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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
El estudio del Observatorio Argentinos por la Educación indicó también que 7 de cada 10 familias consideran que la suspensión de las clases presenciales está siendo perjudicial para el aprendizaje de sus niños y niñas.
Foto: Pixabay
Durante el segundo semestre del año, en las escuelas públicas urbanas del nivel primario hubo una disminución en la comunicación diaria entre docentes y estudiantes, a la vez que se dedicó menos tiempo a las tareas escolares. Siete de cada diez familias consideran que la suspensión de las clases presenciales está siendo perjudicial para el aprendizaje de sus niños y niñas. Así lo indicó un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación.
Los resultados del informe "Cambios en las prácticas pedagógicas y hábitos durante el aislamiento" por la pandemia de coronavirus tienen representatividad estadística nacional y fueron obtenidos a partir de una encuesta administrada a familias de escuelas primarias urbanas que tenían conexión a internet aunque sea mínima o intermitente, por lo que las conclusiones solo se aplican a este universo de hogares.
El estudio reveló que de junio a noviembre disminuyó el 11 % la comunicación diaria entre docentes y alumnos. Esta reducción se ve reflejada en un aumento significativo del intercambio cada 15 días. Con el correr de los meses, el vínculo directo con la escuela y sus referentes pasó a ser más espaciado.
En relación con el objeto de las comunicaciones, el informe señaló que aumentó el 21,1 % el intercambio destinado a corregir y evaluar tareas realizadas por el alumnado. Además, subió el 5,8 % el contacto para saber cómo estaban las y los estudiantes e interesarse por la situación personal o familiar, y se incrementó en el 7,3 % el diálogo con la familia. Como contrapartida, el intercambio para proponer actividades educativas se mantuvo estable en los dos períodos (junio y noviembre).
En el segundo semestre, el alumnado pasó menos tiempo diario realizando actividades escolares y hubo una mayor percepción de pérdida de aprendizajes importantes. Además, siete de cada diez familias consideraron que la suspensión de las clases presenciales está siendo perjudicial para la formación de sus niños y niñas.
El Observatorio detalló que durante la cuarentena disminuyó en el 6,5 % la proporción de alumnos y alumnas que destinaron más de 3 horas por día a sus actividades escolares. Se pasó del 52,2 % en junio al 45,7 % en noviembre. A su vez, aumentó en el 4 % la proporción de familias que consideran que sus hijos e hijas están perdiendo aprendizajes ( del 62,7 % al 66,7 %).
Ver también: La pandemia, una oportunidad para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje
Por otra parte, el informe de Argentinos por la Educación indicó que la cantidad de estudiantes que tuvieron un examen pasó del 11,5 % en junio al 23 % en noviembre, lo que representa un aumento del 100 %. Es decir que, con el transcurso de los meses, se incorporó la presencia de la evaluación mediante la toma de exámenes, además de las actividades centradas en el desarrollo de los contenidos.
Uno de cada cuatro estudiantes tuvo un examen terminando el ciclo lectivo.
Se observa entonces que, en el inicio de la suspensión de la presencialidad escolar, prevaleció el envío de actividades a modo de “tareas para el hogar”. Con el transcurso del tiempo, las escuelas retomaron sus prácticas de trabajo convencionales, como la evaluación, como modo de reaseguro de la actividad escolar y el control sobre los aprendizajes. "La diversidad en las formas de conexión de los alumnos lleva a considerar las condiciones dispares en los aprendizajes, que se han ajustado en mayor medida a las posibilidades de los entornos familiares", aseguró el Observatorio.
Los datos de este informe dan cuenta de los cambios en los vínculos entre docentes y estudiantes. Es posible que, ante la evidencia de la prolongación de la cuarentena, se produjo una regulación en la intensidad de la actividad escolar que ha redundado en la disminución del tiempo semanal de contacto. Esas modificaciones y el tiempo semanal dedicado al trabajo escolar pueden explicar el aumento en la preocupación de las familias acerca de los efectos de la suspensión de la presencialidad en los aprendizajes de sus hijos e hijas, detalló el informe.
"Se advierte que hay una reestructuración en la frecuencia de la comunicación, y sobre todo en el carácter de la actividad que se propone y los motivos del contacto de la escuela con sus alumnos y familias. Asimismo, se registra que las prácticas se enmarcaron en dos formas que prevalecen: el envío de tareas a resolver y la evaluación de aprendizajes, y no se han desarrollado otros modelos para la actividad remota", concluyó el estudio.
Ver también: Rebeca Anijovich sueña cómo será la escuela después de la pandemia
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