Sorpresa. Esa fue la sensación que se sintió en el oficialismo luego de que el PJ diera el portazo y rechazara la posibilidad de abordar la anhelada reforma de la constitución provincial. Al mismo tiempo, volvió a dejar a la vicegobernadora Laura Montero en una situación de fuera de juego, puesto que apostó durante todo 2016 y comienzos de 2017 a elaborar un proyecto para modificar la Carta Magna y ahora encontró diferencias incluso dentro del propio partido.

Entre los argumentos, los radicales aseguraron que los legisladores kirchneristas movieron las fichas y por eso ganó el no. El senador Juan Carlos Jaliff explicó que mantenían reuniones informales con algunos intendentes y se había avanzado en la búsqueda de consenso, incluso horas antes de la reunión de la oposición.

Según su visión, la reforma no se va a plantear de otra manera, pese a que “en política nada es definitivo”. “En el borrador no se habilitaba a la reelección del gobernador ni de los legisladores, ni intendentes ni concejales. Se tergiversó la conversación y esa cláusula de la no la reelección es la que más le había gustado al justicialismo”, explicó el legislador.

Sobre los argumentos del peronismo, Jaliff indicó que fueron “absurdos”, puesto que a lo largo de la historia siempre existieron problemas coyunturales que no impidieron que la reforma se concretara.

La vicegobernadora Laura Montero, en tanto, se mostró optimista pese a la derrota reformista. Señaló que continuará con los debates y que aún quedan temas por resolver, como la representación ciudadana, la autonomía municipal, la composición de la cámara en relación con la cantidad de habitantes y modificaciones en los sistemas de control.

“Hay que seguir trabajando. La gente se dio cuenta de la importancia que tenía pensar una Constitución en el mediano y largo plazo. Es un diseño que cuesta adaptar y se avanzó en el equilibrio institucional, pero siempre se termina trabando por lo mismo”, sentenció la vicemandataria.

Para el peronismo “se hicieron mal las cosas”

El diputado Jorge Tanús (FpV) aseguró que el radicalismo hizo mal las cosas. En este sentido, sostuvo que se delegó la tarea en la vicegobernadora y Cornejo, por otro lado, “inventó otro proyecto”. “Fue desprolijo, el proyecto debía apartarse a una respuesta ética. Anduvo a las escondidas”, espetó. Aseguró que la reforma no está en las prioridades de la ciudadanía y que el proyecto se rechazó de manera colectiva, no sólo por la presión del sector kirchnerista.

La situación está como al principio de 2016. El debate sobre la reforma se volverá a cajonear hasta que el deseo reformista resurja. En 2017, un año electoral, eso no pasará.