Más de un siglo de historia: hitos del movimiento estudiantil en Mendoza y Argentina
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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Por Noelia Naranjo, licenciada en Ciencia Política y Administración Pública.
Foto: Nueva Mujer
Proyecto Participación de Mujeres en las Comisiones Asesoras/jurados de concursos y otras comisiones Académicas / Informe sobre Universidad y Género. IEC-Conadu
Publicado el 03 DE JUNIO DE 2019
Hemos visto que, en casi todas las sociedades, el nuevo rol de las mujeres y su incorporación en los distintos ámbitos sociales conforman un fenómeno creciente e irreversible. Sin embargo, seguimos observando en los ámbitos laborales, institucionales, científicos y académicos la presencia, por un lado, de brechas de género, y por otro, de barreras que ponen trabas para la inserción o el crecimiento de las mujeres.
El motivo que explica la desigualdad de género, que ocurre no solo en la ciencia sino en todos los ámbitos, se llama techo de cristal. Esta metáfora, en investigaciones sobre género, se refiere a la existencia de barreras invisibles que encuentran las mujeres a la hora de abrirse paso en su carrera profesional e ir progresando hacia puestos de mayor responsabilidad.
En la academia y la ciencia, vemos cristalizadas las desigualdades sociales estructurales a las cuales somos sometidas las mujeres. Aparecen las diferencias en el acceso a estudios de nivel superior y, aun en el caso de acceder, las profesionales mujeres somos dejadas de lado, o bien elegidas solo para los roles que no son centrales.
En el caso particular de la universidad, según un informe del Instituto de Formación y Capacitación (IEC-Conadu) en todo el país, la participación de la mujer dentro de la población estudiantil supera el 50 %; en el caso del claustro docente, sobre una población total de 128 314 docentes, 61 360 (el 47,8 %) son mujeres y 66 954 (el 52,2 %) son varones. Cuando observamos las categorías de profesores y auxiliares, se observa que los varones superan numéricamente a las mujeres en los cargos correspondientes a profesores, ocupando el 59,6 % de ellos. Lo inverso ocurre en relación con los auxiliares, entre los cuales las mujeres cuentan con más cargos que los hombres.
Cuando hablamos de las autoridades de la universidad, la mayoría de los cargos están ocupados por varones. Otro indicador a considerar es cómo la proporción de estudiantes mujeres disminuye a medida que aumenta el nivel educativo (licenciatura, maestría, doctorado).
En ese marco, no resulta extraño que la Ciencia Política siga siendo una disciplina masculinizada y profundamente desigual en sus oportunidades entre los géneros. Opera lo que se denomina “segregación horizontal” (concentración de mujeres en ciertos sectores ocupacionales, disciplinas o tareas) y “segregación vertical” (vinculada a la posición de hombres y mujeres en las jerarquías organizacionales).
Frente a esto, la Red de Politólogas Mendoza (una red de licenciadas en Ciencia/s Política/s de la provincia de Mendoza organizadas autónoma y colectivamente de modo horizontal y que tienen como objetivo visibilizar lo que hacemos las politólogas en los diferentes campos en los que trabajamos, ampliar los horizontes de desempeño profesional promoviendo la paridad en los ámbitos académicos y laborales y apoyar otras luchas por la efectivización de derechos para todas las mujeres) presentó al Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Políticas un proyecto para regular un cupo de profesionales mujeres en los concursos docentes que se desarrollen en la mencionada casa de estudios.
Con el mismo espíritu con el cual se legisló, por ejemplo, la Ley de Cupo Femenino, las politólogas dan un paso más y aportan una nueva herramienta que ayuda a democratizar con perspectiva de género las prácticas académicas y de producción de conocimiento. El proyecto propone que se garantice, en la composición de comisiones asesoras y jurados de concursos docentes y de personal de apoyo académico y veedores, la presencia de profesionales mujeres en lugares titulares y suplentes.
Por otro lado, atentas a la realidad que se suscita en general en los eventos académicos de ciencias sociales y de ciencia política en particular (como los de Alacip y SAAP), donde, a pesar de ser mayor la cantidad de ponencias presentadas por mujeres, se opta por hombres para integrar las mesas mejor categorizadas, los paneles de invitados, las clases magistrales o las conferencias de apertura y de cierre. En el mismo proyecto se propone que en los congresos, jornadas, simposios u otros eventos científicos y académicos se garantice la paridad entre mujeres y hombres en los comités, paneles, mesas académicas y la elección de conferencistas.
Esta iniciativa muestra el trabajo que se viene realizando desde diferentes sectores y deja evidenciado que hemos iniciado como mujeres un camino irreversible, y estamos dispuestas a romper todas las estructuras sociales, políticas y de poder que nos oprimen, incluidas las de la ciencia y la academia. Hoy somos capaces de exigir que el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el conocimiento sea con nosotras.
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