La carpeta de nominación del Qhapaq Ñan o Camino Principal Andino ante la UNESCO para que esta la declare “Patrimonio de la humanidad”, fue presentada en París a comienzos de febrero. Trabajan en la candidatura expertos, funcionarios de diversas áreas y diplomáticos de seis países de América Latina.
“El mensaje del Qhapaq Ñan es que puede haber un mundo posible de integración. Y que esos caminos hoy recorrerán no solamente las alturas andinas sino toda la tierra a través de la cultura, de la tolerancia y a través de la generación de oportunidades para los jóvenes”, declaró el presidente del Perú Ollanta Humala el pasado 1º de febrero en la sede de la UNESCO en París, el mismo lugar al que acudieron los embajadores de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, todos países que buscan que sus sitios de alto valor arqueológico sean incluidos en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Según la información proporcionada por la Secretaría de Turismo de Catamarca, esa provincia finalmente postuló el tramo correspondiente al Pucará del Aconquija y el mismo Pucará como sitio asociado. El principal atributo a nivel arqueológico del Pucará del Aconquija asociado al establecimiento incaico de Potrero Chaquiago es que se trata del más imponente y monumental sitio inca emplazado en los confines del imperio, pudiéndose incorporarlo al conjunto de fortalezas erigidas a lo largo de la faja fronteriza sur-oriental, tal es el caso de los sitios y tramos de camino recientemente descubiertos en el Departamento Pomán y el Centro Administrativo y Manufacturero de Potrero Chaquiago (Andalgalá).
¿Qué es el Qhapaq Ñan?A nivel popular se la conoce como "Camino del Inca" o también en su voz quichua, "Qhapaq Ñan", aunque es de rigor hacer notar que tiene un nombre que es resultado de uno de los consensos políticos más interesantes de la región, ya que todas las naciones latinoamericanas que participan del proyecto acordaron la denominación única de Sistema Vial Andino.
En él se impone la natural verticalidad de Los Andes de norte a sur por más de 35.000 kilómetros, aunque tiene sus giros, lo cual se entiende en virtud de la comunicación posible entre los pueblos instalados en la vertiente oriental de esta cordillera, que tanto es barrera o separación como eslabón de una unión intencionadamente buscada por los incas, a partir de su centro administrativo en el Cuzco.
Es una maravilla constructiva con miles de años de historia. Lo transversal y lo longitudinal, si bien se adivinan imposibles por la altura y los perfiles abruptos, fueron efectivamente trazados. Gracias a ello, el sistema vino a relacionar regiones de muy diferentes características ambientales, desde Colombia hasta la provincia de Mendoza, es decir, desde las selvas hasta los páramos andinos así como también la costa del Pacífico.
Fue sin duda el eje central del proyecto político-económico del Imperio Inca. Una vez hecho el camino, fue aprovechado por los españoles para expandir su imperio y someter a los habitantes de los pueblos que nacieron a su vera, luego aquellas huellas fueron remontadas por los ejércitos patriotas y lo fueron transitando después los arrieros y los viajeros del siglo XX y XXI.
En el presente, la mira está puesta en la incorporación de esa vialidad vertebradora más sus sitios asociados, o sea, sitios donde subsisten estructuras levantadas por los incas que están próximos a algún tramo troncal o secundario del sistema. La idea es que formen parte de la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y a ello se han abocado diversos grupos de científicos y actores estatales de todos los países que comparten estas vías que, si bien se miran, no han dejado de utilizarse en muchos lugares alejados, incluso por las poblaciones campesinas actuales.
Más allá del señalamiento de la traza vial originaria que comunicó al Cuzco con el extremo del noroeste de la provincia, hay mucho sentido por develar. La relación de las estructuras arquitectónicas asociadas al camino, por ejemplo. O la noción de espacio sagrado que surge de los hallazgos arqueológicos más relevantes en Mendoza como lo son los adoratorios de altura en Cerro Aconcagua y Penitentes, que aportan un valor sociopolítico particular, dignos de ser cotejados con los que existen en la provincia de Salta, ambos en línea con las formas adoptadas durante el proceso de dominación incaica. Proceso que sin duda fue contradictorio y dejó una estela para nada positiva entre los descendientes de los pueblos originarios que fueron sometidos.
Todo esto, cabe pensar, explotará en un futuro itinerario turístico y cultural que, si bien ya se está planeando de manera coordinada en el interior de cada país, ha de desarrollarse mucho más si este patrimonio de valor excepcional resulta ser incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Siete provincias argentinas participan del proyecto internacional Qhapaq Ñan. Cada una ha nominado un tramo significativo para el conjunto. En el caso de Mendoza, los tramos de camino seleccionados tienen que ver con todo el corredor andino, de Las Cuevas hasta Yalguaraz.
Se trata de sectores donde hay poca población. Tambillo y Yalguaraz son apenas estancias, mientras que San Alberto –por ahí pasa el camino incaico- es una pequeña localidad rural. Mayor cantidad de gente es la que se concentra en la localidad de Uspallata y menor en Polvaredas, Puente del Inca, Penitentes y Las Cuevas. Es decir, todas las localidades de alta montaña que abarcan un sector de Las Heras y una pequeña porción de Luján de Cuyo.
Lo maravilloso de Mendoza es que, como Salta, tiene santuarios en altura, sitios de gran importancia para todo el mundo andino. Eran sitios “dadores de energía”, donde se peregrinaba para solicitar dones o divinidades. También están los enterratorios y ofrendatorios, todos de una significación particular ya que hasta donde se sabe, en las montañas más altas del mundo no existieron este tipo de santuarios en altura.
Respecto de los sitios de abajo, hay que decir que son los que han permitido llegar a esa red ceremonial que parte de tramos troncales para buscar el ascenso hacia el punto más alto, como es el caso del cerro Aconcagua.
El dibujo del tramo de Mendoza es sencillo: comienza desde el norte, entre la sierra, en dirección hacia el área de Uspallata; luego gira en sentido este-oeste hasta Puente del Inca. Los sitios asociados son: La Ciénaga de Yalguaraz, la Pirámide del Aconcagua y los tambos de Tambillos, Ranchillos, Tambillitos, Penitentes y Confluencia.