El Senado de la provincia de Mendoza aprobó por unanimidad el proyecto de ley “El Banco Rojo”, que fue presentado por la senadora Andrea Blandini, integrante del Bloque Unidad Ciudadana. La iniciativa busca contribuir a la concientización y sensibilización social sobre la violencia hacia las mujeres, debido a que en Argentina hay un femicidio cada 30 horas.

Cabe recordar que este proyecto suscitó un conflicto entre la legisladora que presentó el proyecto y las Madres de Pie, organización que nuclea a madres de víctimas de violencia de género. Este grupo de mujeres denunció, hace dos meses y a través de las redes sociales, la falta de ética de la legisladora por apropiarse de una idea que –consideraron– no era suya. 

En esta oportunidad, con la aprobación del Senado, Blandini manifestó que en la provincia "existen iniciativas en marcha para la instalación de bancos rojos en distintos lugares, que han llevado adelante madres y familiares de víctimas de femicidios. Espero que el aval legislativo a esta campaña colabore para que haya muchos lugares públicos en toda la provincia donde podamos realizar este trabajo de concientización".

El Banco Rojo es un proyecto cultural y pacífico de concientización y sensibilización en cuanto a la violencia de género y, en particular, el femicidio. La acción concreta es colocar un banco rojo en lugares público con la inscripción "En memoria de todas las mujeres asesinadas por quien decía amarlas".

Las estadísticas

En cuanto a la violencia contra las mujeres, las estadísticas locales son alarmantes: según publicaciones de la Dirección de Género y Diversidad de la Provincia de Mendoza, la cantidad de casos registrados de mujeres en situaciones de violencia en la provincia se incrementó entre 2015 y 2017 en el 54 %. Es ampliamente sabido, a través de estudios sociológicos y de género, que este tipo de violencia se da, principalmente, en ámbitos privados y familiares, donde existen estructuras de dominación y ejercicio violento del poder.

Los orígenes del proyecto

El color rojo es considerado el primer símbolo utilizado para demostrar públicamente la violencia contra las mujeres, siendo pionero en este simbolismo el país de México, cuando en 2012 se utilizó para recordar a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. El color se usó para representar la sangre derramada de las víctimas.

El proyecto en sí mismo surgió en Italia como acción lanzada por Gli Stati Generali delle Donne (Los estados generales de las mujeres). En Argentina ha sido implementado en varios municipios del país.