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12 DE DICIEMBRE DE 2024
Lo que sacó el FpV es su piso, mientras que las coaliciones opositoras tendrán que fidelizar el voto de sus perdedores.
Foto: gentileza Wikipedia
Andrés Malamud para El Estadista
Publicado el 18 DE AGOSTO DE 2015
“¿Pero cómo que el kirchnerismo no perdió si la economía se cae a pedazos?”. Es arduo explicarle la política argentina a la prensa extranjera. Los periodistas brasileños, chilenos y europeos parecen porteños: se informan con Clarín, La Nación y El País de Madrid. Esos diarios tienen a los mejores periodistas del mercado, pero títulos y línea editorial parecen redactados por gorilas disléxicos.
“La economía se cae a pedazos en Grecia y en el sur de Italia, ¿OK?”–intento–. “En Argentina sigue alto el consumo y bajo el desempleo. Alguien tendrá que pagar la fiesta, pero este Gobierno tiene un posdoctorado en postergar vencimientos”. Contraargumentan entonces con los escándalos. Que Nisman, que la efedrina, que la corrupción. Es comprensible: en Chile y Brasil, aunque la Justicia investiga y encarcela a funcionarios deshonestos, sus presidentas rozan el 80 % de imagen negativa. Eso al peronismo no le pasa: descaro mata escándalo.
“Pero el desempeño electoral del kirchnerismo fue peor que hace cuatro años”, insisten. Tienen un punto: Cristina sacó el 50 % en las PASO de 2011, mientras Scioli no llegó al 39 % ahora. Va a tener que remarla, admitimos, pero su provincia lo tiene acostumbrado al agua y a hacer la plancha. Y la provincia de al lado, Córdoba, acaba de quedarse sin candidato propio. Con un llamado a la unidad de la familia peronista, Scioli podrá reclutar a buena parte de esos electores. Su amigo, el gobernador electo Schiaretti, no le negará botes salvavidas.
Lo que sacó el FpV es su piso, mientras que las coaliciones opositoras tendrán que fidelizar el voto de sus perdedores. Aunque el resultado deslucido de Stolbizer no incentivará a los radicales derrotados a votarla, el voto por Macri no está garantizado. Será poco, pero todo suma. Massa la tiene más dura, porque el electorado de De la Sota es más peronista que opositor. Córdoba, el segundo distrito del país, siempre fue reacio al kirchnerismo. La ventaja de Scioli es que no tiene ninguna K en el apellido.
“¿Y Macri qué plantea?”, preguntan.
Se les explica que sólo Massa y Sanz presentaron propuestas. El principal candidato opositor brilló por su baile, no por su diferenciación programática con el Gobierno. Algunos insinúan que después del balotaje porteño lo oyeron entonar: “Como cambio no tengo, con tu relato me entretengo”.
La clave, contra la expectativa predominante, no estuvo en la gigantesca Buenos Aires sino en el resto del país. En las provincias el FpV arrasó: salió primero en 20 de 24. También prevaleció en la disputa por el Senado: si en octubre repite el resultado, obtendrá 13 bancas sobre 24, a lo que sumará tres peronistas disidentes que se llevan bien con Scioli. Ocho quedarán en manos de la oposición no peronista: un tercio.
Ese fue, en síntesis, el mensaje de las urnas: territorio y peronismo mandan. No todos lo entienden.
Por ejemplo, el 3 de agosto a las 22.13, el gran Hernán Iglesias Illa (@Hernanii) tuiteó inspirado: “La AUH generó un cambio en territorialidad del PJ bonaerense. El puntero, reemplazado por el jefe local de Anses. Por ahí entró La Cámpora”.
La reflexión obliga a sacar cuentas. ¿Fue así que La Cámpora metió sus cincuenta intendentes? No: La Cámpora no tiene cincuenta intendentes en la provincia de Buenos Aires.
Demos un descuento: la AUH se estableció en 2009. Quizás tardó en dar frutos y recién ahora catapultó a veinte candidatos. Pero La Cámpora no tiene veinte candidatos.
Tenía siete precandidatos bonaerenses. La mayoría enfrentaba a intendentes en ejercicio, por lo que sólo tres superaron las PASO. Y no todos ellos provenían de la Anses: algunos trabajan en RENAR, otras son decanas. Si el jefe local de la Anses reemplazó al puntero, el aparato peronista no se enteró. @Hernanii es un intelectual autoidentificado con la Fundación Pensar y la campaña del PRO. Brillante, sus ideas valen por sí mismas; pero valen también por lo que transmiten sobre su partido.
En el peronismo siempre hubo tensión entre el territorio (los políticos) y la corporación funcional (los sindicalistas). De vez en cuando, algún sindicalista accedía a una gobernación o intendencia. Pero en general eran compensados con cargos legislativos y con negocios. Como La Cámpora. El territorio se mantenía bajo control de los políticos.
Durante el kirchnerismo, La Cámpora no sustituyó a los políticos sino a los sindicalistas. Por ahora carece de raíces y de redes en el territorio. Sin presupuesto estatal, poco es.
La mayor innovación política de Kirchner no fue La Cámpora: fue puentear al gobernador de la provincia de Buenos Aires mediante el financiamiento directo de los intendentes. Las consecuencias fueron la rebelión de los intendentes y la candidatura presidencial del gobernador. Víctor Frankenstein tendría dificultades para empardar semejante error de cálculo.
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