Sbaraglia, figura de casi medio centenar de largometrajes rodados aquí y en España, donde vivió ocho años, interpreta en el tercer episodio de la producción que recientemente fue elegida para competir por nueve premios Goya, rodado en una ruta de Cafayate y con eje en Diego Iturralde, a un hombre que maneja su flamante auto de alta gama y que se enfrenta al chofer de otro vehículo de poca monta, con el que terminará cruzado en un duelo a muerte en la entrada de un puente, al filo del abismo, en medio de la nada. El actor, recordado por trabajos como local en Caballos salvajes y Plata quemada, y en España en Concursante y Una pistola en cada mano, entre muchas otras, que se prepara para participar de nuevos largometrajes y una miniserie brasileña respaldada por HBO, es consciente del éxito del filme desde su paso en la competencia oficial del último Festival de Cannes, de haber recibido el aplauso del público aquí, con 3,5 millones de espectadores, y ahora esta candidatura que abre nuevas expectativas.

“En España valoran a Relatos... como una gran película argentina y se sienten identificados con muchas cosas, por lo que descubrí mucho con el relato que me tocó y con el final de la boda”, dijo en diálogo con Télam, y agregó que también con el de Bombita (el episodio con Darín) por su “costado heroico”, pero aseguró que “somos muy diferentes y creo que si se hiciera allí un filme como este se haría muy diferente, lo que no quiere decir que la gente no lo entienda”, dijo. “Nunca antes estuve en una película candidata al Oscar. Una película tiene que tener características muy concretas para ser elegida y supongo que también su producción, como ocurrió con La historia oficial, venía con el empuje del premio a Norma Aleandro en Cannes, y tiene también que ver con el lobby que se haga, un trabajo extra en el que también hay que invertir un montón de dinero y en el caso de Relatos..., el que la haya comprado Sony Classics no es poco”, aseguró.

“Que una película tenga gran calidad no garantiza ni que tenga público ni premios, o que te candidateen al Oscar. El paso por Cannes fue memorable y allí vivimos durante varios días la sensación de ser candidatos, y la respuesta del periodismo y el público allí fue de hecho un premio. No es casual que allí la película se haya vendido a todo el mundo, incluso a Estados Unidos a través de Sony Classics”, recordó y explicó. Cuenta Sbaraglia: “Hacía mucho como actor, y casi no trabajo en televisión, que no vivo la calle como si estuviera trabajando en una tira diaria, y no solamente en la Argentina, en el Uruguay, no te imaginas, no podía caminar por la calle, en Brasil, de México, me llaman amigos, en España estuve en el Festival de San Sebastián y en el estreno, y si bien allí hice quince películas, esto me puso nuevamente en vidriera”.

“En cuanto a la violencia de la historia que me tocó, si bien en Plata quemada la hubo, aquí es mucho más de golpes, de cuerpo a cuerpo, y eso genera mucha más incomodidad y yo no tenía muchas pistas de cómo se debía hacer... leí el guión y pensé por qué Damián me estaba ofreciendo este, casi sin diálogos, y creo que terminó siendo uno de los más impactantes y me sorprendió mucho cuando la vi, porque uno como actor siempre intenta hacer un buen trabajo y eso depende de muchas cosas, y en este caso me sorprendió la edición de todo eso”, dijo.

“El hablaba mucho de sinfonía y cuando quería cambiar un 'pero' por un 'no se' era como un desastre en su cabeza, pero trataba de no hacérmelo sentir. 'Vamos a probar la tuya, pero primero vamos a hacer la mía, Como yo lo tengo ya pensado, y hace tanto, yo sé que esta nota tiene que ver con esta otra y ya lo tengo muy ensayado' me retrucaba, y era muy difícil discutir una precisión quirúrgica. Por eso la película funciona como un todo”, concluyó.