciones más extremas del libertario. El llamado a “olvidar” para sumar voluntades tuvo eco más rápido que lo que muchos analistas pensaban. "No hay ni un pacto ni un acuerdo de cogobierno, sino una posición estratégica”, dijo Bullrich. La exministra de Seguridad se expuso y, junto a Mauricio Macri y otros nombres de referencia en el Pro, selló su aval a LLA: “Cuando la patria está en peligro todo está permitido”.
— Javier Milei (@JMilei)
Milei propuso; Bullrich aceptó. La decisión fue el cisma que terminó fracturando a Juntos por el Cambio. La Coalición Cívica y otras agrupaciones de menor envergadura que pertenecen a JxC fueron dejando en claro que no quieren al libertario con la banda presidencial. Faltaba así la postura institucional del radicalismo, el gran socio del Pro.
El radicalismo ha sido, posiblemente, el partido que más agresiones ha recibido por parte de Milei. En varias ocasiones, el libertario asoció al radicalismo a la noción de “fracaso”. Y la respuesta de la UCR llegó y fue en un tono para nada amigable, dado que acusaron a Bullrich y a Macri de abandonar y romper JxC.
“La UCR es de tradición históricamente orientada hacia un Estado federalista, amplio, con experiencias vinculadas a progresismos, partidos de centro-izquierda e inclusive al socialismo; experiencias que poco tienen en común con la doctrina libertaria del espacio de Javier Milei”, describió el sociólogo Roberto Stahringer, quien también delineó al Pro: “En su corta historia, ha respaldado expresiones de derecha, de un Estado con baja participación en los asuntos económicos, libertad para los grandes poderosos de las economías, descuido de políticas sociales, poco interés sobre los derechos humanos y una posición clara entre lo público y lo privado donde lo primero cede ante lo segundo”.
Entonces, este quiebre dentro de Juntos abre un abanico de interpretaciones sobre cómo actuará el electorado ante este nuevo tablero.
“Hay que ver cómo cae en la sociedad este tipo de acuerdos, porque Milei perdería el eje de su discurso, que era enfrentar a ‘la casta’, y se transformaría solo en una nueva variante de antiperonismo”, aportó el sociólogo Guillermo D’Ángelo, que viene analizando los distintos escenarios en este año plagado de elecciones. “Por este motivo, (LLA) apostó a ganar en primera vuelta. Ahora, Milei se ve en la situación de tener que negociar y, encima, habiendo quedado segundo”, agregó D’Ángelo.
Juntos por…
Milei fue claro al hacer su convocatoria de tabula rasa. Ensalzó a los líderes del Pro y nada dijo de las y los referentes de la UCR. Luego, en sus primeras declaraciones mediáticas, con los números del escrutinio provisorio, volvió a arremeter contra el centenario partido y aseveró: “Está claro quiénes son los que traicionaron”. En este marco, distintos analistas venían anticipando que si Patricia Bullrich no alcanzaba la segunda vuelta, el futuro de JxC era incierto, pero el quiebre llegó antes de lo esperado.
“Se trató siempre de una alianza electoral, no de un partido. Por lo tanto, cuando carezca de poder real (no solo ya no compite por el Ejecutivo nacional, sino que se debilita en el Poder Legislativo), su fragmentación será casi fatal”, comentó Stahringer.
Los argentinos votaron, y son los únicos dueños de los votos. Ningún dirigente lo es. Cada uno de ellos decidirá en el balotaje por su preferencia. Como dijo la declaración del Comité Nacional, la UCR no apoyará a ninguno de los dos candidatos. Ninguno garantiza un futuro de… pic.twitter.com/Jqbjx70goW
— Martín Lousteau (@GugaLusto)
En tanto, Mario Guerrero, politólogo y becario de Conicet, coincidió en que JxC “no es una fuerza homogénea”. En este sentido, no pasó de largo la sintonía que se venía observando entre Milei y Mauricio Macri, el gran referente del Pro.
“Sabemos que hay un nivel de coqueteo desde hace bastante tiempo entre Macri y Milei, que daría cuenta de que, por lo menos ese sector de Juntos por el Cambio sí estaría dispuesto a votar a Milei o a acompañar políticas que se impulsen desde ese espacio”, completó Guerrero y observó que, desde el macrismo, hay actores que ven en La Libertad Avanza un movimiento que, finalmente, puede tener la fortaleza para suprimir “al kirchnerismo, al espectro peronista”.
¡Viva la libertad (de acción)!
Cuando el domingo 22 de octubre se conocieron los primeros resultados oficiales, con más de 75% de las mesas escrutadas a nivel nacional, la sorpresa fue tal que en ese mismo instante comenzaron a tejerse miles de hipótesis. Sergio Massa encabeza las preferencias con el 36% de los votos, Milei le sigue con el 30% y, fuera de la pelea, Bullrich quedó con el 24%. Entonces, surgieron las preguntas inevitables, a quién apoyaría Bullrich, qué haría Juntos. Y si bien ya hay respuestas, los interrogantes siguen.
Martha Reale es analista política y una de las personas más consultadas en Mendoza cuando hay que requerir evaluaciones de opinión pública. Para Reale, a final de cuentas, a quiénes apoyen las y los dirigentes de mayor peso en JxC a la hora del balotaje no es significativo y explicó por qué:
“La verdad es que hoy, más que nunca, está claro que ningún dirigente lleva los votos en el bolsillo. Ahora, lo que importa es la opinión de la gente, de los electores. La opinión de los dirigentes es absolutamente irrelevante en este contexto. Tanto Milei como Massa deberán convencer a los electores. Tenemos pruebas suficientes de que aglutinar dirigentes no te aporta un solo voto”, describió la consultora política.
En un sentido similar opinó el consultor de Sociolítica, Roberto Stahringer: “No se trata de olvidar ofensas, amigarse, conciliar posiciones y emprender un nuevo rumbo. No se trata de sumar a Macri, quien aún tiene bajo nivel de imagen y su gobierno no es rememorado por haber encarnado el cambio prometido. Por el contrario, se trata de dejar de subestimar a un votante que no actúa por instintos gregarios, que cada vez sigue menos partidos (aunque aún lo hace) y mira, por el contrario, propuestas, candidatos y entiende o al menos reconoce narrativas que lo interpelen. Se trata de proponer reales condiciones de mejora de la vida material en función de mejorar lo que existe, no de destruir todo lo conocido”.
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