La carrera por el balotaje ya tiene, por estas horas, un ganador: Sergio Massa, el líder del Frente Renovador. Como si hubiera tenido el Delorean de Volver al Futuro, Massa no se quiso bajar de la carrera presidencial, así todas las encuestas le dieran cada vez peor. Quizás se podría considerar un visionario de la política, porque hoy, de su apoyo depende el resultado final. Por eso, cualquiera de los dos candidatos a la presidencia, Daniel Scioli (Frente para la Victoria) y Mauricio Macri (Cambiemos) intentan seducirlo.

Por estas horas, y después de llamar a un comité de asesores “de urgencia”, Daniel Scioli quiere trabar un acuerdo que comience con Roberto Lavagna, jefe de los equipos económicos del Frente Renovador, y culmine con el mismísimo Massa. Al parecer, el sciolismo tiene una relación mucho más fluida con el economista que con el exintendente de Tigre, con quien las relaciones están muy deterioradas.

Según cuentan fuentes locales cercanas al gobernador de Buenos Aires, Lavagna, a pesar de ser crítico con casi la totalidad de las decisiones y políticas económicas de la Presidenta, es más flexible al acuerdo, pero la llegada a Massa es más complicada porque está más alejado de Scioli y del modelo kirchnerista. De aquí se desprende el ofrecimiento a "lo que él quiera”.

El problema ahora pasa por el consenso dentro del Frente Renovador. Parece que allí las cuerdas se están tensando cada vez más. Según cuentan, una parte muy importante del massismo quiere arreglar con Scioli, y la otra lo ve casi como un cuento de ciencia ficción. Sin embargo, los armadores de la estrategia quieren que se defina lo más pronto posible, a mas tardar a fines de esta semana, porque, como es de esperar, el macrismo también está haciendo lo propio al mismo tiempo pero sin dar precisiones acerca de las ofertas.