SIBO: una condición subdiagnosticada y vinculada al excesivo consumo de antibióticos
El trastorno por el que aumentan las bacterias en el intestino delgado puede ser multicausal aunque el consumo de antibióticos es el principal factor, dicen los especialistas. En esta nota te contamos qué es, cómo se trata y cuáles son los síntomas de esta afección que no distingue sexo ni edad.
Foto: Pixabay
Dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea y distensión. Los síntomas podrían ser de una simple indigestión aunque también podrían dar la pauta de un trastorno del intestino delgado llamado SIBO (por sus siglas en inglés), que hace alusión al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
El término se escucha cada vez más debido a la afluencia de especialistas en las redes sociales y eso tiene sus pro y sus contras. Lo que tiene a favor es que alerta a las personas a estar atentas y a consultar ante sus síntomas, pero la desventaja es que —paradójicamente—cuando se acercan al consultorio, el trastorno es sub o sobre diagnosticado.
Así lo entiende el médico gastroenterólogo del instituto Higea, Martín Toro, quien explicó que este trastorno suele relacionarse con el síndrome de intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal, el hígado graso e, incluso, la celiaquía.
“El intestino delgado es la sección más larga del tubo digestivo, mide aproximadamente 6 metros, y es el lugar del organismo donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y el torrente sanguíneo absorbe los nutrientes. A diferencia del intestino grueso (colon), el intestino delgado normalmente tiene relativamente pocas bacterias debido al rápido flujo de su contenido y a la presencia de bilis. Pero en el SIBO, los alimentos estancados en el intestino delgado se convierten en un caldo de cultivo ideal para las bacterias”, explicó a Unidiversidad.
El especialista aclaró que no se trata de una enfermedad en sí, sino de una condición que puede darse en el contexto de muchas enfermedades. "Pero la realidad es que como convivimos con un intestino que tiene tantas bacterias, virus, hongos y parásitos en perfecto equilibrio, este puede romperse y generar lo que nosotros denominamos 'disbiosis intestinal', que es una alteración en la composición y/o funciones de los microorganismos que habitan y que puede generar SIBO”, dijo.
Martín Toro, médico gastroenterólogo del instituto Higea.
El motivo más frecuente para este desequilibrio, detalló Toro, tiene que ver con la forma en la que hemos cambiado nuestra dieta y con el excesivo consumo de antibióticos. .
“Actualmente, consumimos poca fibra y le damos de comer mal a las bacterias de nuestro organismo. Por eso, decimos que no es una enfermedad, sino una manifestación clínica que también se da —por ejemplo— por las operaciones abdominales, el mal uso de antibióticos, que se cree que para el año 2050 será una de las principales causas de muerte, ya que habrá más resistencia hacia ellos debido a su abuso. No debemos olvidarnos que también (el SIBO) puede ser producto de un cambio en la flora intestinal que habita el colon, que puede "subir" al intestino delgado ”, dijo.
El médico, además, detalló que el SIBO se da cuando fracasan determinados mecanismos propios del organismo, como:
- El PH ácido del estómago (que evita que se incrementen las bacterias).
- Las enzimas pancreáticas (químicos naturales que ayudan a descomponer grasas, proteínas y carbohidratos).
- El sistema inmune.
- “En pacientes diabéticos que han tenido grandes trastornos durante mucho tiempo o cuadros de hiperglucemia, ya que afectan la parte nerviosa del sistema intestinal y eso hace que no se mueva el intestino”, indicó Toro.
En ese sentido, la nutricionista del Hospital Universitario, Carolina Campo afirmó que el humano está viviendo una occidentalización de la dieta, en la que el consumo de proteínas, grasas de origen animal, azúcares y almidones va en aumento.
“Esto es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo con el humano y lo que consume. Si no hay un cambio de hábitos en la alimentación, sobre todo desde pequeños, será más frecuente este tipo de condición. Desde hace décadas y por generaciones, el ser humano viene cambiando su manera de alimentarse y esto se traduce en un cambio de la microbiota sana (organismos del intestino) por una no sana que lleva a la disbiosis. Nuestra digestión y salud dependerá de qué tan bien funcionen los organismos y bacterias en nuestro intestino. Está demostrado que si nos alimentamos bien nuestra salud será mucho mejor”, remarcó.
Síntomas de sospecha de este cuadro
"En general, cuando hay sobrecrecimiento bacteriano, el paciente padece distensión abdominal, gases y dolor, y lo que más abunda es la diarrea, que se suele dar más porque justamente puede haber alguna mala absorción de nutrientes. Esto inactiva las sales biliares y conlleva -a veces- a la malabsorción de grasas y hasta puede traer aparejado malabsorción de vitamina B12", advirtió Toro.
Respecto a si existen algo así como signos de alarma, el gastroenterólogo planteó: "Lo que yo digo siempre es no normalizar los síntomas cuando uno tiene alguna afección. En general, cuando se presentan los síntoma antes mencionados (dolor abdominal, diarrea, pérdida del apetito, náuseas, hinchazón, sensación incómoda de saciedad después de comer o pérdida de peso involuntaria) se debe consultar y ahí ver qué grado de compromiso tiene, si realmente está teniendo malabsorción debido a este sobrecrecimiento bacteriano o no".
¿Cómo saber si el origen de estos síntomas se debe a un sobrecrecimiento bacteriano?
Para el especialista, el patrón de oro es el test de el aspirado duodenal, aunque es invasivo, riesgoso y presenta falsos positivos y negativos.
“Es el mejor que se tiene hasta el momento, aunque tiene sus falencias. Con este se pueden hacer secuenciación de genes para saber qué tipo de bacterias son las que están afectando al paciente, pero es muy difícil, hay que tener mucha experiencia, por lo cual prácticamente solo se usa en investigación. Lo más práctico y cotidiano es realizar un test del aire espirado. Esto es un estudio que se realiza mediante un dispositivo que se llama cromatógrafo, que lo que hace es registrar gases exhalados", dijo.
Carolina Campo, nutricionista del Hospital Universitario.
En ese estudio, detalló Toro, el o la paciente debe soplar en un cromatógrafo y luego ingerir glucosa. Posteriormente, se mide el hidrógeno o también se puede medir el gas metano, en cuyo caso hay una controversia, ya que esta medición podría hacer que haya un sobrediagnóstico de SIBO, porque -como indicó- puede existir la presencia de gas metano en el colon.
"Si hay metano de entrada, eso podría anular la integración diagnóstica de sobrecrecimiento. Y aquí está el grave problema de esta patología que a veces está sobrediagnosticada, entonces muchos pacientes por ahí tienen síntomas banales como constipación, diarrea, distensión y le hacen el diagnóstico de SIBO y no siempre es así: el metano puede estar en el colon", amplió.
Esto hace que, si bien se escucha más frecuentemente hablar de SIBO, no se pueda determinar si su incidencia está en aumento. Aún así, analizó el especialista: "No creo que esté creciendo, sino que ahora está más en la mira y muchos más lo sospechan. Además, las redes sociales han advertido con respecto a este cuadro y ahora muchos médicos y nutricionistas lo sospechan. Yo creo que hay un sobrediagnóstico, y una mala utilización de antibióticos. Tenemos un grave problema de acá a 30 años y más, no solo por la mala alimentación de la población, sino también por la resistencia bacteriana a los antibióticos. Realmente es preocupante".
Cómo se trata el SIBO y cuál es el rol de los alimentos
Por el momento, existen dos formas para su tratamiento. Puede ser farmacológico, a través de antibióticos que siempre debe recetar el médico, o mediante una dieta baja en Fodmap.
"Cuando está realmente diagnosticado que es un sobrecrecimiento bacteriano, el tratamiento es antibiótico. En general, se opta por alguno que tenga poca absorción y permanezca mucho en la luz intestinal, para intentar después ver si se puede resolver la causa que está generando el sobrecrecimiento bacteriano", precisó Toro.
Una segunda opción es una dieta baja en Fodmap (sigla en inglés de poligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). ¿En qué consiste este plan de alimentación? Según Campos, se trata de evitar algunos hidratos de carbono como la fructosa o la lactosa. También conviene evitar el gluten y algunos edulcorantes artificiales.
Dieta baja en Fodmap. Foto: Pixabay.
“Lo que recomienda la Sociedad Americana de Gastroenterología es la eliminación de todos aquellos productos que sean fermentables, todos aquellos que puedan generar inflamación, distensión o alteración en el intestino delgado producto de estas bacterias. Lo que la dieta va a producir es aliviar los síntomas que genera el SIBO”, señaló.
“Esta dieta baja en Fodmap es la opción más viable para reducir los síntomas de esta condición. Por lo general, es una dieta de exclusión o restricción, que se da por un periodo corto de tiempo (entre 6 y 8 semanas) y que está supervisada por un especialista en nutrición. Básicamente, lo que se hace es la restricción global de aquellos alimentos que son productores de una fermentación. Luego de esta restricción del paciente se va haciendo una reintroducción gradual de los alimentos para evaluar su sintomatología. En esta dieta lo que se busca no es tratar el SIBO, sino aliviar los síntomas”, concluyó la nutricionista.
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