“Me quedo con la satisfacción del deber cumplido”, reflexiona Rubén Orozco (57), al hacer un balance en su experiencia como partícipe del grupo de mendocinos que fueron llamados a por el Ejército Argentino para capacitarse y viajar al Sur para combatir en la Guerra con el Reino Unido en aquellos duros meses de abril a junio de 1982.

Cuenta el hombre que cuando recibió la notificación para partir desde estas tierras, tenía 18 años y recién había egresado de la escuela General Lemos. Fue destinado al Colegio Militar de la Nación (ubicado en Buenos Aires, Palomar), sitio al que llegó el 4 de abril del ’82. De allí, el camino continuó hacia las instalaciones del Regimiento de Infantería Mecanizada IV, ubicado en General Viamonte, para subir al Hércules que lo trasladaría junto a sus compañeros hacia Puerto Deseado.

Durante los días en el regimiento, que continuaron hasta el 22 de junio, Rubén cuenta que su misión, justamente, era la de estar siempre atentos para el caso que fuese necesario intervenir en el campo de batalla.

“Vivíamos en carpa, como si estuviésemos en campaña. Nos entrenaban con instrucciones de combate y también nos enseñaban sobre leyes internacionales”, recuerda el mendocino y confiesa que en el tiempo que estuvo en Puerto Deseado nunca avisó a sus padres. “No quería preocuparlos, así que les escribía cartas pero las hacía firmar por un amigo mío que todavía estaba en Buenos Aires”, explica y asegura que en realidad no ha movilizado piezas para reclamar pensiones ni honores.

Todo lo contrario: cuando le tocó recibir la medalla honorífica por haber participado como soporte dentro del gran escenario trágico de la guerra, la devolvió. “Le dije a la persona que me la entregaba que en realidad quería que la destinaran a los familiares de algún caído o de una mamá que perdió a su hijo en la guerra”.

Por eso, Rubén hoy sólo cuenta con los recuerdos de aquella época. “Estoy bien como estoy y la verdad que en el momento uno hace lo que debe, simplemente eso”, comparte.

Largo reclamo

La aclaración de Orozco es en referencia a los pedidos que están llevando adelante en diferentes provincias, los soldados que fueron movilizados al Sur en aquellos meses y que, como él, no participaron de manera directa en el campo de batalla. Se estima que al menos 500 mendocinos pertenecientes a la IV Brigada Aérea habrían salido con destino a la zona más austral del continente para formarse y salir a la batalla en el caso de ser necesario.

De ellos poco es lo que se ha conocido a través de los años, aunque sí continúa vigente el pedido para que les reconozcan sus derechos como ex partícipes del conflicto armado.

En Buenos Aires, de hecho, hay distintas agrupaciones de ex veteranos que buscar reivindicar el papel que cumplieron estos jóvenes. Recientemente, el actor Carlos Belloso fue quien dio a conocer su relato a los medios nacionales: “Yo di protección antiaérea en el aeropuerto de Río Gallegos. Tenía 18 años y estuve en el teatro de operaciones en plena guerra”, dijo en uno de los programas donde trasladó su inquietud. “Hace más de ocho años que venimos reclamando. Cambié de agrupación y ahora me ofrezco como testigo en juicios contra el Estado”.

Sobre el tema, Hugo Olivera, uno de los veteranos de la guerra de Malvinas y referente clave en Mendoza, detalló a Unidiversidad que en realidad quien debe determinar la condición y clasificación como “veterano de guerra” es el propio Estado Nacional. A lo largo de estos 37 años hubo distintos intentos por cambiar la legislación e integrar entre los derechos (a recibir una pensión, por ejemplo) a los hombres que participaron de la guerra pero que no estuvieron en el campo de batalla.