Rodrigo Isgró comenzó reflexionando sobre la que fue su casa por poco más de una semana: La Villa Olímpica: “Desde que entré fue cien veces mejor de lo que pude haber imaginado. Fue un sueño estar ahí adentro y cruzarme con atletas de Argentina y otros países. Fue una locura. La villa es respirar deporte todo el día. La pude disfrutar al 100%”.

Sobre sus primeros minutos en una cita olímpica y el debut del seleccionado de rugby, reflexionó también: “El debut fue soñado, tal cual lo trabajamos y pensamos. Analizamos más de un mes a Australia para saber todos los detalles y entrar a ese partido a ganarlo”.

Sortearon sin problemas la fase de grupos, tuvieron partidos complicados por momentos y triunfos épicos. El jugador del Mendoza RC, comentó cómo fue la preparación rumbo a Tokio del equipo: “Creo que el  equipo se formó antes de ir a los Juegos y estaba con una confianza enorme. La preparación fue de diez puntos”.

Todavía sus sensaciones por haber podido ser parte de la delegación siguen latentes. El rugbier de 22 años contó una anécdota que demuestra que cumple sus sueños quien resiste: “Hace un tiempo me imprimí unos anillos de los Juegos Olímpicos y los pegué en mi habitación y todos los días me levantaba viéndolos y solo sabía que quiera estar ahí”.  Además afirmó que “lo soñé mucho, lo laburé, hice un esfuerzo muy grande por estar en esa lista de los juegos y después por lograr ese objetivo que teníamos todos como equipo”.

Sobre la hazaña que lograron como equipo, que además rompió la sequía de medallas en Japón y levantaron la bandera argentina contra todos los pronósticos, comentó: “Creo que más o menos sé la magnitud y es una locura lo que hemos logrado. Fue algo increíble y lindo. Siento orgullo y emoción”.

Hasta el logro de Agustín Loser en el vóley (medalla de bronce), Isgró era el último mendocino en levantar la bandera mendocina en un JJOO. Justamente habló de la  medalla (sexta en la historia de un deportista de Mendoza). Ese bronce, que vale oro y que hace que al mirarla se le vengan todos los recuerdos atados al deporte: “Se me pone la piel de gallina pensar en la medalla, uno no dimensiona de lo que ha logrado, lo que significa”.

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