Sudamérica enfrenta nueva ola y Brasil vive una situación dramática
De acuerdo a los expertos, la situación del gigante afecta a los países de la región. Las medidas tardías de Bolsonaro.
El médico e investigador brasileño Carlos Machado dijo que su país vive una verdadera tragedia. Foto: Télam
Unidiversidad / Fuente: Télam
Publicado el 25 DE MARZO DE 2021
Sudamérica enfrenta un incremento de los casos de COVID-19, siendo la situación más dramática la de Brasil, donde expertos en salud advirtieron que el número de muertos llegaría a 400 mil en dos meses si el gobierno de Jair Bolsonaro sigue negando la posibilidad de adoptar cuarentenas.
Aunque la situación es disímil en los países de la región, hay un denominador común y es el incremento de los casos en países que fueron tomados como modelo en la primera ola, es decir, Paraguay, Uruguay y Chile. Este fin de semana, todos pusieron en marcha distintas medidas para intentar frenar el número de contagios y especialmente de muertes, como suspender las clases presenciales, el cierre de restaurantes a medianoche y distintas medidas de restricción de circulación.
En Argentina, el gobierno aún no publica el decreto que busca desalentar los viajes al exterior y que obligaría a los pasajeros que lo hagan a pagar su PCR y a cumplir cuarentena en un hotel a su propio costo.
El drama de Brasil
La cifra de muertos por coronavirus en Brasil superó los 300 000 y los especialistas aseguran que llegaría a 400 000 en dos meses si el Gobierno de Bolsonaro se sigue negando a adoptar una cuarentena nacional.
El recrudecimiento de la pandemia, con récord de muertos y el sistema sanitario al límite, se ha extendido al resto de Sudamérica. "Lamentablemente, la terrible situación de Brasil también está afectando a los países vecinos", afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y agregó que era "crucial" agudizar las medidas.
El organismo destacó un repunte de casos de COVID-19 en los estados venezolanos de Bolívar y Amazonas, así como en el departamento de Pando, Bolivia, y en Loreto, Perú, todos colindantes con el gigante sudamericano.
La circulación masiva de la cepa brasileña o P.1, una mutación del virus SARS-CoV-2 mucho más virulenta, está en el centro de esta nueva oleada. Tras detectarse en la ciudad amazónica de Manaos a finales de 2020, muchos países cerraron el paso por aire y tierra a viajeros provenientes de Brasil en un intento de frenarla, pero tres meses después, la variante ya ha sido identificada en 32 países y territorios de las Américas.
El martes pasado, Brasil batió un nuevo récord al registrar 3251 muertos en 24 horas. Ayer, un día después, traspasó la franja de los 300 000 fallecidos al sumar otros 2224, mientras 12,2 de sus 210 millones de habitantes se han infectado.
Una respuesta tardía
La presión llevó al presidente Bolsonaro, escéptico del virus y un obstinado opositor del confinamiento, a conformar un comité de crisis "para decidir el rumbo del combate" de la pandemia. Sin embargo, la decisión llega cuando 23 de sus 27 estados reportan una ocupación del 85 % de sus unidades de cuidados intensivos, mientras se multiplican las denuncias de escasez de oxígeno y otros suministros médicos.
"La velocidad con que está aumentando el número de muertes es grave", dijo el médico e investigador Carlos Machado, titular del Observatorio COVID-19 del Instituto Fiocruz de Río de Janeiro, centro estatal de investigaciones y fabricación de vacunas.
"Si se mantiene este ritmo, en dos meses o quizá en menos de dos meses podemos llegar tranquilamente a los 400 000 muertos. Esto es una verdadera tragedia", agregó, según informa la agencia de noticias ANSA. Al anunciar la creación del comité de crisis, Bolsonaro respaldó una campaña de "vacunación masiva", pero no dio aval al aislamiento social decretado por varios gobernadores, al cual ha comparado con un "estado de sitio".
Un remedio “amargo”
La posición del Gobierno es “equivocada", puesto que el "confinamiento es un remedio amargo, pero el único remedio eficaz contra la pandemia", afirmó Machado.
El investigador señaló, que ante la falta de un "confinamiento nacional" y el "bajo número de testeos", la variante P1 de Amazonia podrá mutar para dar lugar a "una variante más agresiva que demande nuevas vacunas".
Uno de los estados que ha tomado medidas es Río de Janeiro, el más visitado por turistas extranjeros, que días atrás decidió el cierre de las playas y otras restricciones. Asimismo, el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, dijo que se desalentará el traslado de turistas durante el "feriado" que se iniciará mañana y concluirá el 4 de abril.
El aislamiento fue votado por la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, que adelantó varios feriados para que se pueda extender el período de inactividad y empalmarlo con la Semana Santa.
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