Salud mental: persisten los coletazos de la pandemia
En ese aspecto coincidieron profesionales que participaron en el primer Congreso de Salud Mental que organizó el Gobierno. Explicaron que ese período sacó a la luz problemáticas ocultas.
Especialistas en salud mental coincidieron en que la pandemia sacó a la superficie problemas que se ocultaron durante años. Foto: Victoria Gesuani/Télam
Parece que pasaron siglos desde el 5 de mayo de 2023, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 declarada tres años antes, el 30 de enero de 2020. Sí, parece que pasaron siglos, que la humanidad superó las muertes, el aislamiento, los traumas, la debacle social y económica que significó ese período. Pero no. Profesionales de la salud mental coincidieron en que los coletazos de ese drama colectivo siguen presentes en la vida de las personas, aun cuando existe la idea de que ya pasó.
El primer Congreso de Salud Mental que organizó el Gobierno de Mendoza y que realizó en diciembre de 2024 fue el termómetro de ese coletazo, porque no hubo profesional que en su charla no hiciera alusión a ese momento y a las consecuencias devastadoras que se siguen advirtiendo en las personas en cada consulta.
A lo largo de ese encuentro, quienes expusieron también coincidieron en otro aspecto: que los problemas que persisten, y que van desde trastornos de ansiedad y conducta a depresiones, consumo problemático de sustancias, suicidios y autolesiones, no surgieron en la pandemia, sino que ese momento actuó como el factor que los sacó a la superficie, lo que por sí solo no los soluciona, sino que es necesario abordarlos.
Vilapriño explicó que la pandemia puso en la agenda pública el tema de la salud mental. Foto: Prensa Gobierno
Sacar a flote
El director de Salud Mental, Manuel Vilapriño, explicó que la pandemia no generó las problemáticas, sino que actuó como un impulsor que sacó a flote todo lo que estaba debajo del agua. Dijo que ese período puso en el escenario político y en la agenda pública un tema que se ocultó durante 20 años y cuyo crecimiento era muy claro para quienes a diario asistían a las personas.
El psiquiatra comentó que, como en todas las enfermedades, salvo las infecciosas, se combinan factores genéticos, psicológicos, sociales y ambientales y que, ante más estrés agudo o crónico, se dispara la genética, es decir que ese estresor actúa con relación a la expresión de los genes, que fue lo que hizo la pandemia. Dijo que esa es una de las razones que se combinan para que sigan en crecimiento las adicciones, las depresiones, los trastornos de ansiedad, los trastornos de la conducta alimentaria, los suicidios, pero que no aumenten, por ejemplo, los casos de esquizofrenia, que dependen menos de factores socioambientales.
Vilapriño subrayó que es necesario abordar todo eso que salió a flote, no seguir ocultándolo. Explicó que buscan reforzar los tres niveles de atención, con especial énfasis en el primario, en el que pusieron en marcha una capacitación para que cualquier profesional de un centro de salud pueda realizar un primer análisis de la situación y derivar si es necesario.
Altavilla dijo que la pandemia fue especialmente traumática para la franja adolescente. Foto: Prensa Gobierno
El foco en la adolescencia
Diana Altavilla, doctora en Psicología, también expuso en ese congreso, con el foco en la situación de la niñez y de la adolescencia, una franja que, aseguró, sufrió especialmente en pandemia al perder el encuentro con sus pares y a la que después se le pidió que siguiera adelante como si nada hubiera pasado. Así, se la cargó de exigencias a las que muchas veces no puede responder.
Altavilla, que trabaja en la prevención del suicidio en la niñez y la adolescencia, dijo que en pandemia entraron en una zona de vulnerabilidad aspectos que se valoran mucho a esa edad, como el encuentro con los pares, por lo que el encierro forzado sacó a flote problemas que estaban larvados. Dijo que la vuelta a la presencialidad mostró nuevos problemas, porque chicos y chicas no sabían cómo enfrentarse a la mirada del otro, al cuerpo del otro, al que durante meses vieron solo a través de una pantalla.
La profesional subrayó que no hay soluciones mágicas, que es esencial escuchar a la niñez y la adolescencia, acercarse de un modo amigable, sin apabullarlos con exigencias, sino buscar acuerdos que impliquen límites claros. Y, cuando es necesario, subrayó, consultar a un profesional que, a través de abordajes individuales o grupales, colabore para acompañarlos en la búsqueda de alternativas que les permitan “descomprimir” los estados de ansiedad, así como trabajar en acuerdos con sus adultos referentes para afrontar consumos excesivos de cualquier tipo, que son la base de un problema de salud mental.
*Si necesitás información u orientación sobre esta temática, podés comunicarte al 148 opción 0. Te responderán profesionales del área de la Dirección de Salud Mental y Consumos Problemáticos.
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