Ser futbolista: cómo viven la definición mundialista quienes conviven a diario con una pelota
Unidiversidad entrevistó a cuatro futbolistas de Mendoza, dos profesionales que vistieron la celeste y blanca y dos amateurs, con el objetivo de entender qué sienten en este momento tan particular, en el cual la Selección vuelve a estar en una final mundialista.
Foto: Télam.
La euforia y fiebre futbolística que despierta un Mundial son únicas a lo ancho y a lo largo del planeta. Y más aún en Argentina, un país en el que este deporte une a las personas por completo y permite dejar de lado muchos otros problemas que las aquejan a diario. El hecho ya de vivir este evento como si fuera propio nos cambia la cabeza y si a la Argentina le va bien, la cresta de la ola va creciendo cada vez más. Nos abrazamos con desconocidos, desconocidas, armamos planes para ver el partido con seres queridos, salimos a las calles a festejar los triunfos o nos quedamos dentro a llorar la derrota.
Ahora, ¿cómo viven el Mundial quiénes todos los días están dentro de una cancha con una pelota? Unidiversidad entrevistó a cuatro futbolistas de Mendoza, dos profesionales y dos amateurs, con el objetivo de entender qué sienten en este momento tan particular, en el cual la Selección albiceleste vuelve a estar en una final mundialista. Explicaron el esfuerzo que significa dedicar sus vidas al deporte, se lamentaron por la hipocresía social que existe en torno al fútbol y analizaron lo compleja que es la vida después del retiro de la actividad.
El primero en contar su experiencia a este medio fue Franco Di Santo, quien desarrolló una extensa carrera, sobre todo, en el exterior. Supo jugar en Chile, Inglaterra, Alemania, España, Brasil, Argentina y finalmente en México. Además, el futbolista mendocino vistió en varias ocasiones la camiseta de la Selección argentina, tanto como juvenil como futbolista ya consagrado.
En primer lugar, el jugador de la Universidad Católica de Chile explicó lo que se siente ponerse la camiseta argentina para representar al país y detalló lo que significa para un futbolista competir en un Mundial: “Ya el hecho de ponerte la camiseta de la Selección es otra cosa. Las sensaciones cambian, el orgullo te invade y es lo más lindo que te puede pasar como profesional. No me ha tocado jugar un Mundial, pero sin duda es lo máximo y es a lo que aspira todo jugador desde chico”.
Di Santo expresó que una copa del mundo trae consigo lo más lindo del deporte, pero también refleja algunas miserias que tenemos como sociedad. "Hoy vamos a jugar una final del Mundo y todo es una maravilla, pero hace dos años Scaloni era un técnico inexperto, por decirlo de buena manera, y Messi era un catalán pecho frío que no sentía la camiseta. Ni hablar de la camada anterior, la que perdió 3 finales como muchos dicen. Evidentemente, el fútbol despierta lo mejor y lo peor de los argentinos. En ese punto, creo que deberíamos parar la pelota como se dice y mirar un poco para adentro. Creo que este ejemplo también aplica a la sociedad en general. Vivimos mal, apurados, enojados y, muchas veces, descargando nuestras miserias en los de al lado”, consideró Di Santo.
Por su parte, la mendocina Estefanía Banini, quien supo representar a la Argentina en el Mundial de Francia 2019, explicó a este medio que "jugar una Copa del mundo es lo más lindo que le puede pasar a una futbolista”, ya que significa “concretar el sueño que una tiene desde chica y representar a todas las personas de tu país”.
Banini debutó en la máxima cita del fútbol el 10 de junio de 2019, al jugar como titular y ser capitana en el empate 0-0 contra Japón. Consiguió el primer punto ganado por la Selección femenina de fútbol de Argentina en la historia de los mundiales.
“Fue una experiencia maravillosa y quedará en mi memoria para toda la vida. Pero detrás de todo eso, hay un esfuerzo que pocos saben y que casi nadie valora. Por suerte, a mí nunca me faltó nada y mi familia siempre me acompañó, lo que es un punto clave para las deportistas. Pero bueno, no es fácil tomarse dos colectivos para ir a entrenar, dejar de salir con tus amigas, cuidarte en las comidas, irte de niña de tu casa, vivir mucho tiempo sola afuera del país, entre otras cosas. Muchas personas creen que porque una es futbolista tiene una vida de lujo y su obligación es con todo el mundo. Es algo que me gustaría cambiar o, al menos, darle una mayor visualización, porque en muchos casos esos comportamientos hunden a las personas deportistas en una depresión profunda o las hace cargar con una mochila en los hombros que no tiene por qué acarrear”, explicó Banini.
En tanto, la jugadora del Atlético Madrid de España hizo hincapié en la necesidad de atacar otro de los flagelos que presenta el fútbol: la vida después del retiro. Es que, a su entender, una de las cosas más complicadas por las que pasa un deportista de elite “es pasar del reconocimiento extremo a que nadie se acuerde de una después de colgar los botines”. Es por ello, que la mendocina insistió en “profundizar los tratamientos psicológicos para que el cambio de vida no sea tan brusco, como así también, sirva para poder encontrar otra actividad que le permita a la persona desarrollarse en otro ámbito y ser feliz”, porque no hay que perder de vista “que la vida profesional deportiva acaba cuando la persona todavía es muy joven”.
En tanto, Ignacio Baldemoros, futbolista amateur que dividió su carrera entre la UNCUYO y el Centro de Empleados de Comercio (CEC), le contó a Unidiversidad que el fútbol muchas veces va por fuera del profesionalismo y requiere un doble esfuerzo para poder practicarlo, debido a que “los deportistas que no tienen un sueldo que les alcance para vivir, deben buscar alguna otra actividad para poder desarrollarse”. En ese sentido, el futbolista surgido de las inferiores de Chacras remarcó que “es difícil seguir los sueños en estos casos", porque no en cualquier trabajo “tienen contemplaciones con los deportistas y mucho menos si las mismas requieren algún esfuerzo por parte del empleador”.
“En mi caso, trabajo en una panadería desde las 4 am para poder ir a entrenar al mediodía. Es un esfuerzo muy grande, pero lo hago porque jugar al fútbol es lo que me hace realmente feliz. No me quiero imaginar lo que sienten los jugadores que llegan a la Selección: Debe ser extraordinaria la sensación”, detalló Baldemoros.
Finalmente, la futbolista de la UNCUYO Estefanía Tirenti se mostró ilusionada con la actuación del combinado nacional en Qatar: “Ojalá pueda ver por primera vez en mi vida a la Selección campeona del mundo”.
Tirenti destacó que “no hay nada más lindo para un futbolista que jugar una final”, por lo que no se quiere ni imaginar “lo que debe ser jugar una final representando a más de 45 millones de personas”.
Para cerrar, la mendocina se lamentó por el comportamiento que ha tenido un sector de la sociedad durante los festejos por el mundial: “No puedo creer que una persona que esté contenta por conseguir algo importante lo traduzca en violencia. Lo que he visto en Mendoza ha sido terrorífico, desde personas tomando una cantidad incalculable de alcohol, hasta robos y rotura del transporte público. Creo que, en cierto punto, esos episodios muestran un poco cómo estamos como sociedad y que ni un mundial ni nada puede tapar la falta de educación que existe en la actualidad. Espero que, si se llega a dar lo que todos queremos, no sucedan hechos para lamentar, aunque lo dudo”.
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