La semana dejó un saldo de desolación política que antecede a un incremento de la crisis financiera que atraviesa el gobierno de Paco Pérez, a 13 días del balotaje y a 31 días del cambio de mando provincial. El peronismo mendocino es una olla de presión que intenta regular su estado de ebullición para no explotar antes del 22 de noviembre.

La única condición que hace que no se produzca una debacle política en el oficialismo es que los intendentes justicialistas todavía respetan el mandato desde la Casa Rosada y desde el Gobierno bonaerense de no hacer olas y mantener el estado actual.

El principal apuntado por los intendentes peronistas es el mismo Pérez, a quien responsabilizan del desfinanciamiento provincial y también de sus propias administraciones al retenerle o no destinarle en término los fondos coparticipables. Tanto es el descontento que han llegado a plantearse –de modo reservado– salir a desmarcarse públicamente del Gobernador y mostrarlo como el dueño de la estrepitosa derrota electoral que sufrió el FPV a manos de Cambiemos en todas las citas electorales de este año.

A tal punto esto es así que sondearon la posibilidad de adueñarse de las mediciones sobre imagen de gestión a nivel nacional y compararlas con la gestión provincial, de modo que el desempeño quede expuesto ante esos números.

Hay estimaciones, que conocen los intendentes, que marcan más del 35 %  de imagen positiva para la perfomance de Cristina Fernández en el país y de apenas el 8 % para Paco Pérez en la Provincia.

Sin embargo, han decidido no mostrar los dientes, pero no se han quedado conformes y advierten de que tomarán recaudos legales para no caer en el incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Son los seis intendentes que han logrado su reelección y que esta semana fueron a Buenos Aires para ponerse al tanto de cuáles son los motivos del fracaso de las gestiones del Ejecutivo provincial en su idea de conseguir los fondos para cumplir con las obligaciones, entre las cuales están los aportes coparticipables.
 

El infiernillo de Paco

Todo esto, sin contar aún con el propio infierno del gobierno de Paco Pérez, donde aún no se han terminado de pagar los salarios de octubre. Hay una presunción dentro del Gobierno que espera que hoy lleguen de la Nación otros 100 millones de pesos para paliar la deuda.

Hubo un atisbo de aparición pública del gobernador tratando de morderle los talones a Macri y a la vez mandarle un guiño a la Casa Rosada al criticar al candidato de Cambiemos por la posible vuelta a manos privadas de la petrolera YPF, hoy controlada por el Estado.

En medio de este clima, los malos humores sindicales no se han desvanecido y esperan a mañana como último plazo. El núcleo de la tormenta que se está gestando es en el área de Salud, donde los directores de los hospitales han alertado de que si no están los recursos para enfrentar las deudas entonces renunciarán, y Ampros, el sindicato de los profesionales de la salud, se dispone a un paro generalizado.
 

Preparando los argumentos

Más allá de este cuadro local, en el peronismo dicen haber constatado un progresivo cambio de tendencia en la opinión de los votantes sobre los candidatos a presidente tras las elecciones del 25 de octubre, cuando impactó la atropellada de votos de Mauricio Macri en el territorio nacional y sobre todo de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires. Aseguran los peronistas que Daniel Scioli se ha reposicionado y se ha acercado a la tendencia macrista, de acuerdo con las consultas de los últimos días. Atribuyen este repunte no a méritos propios sino al mensaje que han ido transmitiendo los colaboradores de Macri, en particular la opinión de economista Adolfo Prat Gay, denostando a cualquier dirigente de alguna provincia “con pocos habitantes”.

La campaña negativa se acentuará sumando las críticas a los dichos de Macri y los suyos. Pero mostrará una cara renovada en la que intentará, esta semana, dejar atrás la imagen de Cristina Fernández y defenderá con gestos y promesas que es capaz de canalizar las reformas que sostuvo Sergio Massa, el que aglutinó los votos que ahora buscan los dos contendientes.

Por eso, ambos bandos creen que el 22 es el día de una licitación política sobre el modelo de país que queremos.

El debate

El candidato del FpV mira su agenda y tiene marcado el domingo 15, día del debate con Macri. Para los peronistas esa será la prueba de fuego.

Mientras, Macri trata de no perder el eje de su equilibrio interno, seguro del descontento mayoritario que el electorado ha expresado de acuerdo con la votación general. A la par, ha comenzado a transparentar sus ideas y sus intenciones si tiene la oportunidad de presidir la Argentina. De eso se tomaron Cristina Fernández y también Scioli. 

La actual Presidenta, en su última aparición pública junto a Scioli, se ha mostrado como un ariete más de su proyecto de quien lo representa.

Así se diferenció de los dos contendientes, tomando distancia de las personalidades de ambos y planteando el pleito en el terreno de las ideas, justamente pensando en el debate del domingo que viene.