Molestas, cansadas, agobiadas… ¡Hartas! Enardecidas de las tripas a la punta de los dedos, corazones que quieren vomitar toda la rabia. Bronca que organiza, círculos y redes que se tejen desde el ovillo de la indignación pero se aprietan en puntos de amor, de encuentro, en la construcción de un horizonte mejor, con todes juntes. Esa es la fuerza de las mujeres, en cualquiera de los caminos, de los reclamos. Activar desde la rabia y el dolor, construir desde el amor.

Un enojo colectivo que transforma. Eso pasa cuando nos sacudimos lo impuesto, corremos los velos, nos ponemos “los lentes violetas” y debatimos lo establecido. Ahora le llegó el turno a la música, como arte, praxis, consumo. No porque antes no lo hayamos sentido o pensado, la lucha por los derechos de las mujeres es un largo camino y cada logro se alcanza con tanto esfuerzo que aprovechar la “marea verde” y la visibilidad callejera no es oportunismo, es la decantación de nuestra propia historia, de cómo transformar los dolores más profundos hasta los más cotidianos en el impulso transformador del cambio cultural.

“Cambio cultural”... una expresión que ya no suena a utopía.

Suena Tremenda es una iniciativa de debate y visibilización del rol de las mujeres en la escena cultural local y regional. Una convocatoria a todas las “actrices sociales” de un campo asociado al entretenimiento o lo pasatista, pero tan atravesado por el patriarcado como cualquier instancia de nuestras vidas. Hace un par de semanas, en Campus Olegario, pudimos intercambiar experiencias, opiniones, proyectos con cuatro referentes del ámbito de la música. Con mucho de catarsis, obviamente, pero también con conocernos - y reconocernos - en otras, de juntar ganas y efervescencia, de encender la mecha.

En el conversatorio del pasado sábado 15 de septiembre, desgranamos el papel de las mujeres en la música en particular y de la cultura en general, desde las vivencias de la cantautora y música Mariana Paraway, la comunicadora Albina Cabrera, la gestora cultural Gabriela Góngora y la vicepresidenta del INAMU (Instituto Nacional de la Música), Paula Rivera.   

Como ya nos habían adelantado en la entrevista en Radio U, Mariana y Albina hicieron hincapié en las prácticas más naturalizadas del mundo de la música. Desde la gestión de una entrevista periodística, esquivando lugares comunes y posiciones de desigualdad -ser mujer y artista independiente- hasta la pelea por la presencia escénica, como figurar en grillas de festivales o, incluso, encabezarlos. Un “cansancio de la supervivencia”, como remarca Cabrera, que puede llevar al empoderamiento o a seguir reproduciendo estereotipos.

Por su parte, Gaby Góngora destacó la importancia del hacer, como empuje indispensable para revertir la situación. Por su experiencia como gestora, conoce la realidad de las mujeres arriba y abajo del escenario y ha vivido las diversas situaciones en las que se expresa el machismo de manera muy cercana -incluso desde la opinión de otras féminas-. Remarcó que es necesaria la presencia de las mujeres en la agenda y en cada uno de los roles de la producción cultural, incluso aquellos que parecieran más inaccesibles, como los técnicos.

Paula Rivera, a su vez, expuso la propuesta del INAMU de relevar a las músicas argentinas a través de la “Encuesta Nacional: las mujeres en la música”, que pretende relevar datos estadísticos para proyectar líneas de acción en políticas públicas culturales. Dichos datos son necesarios para respaldar las iniciativas que aspiran crear un cupo femenino en festivales u otros espectáculos, en un sector hipermasculinizado. Una apreciación no menor - que luego fue comentada por las asistentes - fue que muchas mujeres que se dedican a la docencia de música no se perciben a sí mismas como “músicas”, por no encarar proyectos creativos o independencia económica del sector educativo.

Luego del conversatorio disfrutamos de la música de la compositora Agustina Bécares, también representante de una fuerza femenina que sin dudas suena y seguirá sonando.