El camino parece allanarse para la paz colombiana. Tras tres años de arduas conversaciones, el gobierno y la guerrilla de las FARC suman pasos para lo que se vislumbra como la inminente firma del acuerdo de paz, tras cinco años de conflicto armado. El gobierno se ha dado como fecha marzo de 2016, mientras el líder de la guerrilla, alias Timochenko, ha declarado que todo podría acelerarse aún más, dando a entender que incluso podría firmarse este mismo año.

De allí que durante los últimos días se sumen los gestos. El último: la orden de Timochenko a sus guerrilleros de suspender los cursos de formación militar para dedicarse a la formación política y cultural. Hay que destacar que hace una semana las FARC y el gobierno de Santos llegaron a un acuerdo sobre el complejo punto de la justicia, cuya conclusión incluyó la posibilidad de que la guerrilla comunista encauce su camino en lo político tras la firma de la paz.

La orden de Timochenko fue saludada por el presidente Santos. En declaraciones desde Nueva York, donde se encontraba participando en la Asamblea General de Naciones Unidas, Santos dijo sobre la decisión de las FARC que se trata de una “movida muy bienvenida. Una demostración de que vamos por el camino correcto y por eso debemos negociar, lo más rápidamente posible, el cese al fuego bilateral”.

La paz colombiana fue un tema ampliamente discutido en la cita de la ONU, vista como un ejemplo entre los líderes mundiales ante la evidencia de una veintena de conflictos armados contemporáneos imposibles de parar a través del diálogo. Precisamente en ese marco, el presidente Santos volvió a insistir en que el acuerdo de paz con las FARC deberá ser refrendado por la ciudadanía colombiana. Allí, el acuerdo sobre el punto de la justicia transicional no ha dejado conformes a todos, voces críticas se han dejado escuchar. La más evidente fue la del expresidente Álvaro Uribe, quien criticó que con la amnistía política se estaría dejando impunes ciertos crímenes cometidos por miembros de la guerrilla. Una opinión en la que también han coincidido organismos como Human Rights Watch. Esto, aunque el texto firmado es claro en señalar que no habrá impunidad para las violaciones a los derechos humanos y delitos de lesa humanidad.