Síntomas por implantes mamarios: hay testimonios, pero aún no se diagnostica como enfermedad
En el último tiempo, distintas mujeres reconocieron cierto deterioro en su salud luego de colocarse implantes mamarios. Se registra alguna evidencia científica, pero la posición acerca de considerarla como enfermedad no es unánime. No siempre que hay prótesis hay síntomas, pero ¿qué se sabe al respecto? Hablamos con Emma Civit, exjefa de reumatología en el Hospital del Carmen.
Los testimonios sobre los síntomas atribuidos a la "enfermedad de los implantes mamarios" son cada vez más. Foto: recorte Instagram @coffegraceglam
El modelo hegemónico de belleza cala en las vísceras más profundas de la construcción social de las mujeres. Tan es así que, para lograr cumplir con ciertos estándares, la población feminizada se somete rigurosamente a múltiples hábitos y tratamientos para ajustarse a ese ideal: dietas, ejercicios físicos, cosméticos, intervenciones quirúrgicas. En este contexto, suele hablarse de algunas consecuencias negativas —por ejemplo, trastornos de la conducta alimentaria— pero poco se conoce otras, como la llamada “enfermedad de los implantes mamarios”.
Distintas mujeres con este tipo de prótesis han reportado mediante redes sociales la existencia de síntomas diversos y sistemáticos relacionados, aseguran, con estos implantes. La Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Estética (ASPS) se ha hecho eco de la situación y ha registrado, en estos casos, la existencia de fatiga, debilidad, dolor en las articulaciones, rigidez articular matutina, sequedad en ojos y boca, etc.
Si bien no tienen un diagnóstico médico reconocido y unánime, se conoce a estos síntomas como “enfermedad de los implantes mamarios” o “breast implant illnes” (BII). Su reporte es significativo, ya que, en cirugía plástica, la mamoplastía de aumento con prótesis es el procedimiento quirúrgico más frecuente. Según estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), en 2018 se realizaron 1.862.506 de estas intervenciones a nivel mundial.
En la medicina recién se está investigando y los estudios para su diagnóstico aún no están protocolizados. Sin embargo, especialistas como Emma Civit, exjefa del servicio de reumatología del Hospital del Carmen, asegura que ha atendido pacientes con cuadros que quizás han tenido que ver con el implante pero no se sabía y recién hoy, con la mirada actual, puede pensar que quizás tenían relación. “Habría que hacer un estudio bien hecho, bien protocolizado, determinando síntomas pre- y posimplante, tiempo de aparición”, remarcó.
A pesar de todo esto, una publicación de la revista digital Scielo asegura que ningún artículo científico considera a este conjunto de síntomas como una enfermedad definida, “sino como un término popularizado por pacientes y personal de salud que incluye síntomas inespecíficos y enfermedades sistémicas adjudicados a las prótesis de silicona”. Es decir, se ha extendido el uso del término “principalmente en redes sociales por pacientes y personal de salud”, pero aseguran que no hay evidencia científica para definirla como enfermedad reconocida.
Foto implantes. Fuente: www.elespanol.com
En el mismo sentido se expresó la doctora Emma Civit. En primer lugar, aclaró que aún no hay estudios bien diseñados que detecten la correlación exacta del implante con la sintomatología. Las investigaciones, en bibliografía y congresos, son recientes y exploratorias.
En segundo lugar, la médica distinguió el síndrome de ASIA (o de Shoenfeld) de la enfermedad de los implantes mamarios. El ASIA “puede ser secundario a distintas sustancias adyuvantes”, entre ellas las siliconas, y por eso los implantes mamarios de ese material pueden aumentar el riesgo de autoinmunidad. Las manifestaciones son heterogéneas, en general reacciones autoinmunes sistémicas.
El BII, por su parte, no tiene necesariamente ese tipo de respuestas en el cuerpo. Si bien su existencia no tiene respaldo unánime —hay quienes dicen que es más social—, se caracteriza por ciertos síntomas que se ven después del implante: fatiga, artralgias, mialgias, muchos similares a la fibromialgia.
Civit contó que ha recibido pacientes con cuadro inmunológico previo al implante y con evolución muy tórpida a partir de la colocación, aunque no sabe si a causa de eso. También otra paciente tuvo un cuadro de vasculitis cutánea que no tuvo mejora después del explante. Y ha seguido casos con síntomas relacionados al BII —cansancio, fatiga— que se lo atribuía a una fibromialgia y no se estudió en función del implante, “porque esto es relativamente nuevo”, puntualizó.
Los testimonios impulsaron la investigación
En Argentina, una de las que visibilizó la BII o enfermedad de los implantes mamarios fue Valentina Godfrid. Mediante una publicación en Instagram de marzo de 2021, la artista y activista lesbiana habló de su experiencia personal. “Hace 9 años me puse implantes mamarios en un intento desesperado por mejorar mi autoestima y varias otras cosas, sin saber que no era por ahí. Me comí la mentira del estereotipo social masivo, creyendo que era seguro y jamás me cuestioné qué podía pasarme por ponerme dos bolsas llenas de sustancias tóxicas encima de mis órganos vitales”.
Cuatro años después comenzó a sentir dolores articulares, musculares, cansancio, sensación de ahogo, dolores de cabeza. Se sumaron otros malestares psíquicos: ansiedad, ataques de pánico, palpitaciones. Recorrió consultorios médicos y se realizó análisis de sangre pero los resultados parecían estar bien. Le diagnosticaron fibromialgia, síndrome de Raynaud, intolerancia al gluten, colon irritable, estrés. “Ninguno me preguntó si tenía implantes mamarios”.
En 2020 dio con un video de la artista Angie Monasterio en el que afirmaba “mis implantes mamarios casi me matan” y se sintió completamente reflejada en su historia. Ahí conoció grupos en redes sociales con más de 150 000 mujeres que hablaban del tema, compartían historias, miedos y sensaciones. Por eso decidió quitarse las prótesis y comenzar a visibilizar la “enfermedad de los implantes mamarios”. Los testimonios son múltiples.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, conocida como FDA, también se pronunció por estas circunstancias y decidió publicar información precisa para ayudar a tomar la decisión de realizarse o no este tipo de implantes. Entre distintos riesgos registraron cirugías adicionales, linfomas, contractura capsular, dolor en los senos, rupturas, infecciones y “síntomas sistémicos, comúnmente denominados como Enfermedad de los implantes de seno (BII, por sus siglas en inglés)”.
La misma agencia hizo otras advertencias: “Los implantes de seno no son dispositivos de por vida”, su vida útil varía de acuerdo a la persona pero las posibilidades de desarrollar complicaciones aumentan mientras más tiempo tenga las prótesis.
Además, remarcaron la necesidad de hablar con quien vaya a hacer la cirugía para tomar la decisión adecuada sobre la forma, el tamaño y el lugar de la incisión; entender las etiquetas de los implantes para saber qué material se va a utilizar; conocer los riesgos, y someterse a monitoreos periódicos.
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