Con la abstención de Argentina, la OEA condenó los arrestos de opositores en Nicaragua

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“En Nicaragua hay un proceso de creciente autoritarismo político que se manifiesta en el último mandato de Daniel Ortega y su esposa vicepresidenta. Este gobierno de dinastía familiar, que llevó en 2018 a reprimir las protestas populares  contra la reforma jubilatoria con más de 300 muertos, está en su etapa final de proceso. El no acompañamiento de estas prácticas por parte de la oposición generó que esta crisis haya ido en aumento, y se consolidó en esta última etapa. A este escenario crítico, se le suman las elecciones en noviembre y la sanción de una ley de traición a la patria que permite detener a cualquier opositor. Hoy, hay 5 candidatos opositores presos”, explicó Yañez.

Y sumó: “Esta ley penaliza cualquier opinión crítica o de oposición hacia el gobierno, la encuadra en la figura de traición a la patria y le da amplias posibilidades a la policía de detener, como lo han hecho en estas últimas semanas, a los opositores y manifestantes sin indicar la situación del hecho. Hay que aclarar que esta ley fue aprobada  por un congreso que es mayoría del gobierno ultraderechista de Ortega, con bancada progresista y aliados de derecha conservadora”, dijo.

Por otra parte, consultado por la decisión de Argentina y México de no querer acompañar la resolución aprobada por 26 países de la Organización de Estados Americanos (OEA), el presidente del Laboratorio de Políticas Públicas afirmó que la situación que plantearon es difícil de seguir: “La condena que emitieron la mayoría de sus países miembros simboliza la hermandad de los pueblos del sur, pero esta abstención de la Argentina se me hace difícil de compartir. De la misma manera, no está muy clara su justificación. Si bien México se abstuvo y condenó la situación en un comunicado, Argentina no lo hizo. Me imagino que el gobierno de Argentina está en curso de alguna reflexión y de reconsideración de la actitud que tuvo”.

El 7 de noviembre, habrá nuevamente elecciones en Nicaragua. En ellas, Ortega se jugará 42 años de primacía casi absoluta sobre la política nicaragüense. De ganar su tercera reelección consecutiva, el sandinista garantizaría su cuarto mandato de cinco años y segundo con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.

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